Un 2023 para el olvido en lo económico. El INEI confirmó la caída del PBI anual en 0,6%. Ha sido un año que no ha dado ningún respiro pues los peruanos de a pie experimentaron una seguidilla de cuatro trimestres consecutivos de cifras en rojo. Si bien, detrás estuvo el clima de quiebre institucional, protestas violentas y desastres naturales, es importante subrayar que la persistencia de esta dinámica recesiva recaló en los serios errores de gestión de expectativas.
El gobierno cometió el error de creer que sólo bastaba el entusiasmo vacuo de sus equipos, creando programas bautizados con frases motivacionales para recuperar la confianza. Otra equivocación fue creer que negar la realidad era una buena manera de traer optimismo. Basta mencionar -y solo como muestra- el largo episodio de negar la recesión que el país experimentaba; la reticencia a reconocer casi hasta finalizar el año que no se iba a cumplir la meta fiscal; y atacar la institucionalidad del Consejo Fiscal cuando este observaba serias faltas.
"Lo más triste es que con un crecimiento del 3,0% del PBI – la llamada “fase de expansión”- la tasa de pobreza de este 2024 será aún más elevada, probablemente llegando al 32%", asegura Tuesta.
También erró el gobierno al pensar que el objetivo de mantenerse gobernando hasta el 2026 debía alcanzarse a toda costa. Esta actitud es fácil de dilucidar cuando observamos la forma como el Ejecutivo ha cedido terreno de la política pública al Congreso y otros actores políticos. Esto explicaría, por ejemplo: el silencio ante el destrozo que viene experimentado el sector educación en todos sus niveles; la ausencia de una política que reduzca las rigidices que impiden a las empresas contratar formalmente (la Agenda 19 de Castillo ni la han tocado, ¿por qué?); la falta de decisión para reducir la asfixiante burocracia (hoy se anuncia a la creación de una flamante comisión que habrá que ver si resolverá algo); y, haber dejado la cancha abierta para que el Congreso haga todo tipo de destrozos legislativos y presupuestarios que han elevado los riesgo fiscales.
Hoy el gobierno señala que la economía peruana ha entrado a una fase de expansión. ¿Otra vez el optimismo sin sustento? Veamos. Es verdad que el primer trimestre del 2024 será un trimestre positivo, considerando lo malo que fue el inicio del año pasado. En general, podríamos decir que la economía peruana podría tener una tasa de crecimiento superior al 2,5% e incluso llegar al 3,0% haciendo poco. Pero esta fase de expansión será solo un rebote, y no implicará ninguna mejora del PBI potencial que es lo que realmente lleva a que este signifique una mejora económica sostenible que la gente lo sienta en el estómago.
Más bien, lo que con seguridad confirmaremos en próximos meses es que la tasa de pobreza el año pasado superó el 30,0%! Esta era la tasa que tuvimos en el período de confinamientos durante la pandemia. Y esta es la misma tasa que alcanzamos hoy pero sin ella. Y lo más triste es que con un crecimiento del 3,0% del PBI – la llamada “fase de expansión”- la tasa de pobreza de este 2024 será aún más elevada, probablemente llegando al 32%.
Por tanto, dos recomendaciones simples, en las condiciones actuales. Primero, retomar urgentemente la agenda de competitividad que permita dar señales sólidas al mercado para reactivar la inversión privada. Y en segundo lugar, manejar con empatía las cifras positivas que se empiecen a dar, porque los bolsillos de la gente demorarán en recuperarse.