La Amazonía peruana está abandonada y puede terminar siendo “un desierto más grande que el Sahara” debido al accionar de la tala y la minería ilegal, advierte Samuel Dyer, fundador de empresas peruanas representativas, como Copeinca y Camposol, y presidente del grupo Pro Amazonía.
Como tal, Dyer está inmerso en la organización del V Congreso de Emprendedores Amazónicos (Tarapoto, 5 y 6 de junio), evento que expondrá una serie de propuestas para acabar con la marginación histórica que sufre la selva peruana. Una de ellas es el desarrollo del anhelado Tren Ecológico Transamazónico.
MIRA: Peces de la Amazonía ecuatoriana contienen metales pesados por encima de los límites permitidos | ESTUDIO
— ¿Qué tan grave es la situación de la Amazonía peruana?
Para comenzar, hablamos de un territorio nacional abandonado, con bosques deforestados y depredados en un 15%, a pesar de que somos un país amazónico. La Amazonía peruana representa el 12% de la población, lo cual es casi nada, y produce apenas el 4% del PBI nacional, con unos índices de pobreza, parasitismo y anemia de niveles espeluznantes.
— Sin embargo, la Amazonía alberga muchas riquezas.
La Amazonía es riquísima, pero tiene problemas de actividades ilícitas. El 90% de las actividades económicas de la selva son ilícitas o informales. El narcotráfico está creciendo 20% al año, la minería ilegal se expande, e igual ocurre con la tala ilegal y la contaminación de los ríos. Ya no hay peces. La gente tiene hambre. Es una bomba de tiempo.
— ¿No hay peces en la Amazonía?
No. La población tiene que dedicarse a la acuicultura porque la contaminación ocasionada por la minería ilegal ha envenenado los ríos y las lagunas. El tema es terrible. Pero tenemos una propuesta.
— ¿Cuál es su propuesta?
En líneas generales, nuestra propuesta de emprendedores pequeños, medianos y grandes es que los empresarios privados lícitos desplacen a los ilícitos, pero no con balas ni con interdicción, sino con actividades económicas. El Estado Peruano tiene que ocupar el territorio, e implementar un mejor nivel de educación, infraestructura y de conectividad.
— ¿Por conectividad se refiere al tren amazónico, que ustedes impulsan?
Tenemos muchas posibilidades de contar con transportes intermodales. Pero lo básico es contar con un plan estratégico al 2050, el cual hemos avanzado bastante con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Eso está ahora en el Congreso de la República. Y lo segundo es contar con conectividad. Ya nos dimos cuenta que si no construimos trenes en la Amazonia no podemos salir adelante.
— ¿Un tren en la Amazonía es realizable? Lo digo por los controles internacionales que existen para la protección de los bosques tropicales.
La ONU apoya la idea, porque los trenes no son tan depredadores del ambiente como las carreteras, y porque con ellos se puede controlar mejor los bosques. Si desarrollamos el Tren Ecológico Transamazónico lograremos abaratar los fletes de transporte y evitar la depredación de la Amazonia. Nuestra propuesta central consiste en aprovechar el puerto de Chancay para conectar la Carretera Central con el Brasil por vía férrea. La segunda ruta importante para nosotros es Iquitos-Yurimaguas, para sacar a ambas ciudades de su aislamiento histórico.
— ¿Pero las ONG no se opondrían al desarrollo de un tren en la Amazonía?
Yo opino que tendríamos todo el apoyo de las ONG y del Ministerio del Ambiente, que conoce perfectamente este tema. Hoy, los trenes son más baratos que las carreteras. Además, contaminan menos porque pueden ser eléctricos o a gas natural, ocupan menos área y, por último, se pueden concesionar.
— ¿El Estado nos gastaría mucho en ese proyecto, entonces?
El Estado no tiene por qué poner un dólar. Una red de 3.000 kilómetros conectaría toda la Amazonía, bien controlada por concesiones privadas, bien cuidada por las fuerzas armadas y policiales, y con leyes especiales que prohíban que ningún colono se instale en esos bosques. Por el contrario, vamos a empezar a recuperarlos.
— ¿El tren amazónico protegerá los ecosistemas?
Mira, los hogares peruanos son los únicos de Latinoamérica que no tienen jugo de naranja en sus mesas porque el Perú no tiene producción suficiente en la costa. Si se construye el tren amazónico, los peruanos van a poder tomar jugo de naranjas cosechadas un día antes, porque estas podrán ser transportado en tanques líquidos refrigerados. Y así ocurrirá también con las maderas.
— ¿Cultivadas de forma controlada?
