El desabastecimiento de gas licuado de petróleo (GLP) ocurrido la semana pasada no es una novedad. En julio del 2010 se dio el mismo escenario, con largas colas de taxis apostados en los grifos, amas de casa preocupadas por el incremento de precios del balón de gas (producto de la especulación y de la escasez) y con un Gobierno sorprendido por esta situación.
Ese año la causa fue la misma: el fuerte oleaje no dejaba ingresar a los buques que venían de Pisco (desde la planta de Pluspetrol) al Callao, por lo tanto, a la espera de que el mar aquiete sus vaivenes, los consumidores tuvieron que sufrir.
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Hoy el problema fue mucho mayor, no solo el mar confabuló en contra del abastecimiento, también lo hizo el río Camisea, que puso al descubierto una tubería de líquidos en el campo de explotación del Cusco, lo que obligó, por medidas de seguridad, a suspender la extracción de líquidos.
Semanas antes, la rotura del ducto de líquidos de propiedad de Transportadora de Gas del Perú (que lleva el gas del campo de Camisea a la costa) también generó una paralización momentánea en el abastecimiento en Pisco, lugar a donde arriban los líquidos de Camisea y desde donde se abastece vía marítima y terrestre al país.
Según el gerente general de la Asociación de Empresas Envasadoras (Aseeg), Abel Camasca, el tema ha hecho evidente la frágil situación que experimenta el abastecimiento de GLP en el país, considerando que el 2010 se registró el mismo problema, señala que poco o nada se ha avanzado para solucionarlo.
La Aseeg representa a alrededor de 200 envasadores en el país, pero son cuatro empresas las que tienen el control del mercado: Repsol, Zeta Gas, Lima Gas y Llama Gas. “Al parecer aquí hay una intención de eliminar a las pequeñas, porque son las que menos pueden resistir ante un desabastecimiento”, señala el gerente general. Suspicacias aparte, en lo que tiene razón Camasca es que el abastecimiento de GLP no es confiable.
El experto en hidrocarburos, César Bedón, indica que este tema está en relación con cuán importante es el GLP en el consumo del país. Y, sí es importante, porque la promesa del gas natural y su masificación no ha sido cumplida.
Bedón explica que desde el 2004 se tenía la expectativa de que con el gas natural se tendría un combustible barato y abundante que desplazaría el consumo del GLP. Esto no ha sucedido y por el contrario las ventas de este producto (compuesto de propano y butano) se han incrementado. Así, este problema es resultado de una política de masificación a medias.
El ex viceministro de Energía, Luis Espinoza, señala que el Gobierno no solo no ha puesto todas las fichas en el cambio de la matriz energética, sino que además está incentivando el consumo de GLP a través del Fondo de Inclusión Social Energético (FISE), por el cual se le dan vales de compra de balones subsidiados a miles de amas de casa para que sigan dependiendo del GLP.
COYUNTURA EXTREMA
Pero considerando que no se ha logrado cambiar la matriz energética, el problema del abastecimiento requerirá de otras alternativas.
La ministra de Energía y Minas, Rosa María Ortiz, ha dado cuenta de la próxima construcción de una tubería de GLP que transportará este producto desde la planta de fraccionamiento de Pluspetrol en Pisco, hasta los depósitos ubicados en el Callao, de tal manera que el abastecimiento, en especial de la capital, no dependa más del capricho del mar.
La idea no es nueva. Graña y Montero y la alemana Oiltanking tenían un proyecto para construir esta infraestructura en el 2008, lamentablemente fracasó por una razón: Pluspetrol no se puso de acuerdo con ambas empresas en el precio de venta ni en los volúmenes de GLP que pasarían por la tubería.
Así, el proyecto ha dormido el sueño de los justos y hoy Pro Inversión está desarrollando un proceso para sacar adelante este proyecto, asegurándole al constructor un acuerdo con Pluspetrol.
La capacidad de transporte sería de 30 mil barriles por día y la buena pro del concurso, que ya está en marcha, debería entregarse en el tercer trimestre de este año, exigiendo una inversión de US$250 millones.
Espinoza indica que esto definitivamente le dará confiabilidad al mercado de GLP. Sin embargo, su preocupación va más por el precio, pues considerando que si se tiene una infraestructura de mayor permanencia, se debería tener un GLP más barato. Y si esto sucede, el gas natural seguiría perdiendo su atractivo.
El presidente de la Corporación Peruana de Envasadoras GLP, Antonio Jara, señala que la situación requiere de un planeamiento estratégico mayor. En la semana que pasó, este representante solicitaba a gritos que el sector sea declarado en emergencia, porque indica que no existe transparencia en el mercado. “Un día Pluspetrol dice que tiene GLP y otros que no. Nosotros queremos saber en qué situación nos encontramos”, señala.
Si bien la ministra Ortiz indicó el pasado jueves que el abastecimiento del mercado local se está normalizando, Jara sostiene que esto requiere de un proceso que demorará alrededor de ocho días. Es decir, según el representante, el problema aún se sentirá esta semana.
¿Nunca se han contemplado situaciones de contingencia respecto a las anomalías del mar? César Bedón explica que la regulación sí las ha contemplado, pues exige que los depósitos de hidrocarburos deben tener capacidad para afrontar un desabastecimiento de quince días. “Lamentablemente esto no se cumple, porque si se cumpliera, no hubiéramos tenido los problemas que hemos experimentado”, advierte.
La ministra Ortiz ha pedido a Osinergmin que verifique si se ha cumplido con esta norma y ha explicado que se requiere ampliar la exigencia a treinta días, porque nunca se sabe qué va a pasar con la naturaleza. En ese sentido, señala que habrá una doble seguridad: la construcción del ducto de GLP y por el otro lado, reservas en los almacenes del Callao de treinta días para no llegar a extremos de desabastecimiento.
Lo que no dijo Ortiz, señala Bedón, es ¿quién va a pagar esta nueva infraestructura?; tanto los nuevos tanques como el ducto de GLP. “De algún lugar va a tener que salir el dinero, y es probable que salga del bolsillo de los consumidores”, indica.
El problema aun no está resuelto y requiere de un trabajo a diferentes niveles. El más ambicioso definitivamente es el del impulso del gas natural (tanto vehicular como doméstico).
Espinoza señala que si bien aún Camisea tiene reservas de GLP no es de largo aliento, es más, la producción ya ha empezado a declinar y, según Espinoza, en el 2018 el país será deficitario en este producto y deberá importarlo (por supuesto, a un costo mayor).
Entonces si bien se requiere de infraestructura, para no volver a pasar una situación de escasez en el corto plazo, se necesita decidir qué tipo de combustible se debe alentar, más aun cuando el GLP ya está empezando a escasear.