El miércoles al alba, mientras leía las normas legales de El Peruano, llamó mi atención la Ley del Joven Empresario. Su nombre me hizo pensar que se trataba de una iniciativa que impulsa a los más jóvenes a emprender. Bastó con una revisión rápida de la norma para concluir que se concentraba más bien en brindar beneficios tributarios para a quienes contraten jóvenes entre los 18 y 29 años. Historia conocida. Desilusión.
Según la norma, las empresas que se encuentren en el régimen tributario general o en el Mype Tributario podrán deducir impuestos adicionales equivalentes al 50% del salario del joven trabajador (ejercicios fiscales 2024 y 2025). Una de las condiciones es que la remuneración de los jóvenes contratados no supere los S/1.700. Además, su contrato debe extenderse por al menos un mes. Lo que podría pasar cuando la norma entre en vigencia en enero del 2024 no es difícil de imaginar. Según el laboralista Jorge Toyama, algunas empresas podrían optar por despedir a jóvenes que ya estén trabajando para dar paso a nuevos colaboradores y hacer uso del beneficio tributario.
Así, aunque positiva, la norma aplica fórmulas utilizadas en el pasado en lugar de dar verdaderas facilidades a los jóvenes que quieran comenzar un negocio en la formalidad. ¿El problema es el titular o el contenido? No nos vendría mal continuar proponiendo mejoras, pero teniendo en cuenta los resultados de todo lo que ya se ha hecho.
Toma de Lima
Para este miércoles está convocada la “Toma de Lima”. En los últimos días hemos visto la suspensión de las actividades académicas de la Universidad San Marcos, declaraciones de distintas autoridades relacionadas a la seguridad en Lima y regiones, la exhortación de gremios empresariales a tener una jornada pacífica de protesta y la prórroga de 30 días del Estado de Emergencia del Corredor Vial Sur Apurímac-Cusco-Arequipa, y en el Corredor Vial Interoceánica Sur. La expectativa alrededor de esta protesta es alta, y es que no se necesita mucho para se salga de control si no resulta pacífica. AsÍ como los gremios se hicieron y hacen presentes, cada agente empresarial y cada ciudadano puede asumir un rol vigilante para estar atento a la dinámica que esta protesta genere. Eso también es civismo.