Escuelas: ¿Cuáles fueron las dificultades que vivieron en el 2020 y cómo se preparan para el inicio de clases?

El año pasado, Saidt nuevamente recibió el llamado de su abuela, la directora del colegio San Vicente de Paúl de Comas. Esta vez, con más experiencia y tras haber estudiado marketing en la Universidad de Lima, asumiría la dirección de tecnología del colegio.

Un cargo que hasta antes de la pandemia podría no ser muy valorado en algunas escuelas, pero que con la llegada de la cuarentena tomó un rol protagónico. En cuestión de días debía alistar estrategias para algo que, en 40 años de existencia del colegio, nunca antes se había pensado.

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A inicios de abril, el colegio decide poner en marcha la educación a distancia. Sin embargo, se da cuenta de que era imposible usar herramientas tecnológicas. Los profesores, los alumnos y los padres de familia no sabían cómo usar estas.

Mientras se pensaba cómo solucionar este inconveniente, el colegio apostó por crear grupos de Facebook para cada salón, donde se dictarían las clases de manera virtual. Las comunicaciones más urgentes serían a través de WhatsApp.

El compromiso que Saidt tiene con el colegio y su experiencia como docente de computación no bastaba para liderar la transformación digital del colegio. Es así que la directora contrató a un capacitador internacional para que los preparara para enfrentar el reto.

Sin embargo, a la par que se hacían esfuerzos para garantizar una educación de calidad, la crisis económica golpeaba al colegio. Algunos padres de familia optaron por retirar a sus hijos.

La deserción y la morosidad no los desanimó en su proyecto de digitalización. Durante el año, lograron migrar a Microsoft Teams para realizar las clases y las reuniones, crearon su propia Intranet y poco a poco empezaron a utilizar la tecnología, incluso, para sus procesos administrativos.

El avance logrado les ha permitido que las matrículas para el 2021 se puedan realizar de manera virtual o telefónica.

El San Vicente de Paúl apunta a que sus clases sean todo el año virtuales. Por eso, está aprovechando la oportunidad para ofrecer sus servicios a estudiantes de otros distritos de Lima. Con ello, espera que el número de alumnos crezca en el 2021.

Las perspectivas para este año no son las mismas para todos los colegios. En el distrito de Independencia, el Británico College perdió a casi la mitad de los 100 alumnos con los que empezó en marzo del 2020.

Para el 2021, Manuel Layten, promotor de la institución, manifiesta que aspiran a mantener la cantidad de alumnos con los que cerraron las clases del año pasado. Sin embargo, habría una disminución, ya que se debe descontar el número de alumnos que terminaron quinto de secundaria.

Layten cuenta que el año pasado fue muy complicado porque, además de la deserción, varios padres de familia perdieron sus trabajos, les recortaron el sueldo o contrajeron el coronavirus. Esto hizo que se retrasaran en sus pagos. Como consecuencia, la morosidad, que antes solía ser de 30%, alcanzó el 50%.

Layten ironiza diciendo que cree que podría ser un economista del Banco Mundial por haber sacado adelante su colegio pese a la crisis económica. Aunque reconoce no saber a ciencia cierta cómo ha logrado que su institución subsista con todas las dificultades que se les presentaron.

Entendiendo que las economías de muchas familias aún no andan bien y apuntando a que las clases sean virtuales, el colegio ofrece este año pensiones 30% más bajas que las clases presenciales del 2020. Pero ante la posibilidad de que el Ministerio de Educación autorice las clases presenciales o semipresenciales, les han informado a los papás cuáles serían los costos en ambas modalidades.

UN MUNDO MÁS SEGURO

La virtualidad en el nido Cre Ser ha permitido que los niños aprendan y jueguen en los parques y en las calles. Siempre se les advierte los cuidados que deben tener al transitar.

Evelyn Luyo, directora del nido, aprovecha cada oportunidad de la conversación para decir que la mejor apuesta para cambiar el futuro son los niños y que se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para formarlos en valores y potenciar sus habilidades.

Luyo entregó S/25.000 al propietario de un local en Comas que ella alquilaba y que tendría la opción de comprarlo poco a poco. Ella lo había ambientado con la premisa de apostar por una educación no convencional, que permita desarrollar las inteligencias múltiples de sus alumnos.

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Eso lo perdió con el inicio de la cuarentena. Solo pudo disfrutar del local con los talleres de verano. Pero Luyo no quería dejar atrás su propósito de entregar una educación distinta y de calidad. Probó con sus hijos de 3 y 5 años un programa 3D. Como vio que les gustó, adquirió un software para la escuela.

En este mundo, los niños se convierten en avatar. En esos cuerpos, ellos pueden caminar en grupo, interactuar entre ellos y, sobre todo, aprender de las figuras, de los colores, entre otras cosas.

Los esfuerzos que ha hecho, cuenta Luyo, son valorados por los padres de familia, pero la crisis económica se impuso y perdió al 80% de su alumnado.

Luyo espera que nuevos alumnos se incorporen este año. Su apuesta por entregar una educación de calidad con el software 3D parece estar captando la atención de algunos padres de familia.

El 2020 fue un año complicado en diversos aspectos para la educación. Pero también demostró que talento y capacidad para innovar hay en el Perú. Por ese camino debemos continuar.

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