Los grandes miedos en la historia
Los grandes miedos en la historia
Redacción EC

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

Varios han sido los momentos en los que la humanidad ha padecido un genuino temor.  Estos grandes miedos contrastan con aquellos más sutiles que nacen de los más manidos augurios. 


El mayor temor:
Aunque no se refiere como una causa aparente, es probable que la gran peste que devastó Europa entre 1348 y 1353 sea un factor histórico del Humanismo renacentista. El temor y desazón pudo haber transformado la mente humana desde la vieja fe medieval hasta la ciencia y los métodos de la razón. Muchos asociaron aquella gran desolación con un castigo divino.  Es el caso de los monjes flagelantes, que trataron de calmar la furia de Dios de una manera peculiar. Nunca reinó un miedo tan justificado a morir.


Un 25% de la población inglesa murió afectada por fiebres y bubones. En Hamburgo, el 50% de su población se reportó como fallecida. París perdió a alrededor del 25% de sus habitantes. Avignon perdió a la mitad de su población. Algunas aldeas desaparecieron completamente y no causaba extrañeza que algunos barcos llegaran a puerto con los cadáveres de su tripulación. El temor rigió durante ese período oscuro y brutal. Las personas evitaban todo contacto con sus semejantes, nació el miedo al contagio. El miedo derivó en odio, que en diversas comarcas se volcó contra judíos y pecadores manifiestos. 

Respuesta al terror:
Nadie se explicaba el origen del mal. El Papa, Clemente VI, llegó a bendecir el Ródano y, como sacrificios, muchos cadáveres fueron echados al río. “¡Dónde estáis amigos queridos!/ ¡dónde los rostros amados!”, recitaba Petrarca, atemorizado y extrañando aquella multitud de rostros conocidos aniquilados por la peste, que se había llevado a su entrañable Laura.

Aquella fue la peste más aterradora. Sin embargo, la historia del miedo registra diversas plagas, como la que afectó a Atenas en el 428 A.C, tan bien documentada por Tucídides o la de Siracusa poco después. La peste Julia y la de Egina, referida por Ovidio resaltan con una de las más grandes pandemias modernas, la “gripe española”, que sirvió de colofón aterrador a la primera guerra mundial, superándola en sus efectos letales y psicológicos.


El miedo a la violencia:
La guerra es uno de los fenómenos más constantes en la historia de la humanidad y la que mayor cuota de miedo ha inyectado en el nervio de los hombres. Sin embargo, con el miedo o pese a él nacía el heroísmo y el martirio. Desde los albores del siglo XVIII hasta la actualidad se calcula en 100 millones el número de muertos por aventuras guerreras (“Guerras, genocidios y pandemias”, -W. Santa-). Solo durante la segunda guerra mundial fueron alrededor de 60 millones el número de fallecidos (aproximadamente 6 millones fueron las víctimas del holocausto Nazi). Durante la Primera Guerra, se suman más de 10 millones los muertos. Las guerras napoleónicas son las que siguen con alrededor de 5 millones. Los ciudadanos, en cada una de ellas, tanto como en las revoluciones y regímenes de terror, percibieron el fin propio y colectivo como una posibilidad inminente. La guerra fría aportó su cuota de temor y el momento más crítico ocurrió durante la crisis de los mísiles en Cuba. La humanidad estuvo en el linde. El miedo reaparecía con el siniestro perfil de una hecatombe nuclear. Más recientes, los atentados terroristas del 2001 pusieron al mundo en vilo en un erizado tiempo real.


Muchos de los grandes miedos no rebasaron las fronteras de los Estados. Las dictaduras siniestras o los Estados totalitarios fueron fuente inagotable de terror y persecución: los comunismos chino, soviético estalinista y norcoreano, el nazismo, el nacionalismo turco, los jemeres rojos (Kampuchea), entre otros. El miedo como enemigo de la libertad.


El miedo a la naturaleza
La humanidad se ha empequeñecido muchas veces frente a la naturaleza. Muchas catástrofes ha reportado, pero si hay una que es un referente universal es el descomunal terremoto que agitó Europa desde su epicentro en Lisboa. Se dice que duró seis minutos y que superó los ocho grados. Se señala que funda la sismología y que influyó notablemente en los pensadores de la Ilustración. Se dice que desde allí Voltaire satirizó en su Cándido la idea del mejor de los mundos posibles de Leibniz.  Kant escribió tres textos sobre el hecho. 

La dimensión de la naturaleza y su arbitrario rigor tanto como las amenazas reales e imaginarias han marcado los más profundos temores de los hombres desde tiempos inmemoriales.

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