La pandemia ha afectado la fortaleza patrimonial de las entidades financieras y ha generado ‘desbancarización’ en este sistema. Si bien los indicadores consolidados de solvencia y calidad de activos de las entidades financieras muestran un sistema financiero sólido, en el desagregado se observa un deterioro del capital de las entidades, así como la salida de los deudores más vulnerables a la pandemia.