Un inglés cruza el Atlántico y crea la bebida nacional del Perú, dos estadounidenses –uno de ellos de origen griego– también se asientan en el país y fundan lo que será la empresa cervecera más poderosa del país: Backus. Un español inaugura la chocolatería más popular de Arequipa: La Ibérica, mientras que un argentino y un chileno fundan el diario más influyente del país: El Comercio. ¿Qué tienen en común todos estos personajes, aparte de ser extranjeros? Que pusieron la primera piedra de empresas exitosas que lograron trascender en el tiempo y pasar la barrera de los cien años.
Estas compañías no solo acumularon un sinfín de cifras en su haber, sino que además forman parte de la historia económica del Perú. Laive y Corporación Lindley forman parte de este exclusivo club del siglo, donde se encuentran también empresas como Corporación Cervesur, el Banco de Crédito y Braillard.
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¿Qué ha permitido a estas compañías cruzar el umbral del siglo? Existen muchos factores la principal es que muchas de ellas han sido respaldadas por familias sólidas que las han impulsado y logrado promoverlas hasta el sitial donde se encuentran hoy.
Luis Chang Ching, profesor de Centrum, indica que la familia genera un prestigio que forma parte del activo de la empresa. Backus logró su mayor expansión cuando estaba detrás de ella la familia Bentín, en los años 90. La Corporación Lindley – controlada por la familia del mismo nombre– en cuatro generaciones ha logrado hacer crecer la compañía a dimensiones inconmensurables, a tal punto que logró que la productora de gaseosas más grande del mundo, Coca Cola, la prefiera tener como socia antes que como competidora.
Sin embargo, el especialista en aspectos gerenciales del PAD de la Universidad de Piura, Miguel Ferré, indica que las empresas trascienden en el tiempo en la medida que se institucionalizan sobre la base de los valores y políticas que sus fundadores logran imprimirles desde sus inicios, los que deben ser transmitidos a las siguientes generaciones, que deben estar académicamente mejor preparadas para darles una mayor proyección. Pero no todo es ventaja en relación con las empresas familiares.
Chang Ching explica que los riesgos radican en que, en muchos casos, los problemas familiares se transfieren a la empresa y viceversa: los aspectos de la empresa suelen intervenir en los familiares. En ese sentido, los especialistas suelen recomendar protocolos de sucesión que definan qué características y roles deben tener los familiares respecto de la dirección de la empresa. Pero hay un elemento más: la audacia.
Por ejemplo Laive es una compañía cuya razón social, en 1910, era Sociedad Ganadera del Centro. Estaba dedicada a la producción ganadera y agrícola y contaba con haciendas en Huancayo y Huancavelica. En 1970, todas sus tierras fueron expropiadas por la reforma agraria, quedándose solo con un área en Santa Clara. Lo que hicieron los socios expropiados fue reconvertirse a la producción de quesos. Hoy son la segunda productora de lácteos en el país. Hoy a Laive no se le ocurriría volver a la actividad ganadera, porque es un negocio muy complicado para su naturaleza industrial, que es una característica de la primera etapa de estas empresas: la especialización.
Chang Ching señala que los grupos que han logrado llegar a los 100 años es porque han alcanzado una especialización en la producción que han desarrollado sin intentar aventurarse en negocios que les son desconocidos. No se le ocurre que, por el hecho de lograr el control del mercado cervecero, Backus se ponga a producir, por ejemplo, jugos y néctares.
Sin embargo, la sostenibilidad de los negocios empuja hacia una diversificación, este es el caso de Corporación Cervesur que se inició en Arequipa como Cervecería Alemana. Fue fundada por Ernesto Gunther, un alemán que luego instalaría una planta en Cusco (muchos creen equivocadamente que nació ahí). Sin embargo, fue con el ingreso de la familia Wedemeyer en 1968 en que se decidió su diversificación al sector textil, agroindustrial e inmobiliario. En el 2000, tras una buena oferta de Backus, Corporación Cervesur vendió su negocio cervecero para dedicarse de lleno a otros rubros y no le va mal.
¿Cuándo una empresa llega a su madurez? Los especialistas indican que existe una edad para medir si una empresa es madura o no. Puede transcurrir un cúmulo de años con malas prácticas corporativas, en los que se cometa abusos con los trabajadores y la comunidad, se comercialice productos deficientes, sin ser transparentes y se ande de tumbo en tumbo. Ese no parece ser el caso de las empresas que han saltado la línea del siglo en el Perú, que han llegado con buen pie para afrontar mayores retos, esperando lograr llegar a superar un nuevo siglo.
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