'Baby boomers’ es la generación de los que nacimos entre 1945 y 1965 y que ahora tenemos entre 53 y 73 años. El nombre se nos puso porque éramos la generación que nació después de la Segunda Guerra Mundial.
Esta generación tiene características que la diferencian de las posteriores, como la X y la millennial. Sin embargo, hoy día trabajan las tres al mismo tiempo, lo que hace bastante complicada la gestión de personal en las empresas. Los ‘baby boomers’ son más leales con su empleador, prefieren la interacción personal, son más disciplinados en general y toman muy en cuenta el mediano y largo plazo.
Es la generación de Los Beatles, Rolling Stones, Led Zeppelin, Pink Floyd, Stevie Wonder, The Who, etc., quienes aún continúan siendo ídolos, a pesar de superar los 70 años. Igualmente, hay aún muchos ejecutivos de esas edades, que continúan muy activos, en posiciones de mucha importancia en las empresas. También hay otros que hemos decidido pasar voluntariamente a otra etapa de la vida que, sin dejar totalmente la actividad empresarial, lo hacemos de otra manera, en una etapa a la que llamo de transferencia de conocimientos y reducción del estrés.
En mi experiencia como ejecutivo corporativo y orgulloso ‘baby boomer’, creo que un profesional que logra éxito en la carrera corporativa, la recorre cumpliendo cuatro etapas, las cuales describo más adelante. En todas ellas se hacen muchos sacrificios, se consiguen objetivos ambiciosos, se cometen errores, pero se aprende y se consigue la experiencia y los conocimientos necesarios para pasar a la siguiente etapa y para la vida en general. En mi caso, esto se me hizo muy claro cuando estaba viviendo la tercera etapa.
A la primera etapa la llamo de FORMACIÓN y va desde la niñez hasta que se completan los estudios superiores y se ingresa al mundo laboral. Esta etapa es muy similar para todos en su esencia, independientemente del futuro que se elija seguir. Aquí lo más importante es la formación de la base moral y ética, así como la acumulación de conocimientos generales. Las dos primeras se consiguen a través del ejemplo y los valores que se aprenden en casa. Luego, el conocimiento general se consigue en la educación inicial y media, en las escuelas y colegios, donde también se refuerzan los valores y la educación cívica.
Luego viene la educación superior en la universidad, donde se refuerza y se especializa el conocimiento.
Otro tema de mucha importancia para la formación, que se vive en esta etapa, es la diversión. El niño tiene un derecho inobjetable a jugar y socializar y los jóvenes también tienen el derecho a divertirse, pero siempre dentro de los límites que le dictan los valores, ya adquiridos.
El primer trabajo formal, luego de concluir los estudios universitarios, es el punto de partida de la segunda etapa, a la que llamo del sacrificio.
En ella se tienen que hacer grandes esfuerzos, que incluyen completar estudios adicionales (especialización o refuerzo), laborar largas jornadas, viajar constantemente por temas de trabajo, etc. Todo esto con el fin de aprender más y distinguirse, para así poder avanzar eficazmente en la escalera corporativa. Esto significa que, además del sacrificio físico y mental, se pierden temas personales, como tiempo de calidad con la familia y espacios de diversión. El éxito en esta etapa es crítico, algunos lo logran en poco tiempo, otros en un tiempo más largo, pero la mayoría no lo logra y para estas personas, sus carreras corporativas se quedarán en esta etapa.
La tercera etapa es la del ejecutivo líder y empieza cuando la persona es nombrada para hacerse cargo de una unidad de negocios.
A esta etapa pasan las personas que se han distinguido del resto en la etapa anterior, debido principalmente a sus logros, pero también a su potencial y competencias. En esta etapa, muchas personas fracasan, así hayan sido exitosas en la anterior. Esto ocurre porque las nuevas competencias necesarias son muy diferentes, las que incluyen la responsabilidad total sobre la estrategia, gestión humana, ejecución, resultados financieros, cumplimiento y sostenibilidad de la unidad empresarial encomendada.
Para el que tiene éxito en esta etapa, le significará también una mejora económica, así como el reconocimiento de la comunidad empresarial.
Esta etapa de liderazgo se puede cumplir en una o en varias empresas.
Si el éxito continúa, el pase a una cuarta etapa dependerá de la política de retiro que tenga la empresa o de la decisión voluntaria que tome el ejecutivo.
La última etapa es la de transferencia de conocimientos. Esta se inicia cuando la persona, luego de haber tenido éxito en la tercera etapa, decide retirarse de la vida ejecutiva (voluntariamente o por política de la empresa) y pasar a una fase en la que se dedica a transferir conocimientos y experiencias. Esto se puede cumplir participando como director, consejero, consultor, catedrático, comentarista en medios, etc.
Aparte de transferir experiencias y conocimiento, en esta etapa se reduce tremendamente el estrés que se experimenta en la segunda y, especialmente, en la tercera etapa, como ejecutivo líder. También se tiene la gran oportunidad de recuperar en algo el tiempo de calidad perdido con la familia, pero esta vez con los nietos y también con los ‘hobbies’, para los que nunca hubo mucho tiempo.
No son muchas las personas que programan anticipadamente el pase a la cuarta etapa y la mayoría no están preparadas para ello y sufren con el cambio. Mi consejo es que este tema se debe abordar desde cuando ya se tienen algunos años en la tercera etapa. En esos momentos se debe comenzar a pensar y planear en detalle el ‘soft landing’, para que cuando llegue el momento, este se tome como un justo premio a los muchos años de formación, sacrificio, esfuerzo y estrés.