Según especialista, como país no ganamos mucho al promover 5G para ciertos segmentos específicos, sin antes haber asegurado el 4G. . (Foto GEC)
Según especialista, como país no ganamos mucho al promover 5G para ciertos segmentos específicos, sin antes haber asegurado el 4G. . (Foto GEC)
Christian Lengua

Las empresas de han cobrado preponderancia a raíz de la . Los últimos meses, la necesidad de estar conectados se convirtió en indispensable y ya se vienen tomando acciones en el país para cerrar la brecha con quienes aún no tienen acceso.

Es así como la segunda ola se presenta como un nuevo reto para los operadores de telefonía e Internet. ¿Qué tan preparados los encuentra respecto a la primera ola?

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Para Carlos Huamán, CEO de DN Consultores y experto en telecomunicaciones, la primera diferencia respecto a la cuarentena del año pasado, es que todos estamos muy conscientes de la magnitud de la crisis.

“Algo que hemos aprendido en el proceso y que el año pasado no lo teníamos tan claro es que el Internet se ha convertido en un producto de primera necesidad, y eso se traduce, por ejemplo, en que la descarga de contenidos en nuestros móviles respecto al año previo se ha duplicado y la velocidad en Internet hogar lo mismo”, comentó.

En esa línea, el especialista recordó que, en la primera fase, los centros de atención al cliente en el caso de servicios de Internet no estuvieron disponibles, tanto a nivel físico como centros de contacto. Para Huamán, en esta coyuntura se deben asegurar estos servicios, porque la continuidad del servicio no solo depende de que las redes funcionen, depende que la atención posventa funcione de manera fluida, también por los canales presencial, telefónico y otros.

Pese a que ahora somos más digitales, todavía existe una preferencia de centros de atención al cliente presenciales, por lo que “sí genera un impacto que en estos días estos centros estén cerrados, cuando la alternativa podría ser algo similar a los supermercados, que están al 40% de aforo cuidando los protocolos sanitarios”, afirmó.

Un segundo punto es la situación de la capacidad de las redes. Para esos casos, el especialista propuso acuerdos dirigidos a los municipios, donde puedan no solo promover la conectividad, sino la masificación de servicios digitales en los vecindarios, y para eso hace falta la conectividad.

En esa línea, subrayó que hace falta desplegar más redes terrestres en más zonas del país. Pero aquí se presentan dos situaciones: por un lado los privados están golpeados a nivel financiero; y por otro el Estado, que sí puede tener fuentes de financiamiento, según la experiencia tarda mucho tiempo en ofrecer resultados, si es que los llega a ofrecer.

Asimismo, Huamán opinó que se deben seguir liberando fuentes de financiamiento para que la expansión de la infraestructura necesaria pueda ocurrir. Precisamente, esta semana el Gobierno emitió un decreto de urgencia por el que se promueve la conectividad satelital en ciertas zonas del Perú con énfasis en la Amazonía. Apuntó, sin embargo, que la fibra óptica que tiene mejor velocidad y mejor capacidad de descarga todavía enfrenta restricciones.

“Ante la alternativa de que no haya Internet, sí considero favorable esta medida de carácter temporal y con un debido cuidado de cómo debe gestionarse el acceso en establecimientos de salud, entidades de Gobierno, pero sobre todo en las plazas públicas”, precisó.

Una solución temporal, indicó, es la medida que dictó el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) hace dos semanas para liberar fondos del canon por espectro radioeléctrico, para que en lugar de que vayan al tesoro público, los usen los operadores –debidamente auditados– para expandir infraestructura.

¿Y el 5G?

La casa de estudios española OBS Business School realizó recientemente un informe en el que se evidencia el impacto del COVID-19 en el sector de telecomunicaciones en Latinoamérica. Al respecto, Jesús Reglero, director del Máster en Dirección Financiera de OBS, destacó que se prevé una contracción en los ingresos de los operadores de telecomunicaciones de entre el 3% al 14%.

“La gravedad de esta disminución para cada compañía dependerá, en gran medida, de las restricciones impuestas en cada país. Además, el impacto de las inversiones de estos operadores puede llegar aproximadamente al 10% y 20%, lo cual podría retrasar los proyectos presupuestados para mejorar y aumentar las infraestructuras de telecomunicaciones con 5G, la expansión de la fibra óptica en lugares con menos densidad de población o la inversión en servicios de calidad y atención al cliente”, manifestó.

Con respecto al Perú, Reglero añadió que el reto de los operadores es desarrollar una mejor la cobertura y la calidad de las instalaciones de 4G en zonas más remotas y rurales del país, por lo que se desprende que la tecnología 5G se ve lejana.

Huamán coincidió en este punto, porque como país no ganamos mucho al promover 5G para ciertos segmentos específicos, sin antes haber asegurado el 4G. Y si expandimos el 4G estamos hablando que debería haber un apagón 2G, porque no tendría sentido que sigan existiendo todas juntas. “Deberíamos trazarnos esa meta”, puntualizó.

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