En Chile la madera cultivada genera, con solo 2.800 Has, US$15 mil millones para su PBI. La madera cultivada del Perú no sólo produciría un bien ecológico y trazable que podría exportarse, sino que podría llegar a ser el segundo (generador de divisas) después de la minería. El mundo está talando los bosques y la madera va a escasear.
— Es una gran oportunidad para el Perú.
Esta es una oportunidad enorme porque nosotros tenemos maderas mucho más finas que las de Chile, que solo siembran pinos y eucaliptos. El Perú tiene 300 variedades de maderas finas que hay que introducir al mercado cultivado. Entonces, hay muchas ventajas.
— ¿Qué hace falta para plasmar estas ventajas?
Con el Tren Ecológico Transamazónico, más el interés del Estado en poner en vigencia la Ley 27037 (Ley de Promoción e Inversión de la Amazonia) esta región puede seguir adelante. Eso implica fuertes inversiones en presencia territorial del Estado, a nivel de todo: educación, salud y policía, para lo cual estamos proponiendo una policía amazónica de amazónicos.
POLICÍA AMAZÓNICA
— ¿Por qué es importante una policía amazónica?
Porque ellos conocen la Amazonía y tienen que estar equipados. La policía no tiene ahora ni botas, ni helicópteros ni avionetas. No tiene deslizadores, no tiene drones, no tiene nada. Entonces, la Amazonía está abandonada y puede terminar siendo un desierto.
— ¿Al ritmo de deforestación existente?
Puede ser un desierto más grande que el Sahara. Está depredada en un 15% y los científicos dicen que, si llegamos hasta el 25% de depredación, los árboles se terminarán cayendo solitos. Ya no se necesitará de taladores ni de mineros ilegales.
— ¿Cómo piensan encarar el problema de la minería ilegal, si no es con interdicción?
Nosotros creemos que hay que ayudar a todos los mineros (artesanales) para que se formalicen y trabajen respetando el medio ambiente. No nos oponemos a la explotación de los recursos naturales. Si se va a extraer petróleo, que ingresen las mejores empresas del mundo y que demuestren que tienen tecnología de punta para evitar daños al ambiente. Las actividades extractivas siempre van a tener un impacto negativo, pero hay que mitigarlo lo más posible, y para eso tiene que haber una policía amazónica, que cuide desde la seguridad ciudadana hasta los temas ecológicos.
— ¿Cómo se financiaría esto?
El mundo rico puede financiarlo si ve una actitud seria de nosotros por proteger los bosques. Y mira lo importante: los bosques amazónicos hoy en día valen US$1,3 trillones por su equivalente en bonos de carbono. Entonces, eso se puede negociar como un fideicomiso para que ingrese toda la ayuda necesaria.
— ¿La ayuda financiera vendría de los países desarrollados?
Estamos pidiendo un Plan Marshall para la Amazonía. Podemos decir a los países ricos que vamos a proteger este pulmón del mundo, que, además, constituye una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta. Tenemos muchos motivos para pedir ayuda, pero el mundo no lo hará si los peruanos no estamos bien unidos y organizados, a nivel del Gobierno y el Congreso de la República.
"En los últimos 300 años el Perú ha perdido dos tercios de su territorio por negligencia de distintos gobiernos".
— ¿Cuánto costaría este esfuerzo?
Para el desarrollo de todo, yo creo que la inversión a 50 años sería de unos US$100 mil millones a US$200 mil millones. Primero hay que ocupar el territorio, instalando cuarteles de la policía y de las FFAA. Eso es importante porque en los últimos 300 años el Perú ha perdido dos tercios de su territorio por negligencia de distintos gobiernos que no lo ocuparon.
— ¿Y esa historia se puede repetir?
Eso nos está pasando ahora mismo. Estamos perdiendo el Putumayo y el Purús. Las bandas criminales se están metiendo en el territorio nacional y en cualquier momento llegarán a Iquitos.
— ¿La idea, entonces, es seguir el ejemplo de Brasil, que sí ha podido desarrollar su Amazonía?
Con una diferencia: que no queremos que se deforeste más. El sueño que tenemos es que para el 2050 el Tren Ecológico Transamazónico esté operando y haya cero actividades ilícitas en la Amazonía, que todas las actividades sean licitas y formales y que se otorguen líneas de crédito blandas para pequeños y medianos empresarios, junto con asesoramiento técnico y seguridades jurídicas, porque la Amazonía es tierra de nadie. Esta crisis la queremos convertir en oportunidad uniéndonos todos los amazónicos.