El mes patrio no contagió su entusiasmo al sector consumo. El índice de confianza del consumidor (Indicca) de Apoyo Consultoría para Lima Metropolitana se ubicó en 48 puntos, un punto por debajo del resultado de junio. Así, por quinto mes consecutivo, este indicador se mantuvo en terreno pesimista, debajo de los 50 puntos.
Se trata del período negativo más largo en ocho años, en un contexto de ventas locales débiles y percepciones deterioradas de precios, posibilidad de empleo, situación económica actual y expectativas futuras.
—Salarios—
Aunque actualmente la inflación se encuentre por debajo del 3%, dentro del rango meta del Banco Central de Reserva (BCR), la percepción de las familias sigue siendo pesimista con respecto a los precios de bienes y servicios.
“Este nivel de inflación en otros tiempos no ha generado tanto escozor. Sin embargo, hoy los salarios están estancados. Por ello, aunque la inflación esté controlada, hay menos capacidad de compra”, explica Raúl Jacob, analista de Estudios Económicos de Apoyo Consultoría. El ingreso promedio en términos reales (descontando la inflación) viene cayendo desde enero.
La debilidad del mercado laboral se vincula directamente con la falta de dinamismo de la demanda interna. “[Las ventas locales] cayeron en el primer trimestre. En el segundo se estancaron”, detalla Jacob.
Además, según Jacob, las familias se han vuelto un poco más escépticas conforme han pasado los meses y se sucedían las malas noticias: el Caso Lava Jato, El Niño costero y las tensiones políticas. “Cuando comenzó el gobierno le daban el beneficio de la duda al Ejecutivo, estaban optimistas. Ahora la gestión de Pedro Pablo Kuczynski va a necesitar algo más que anuncios. La gente va a tener que sentir el cambio en su propia economía”, explica.
En este contexto, destaca que las familias también se han mantenido cautas con respecto a tomar créditos, a diferencia de años previos. “El ritmo de crecimiento del crédito de consumo está en línea con el crecimiento del empleo formal. Esa es una buena noticia, porque cuando comience a mejorar el empleo formal, se gatillará la toma de créditos para bienes de consumo duraderos. Si las familias todavía estuvieran muy endeudadas, la mejora de empleo formal demoraría más [en tener efecto sobre el consumo]”, apunta Jacob.
—Expectativas—
El Indicca también muestra una caída en las expectativas de mejora económica, sobre todo en los hogares en niveles socioeconómicos (NSE) A/B. Tras la euforia poselectoral, las expectativas de los consumidores se desinflaron, en parte debido a que el nuevo gobierno no logró reactivar la economía a la velocidad y en la magnitud que las familias esperaban, asegura Apoyo Consultoría.
En lo que va del año, en el NSE A/B –donde Kuczynski fue inicialmente más popular– el porcentaje de hogares que cree que estará mejor en los próximos 12 meses se redujo en 18 puntos. Asimismo, se observó un retroceso de cinco puntos porcentuales en esta variable en los NSE C, D y E.
Según Jacob, la recuperación de la confianza se iniciaría hacia finales de este año y se consolidaría en el 2018. “Actualmente hay mucha gente que busca trabajo formal. El ritmo de absorción de trabajadores va a ser gradual. Las ventas no van a mejorar al 100% de un mes a otro”, detalla.
En ese sentido, enfatizó el inicio de las obras para los Juegos Panamericanos, que generarían trabajo temporal suficiente para gatillar un mayor dinamismo en la economía hasta julio del 2019, fecha de inicio del encuentro deportivo.
El gasto público será, pues, una pieza clave en lo que resta del año. “Lo que vamos a ver en el cuatro trimestre son tasas de crecimiento [del gasto público] probablemente a doble dígito. Eso es positivo porque genera un efecto reactivador, pero no quiere decir que el gasto esté en un nivel excesivo”, explica Jacob al ser consultado sobre el mensaje presidencial de 28 de julio, en el que el presidente Kuczynski aseguró que para generar un mayor crecimiento no se recurriría a un “gasto público desenfrenado”.
Asimismo, el especialista recuerda que Alfredo Thorne cuando fue ministro de Economía y Finanzas ajustó el gasto público en el cuarto trimestre del 2016, lo que generará un efecto de rebote estadístico.
“Si este escenario de entendimiento entre el Ejecutivo y el Congreso se mantiene, y continúan también los destrabes que hemos visto en las últimas semanas, creería que podría mejorar también la confianza de las empresas”, asegura Jacob.
De acuerdo con sus estimaciones, el cuarto trimestre mostraría un crecimiento anual del gasto público superior al 15% (cerraría con un alza de entre 4% y 5% para todo el 2017) y un incremento de la inversión pública en torno al 30% (8% en todo el año).
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