“Esta es una industria que, después de la pandemia, va a verse favorecida”, sostiene con convicción Ernesto De Olazával, cofundador y gerente general de Comunal; una de las empresas con mayor participación en el mercado de ‘coworking’ en el país.
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Hasta antes de la pandemia, Comunal consiguió ocupar el 90% de los 40.000 metros cuadrados que administra y que se encuentran distribuidos en sus 14 sedes en Lima. En febrero, un mes antes de que se inicie la cuarentena en el Perú, habían conseguido incluso un récord en ventas y ocupación.
Hoy, la reacción de las empresas ante la nueva normalidad y el teletrabajo ha sido devolver o reducir sus espacios de oficina; lo que ha llevado a mantener su ocupación en un nivel del 50%. “Sí es una caída significativa, pero al mismo tiempo vemos que existen muchos clientes interesados en optar por nuestro formato. Y la gran mayoría viene de haber tenido contratos de oficina tradicionales”, explica De Olazával.
Un ‘coworking’ ofrece a la empresa la flexibilidad de adquirir un espacio de trabajo firmando un contrato desde 12 meses hasta los 3 años; mientras que para ocupar una oficina tradicional se debe firmar contratos de 3 a 5 años en promedio.
Otra característica diferencial entre ambos es la entrega de la oficina. Para las tradicionales, se puede alquilar sin acabados o también amoblada ; pero la infraestructura tecnológica demanda un gasto adicional en el que deberá incurrir la empresa.
“A dicho gasto se le conoce como Capex. En un ‘coworking’, te dan todo eso empaquetado. Te dan tu oficina, los muebles y todo lo necesario. La empresa solo debe venir y trabajar. A veces, hasta te pueden personalizar el espacio con el logo de la oficina”, comenta Max Medina, analista de mercado de Binswanger.
El pago mensual que realiza la empresa por el espacio en el edificio ‘coworking’ incluye también los servicios que esta utiliza, tales como agua y luz; mientras que en una oficina tradicional los pagos se realizan por separado.
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El mercado en cifras
Al cierre del 2019, operaban en la capital 94 sedes de ‘coworking’ distribuídas en distritos como San Isidro, Miraflores, Surco, Magdalena entre otros.
El ‘stock’ de metros cuadrados se encuentra cerca de los 130.000, y más del 90% de ellos se ubica en San Isidro, Miraflores y Surco. Solo los edificios con oficinas consideradas de clase A alcanzan los casi 95.000 metros cuadrados.
Dentro de un ‘coworking’, el 20% de espacios eran oficinas flexibles –compartidas por trabajadores de diversas empresas de menor tamaño–, y un 80% oficinas privadas, que ocupa una sola empresa.
Los precios, hasta antes de la pandemia, se ubicaban en un promedio de US$180 al mes por persona por ocupar un escritorio, US$220 al mes por personas para empresas que deseen colocar más de 40 trabajadores y US$250 al mes por persona para entre 10 y 40 trabajadores.
El 2020
El mercado tenderá a modificarse este año ante el impacto evidente de la pandemia. Según las proyecciones que maneja Binswanger, al cierre de este año se espera que se cierren al menos 10 sedes.
“En su mayoría, podrían ser ‘coworking’ más pequeños. Tampoco tenemos una cifra exacta porque no sabemos en qué momento del año sucederá o si consiguen alianzas estratégicas. Pero lo que te puedo decir es que en este momento, los ‘coworking’ están buscando ser eficientes”, asegura Max Medina, de Binswanger. Es en esa búsqueda que el modelo de negocio ha empezado a transformarse durante la pandemia sin restar los beneficios que lo conectan con la demanda.
En la cuadra uno de la calle Miguel Dasso, en San Isidro, se ubica Kracks, un ‘coworking’ de 185 m2. “Una propuesta pequeña que, estando en una zona especial como San Isidro, busca juntar empresas y aumentar su valor”, señala Juan Alberto Flores, gerente general.
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Hoy, con la rigurosidad del distanciamiento que necesariamente impone la nueva normalidad, Kracks ha establecido un nuevo concepto: Kracks Home Office.
“Le ofrecemos a una sola empresa la posibilidad de unir a sus ejecutivos que están cerca a Miguel Dasso y que los pueda albergar ahí con todas las medidas de seguridad”, explicó.
Comunal, por su parte, también se encuentra trabajando en esta nueva tendencia de las oficinas satélite: un punto medio para los trabajadores entre la casa y las oficinas centrales.
“Este concepto es por el que nos están buscando las empresas. Hoy tenemos un anillo de acción cercano a la Lima más comercial: Magdalena, Surco, San Isidro, Barranco, Miraflores. La tendencia a mediano plazo será ampliar este anillo”, dice Ernesto De Olazával.
Con una oficina satélite, explica De Olazával, una empresa de 100 colaboradores solo necesitaría pagar por espacios de trabajo para 40 o 50 escritorios ya que puede usar el sistema rotativo por días u horarios.
Inclusive, pueden tener estos espacios de trabajo distribuidos en varios distritos para que las personas puedan estar más cerca a sus casas y así alternar entre trabajo desde casa y en una oficina preparada con todo lo necesario.
Con protocolos sanitarios ya implementados para el funcionamiento de sus oficinas, tanto Comunal como Kracks operan hoy y se encuentran tratando con aquellas empresas que consultan por las nuevas alternativas.
Finalmente, Binswanger estima que otra tendencia que se observará en el mercado en los próximos meses será que las inmobiliarias y desarrolladores que son propietarios de espacios de oficinas convencionales entrarán a competir con sus propios ‘coworking’ y haciendo uso de una parte de su ‘stock’.
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