Posiblemente sea la prenda prehispánica más famosa y fina que existe fuera del Perú. Se trata de una túnica real, un precioso ‘uncu’, confeccionado posiblemente para el uso del Inca Atahualpa, y que se conserva, desde 1954, en la colección Dumbarton Oaks, en Washington DC, tras ser comprada por el filántropo y coleccionista estadounidense Robert Woods Bliss. Armado de una lupa y mucha paciencia, el investigador Andrew James Hamilton, profesor de historia de la Universidad de Chicago y curador del Instituto de Arte de esta ciudad, investigó en la única vestimenta real que ha llegado a nuestro tiempo, el nivel más alto de cualquier textil inca.

Analizando al detalle cada punto del tejido de la pieza, para Hamilton es probable que esta vestimenta haya sido confeccionada por dos tejedoras de un acllawasi, en vísperas de la invasión española del Imperio inca, hacia 1532. Sin embargo, quedó inacabada posiblemente tras la ejecución del emperador. Para el investigador, si Atahualpa no pudo usarla, la prenda no fue quemada, como solía hacerse ritualmente con las prendas del inca, lo que explica su perduración. “La túnica no es un texto, sino un objeto cuya materialidad los estudiosos deben aprender a leer. La prenda, increíblemente fina, tiene más tramas por centímetro que los píxeles de una pantalla del iPad de novena generación, y estas diminutas fibras esconden los secretos de su historia vital”, escribe. En su atento examen, vistos los desgarros y posteriores zurcidos y remiendos en la prenda, el investigador estadounidense demuestra que el ‘uncu’ fue utilizado en el virreinato.

—La trama histórica—

“La túnica real inca”, título de la meticulosa investigación de Hamilton, es uno de los ensayos recogidos en el libro “Arte y saber del Textil”, última entrega de su colección “Arte y tesoros del Perú” publicado por el Banco de Crédito. Para Carmen Thays, encargada de la colección textil del Museo Nacional de Arqueología Antropología e Historia del Perú, quien junto a la investigadora de la Universidad de Columbia Elena Phipp coordina esta edición, estudios como los del curador del Art Institute of Chicago son una demostración de lo mucho que los estudios epueden lograr analizando en directo el textil y cruzando sus hipótesis con la información etnohistórica.

Desgraciadamente, los peruanos casi no tenemos noticia de la existencia de esta valiosa prenda inca. Thays lamenta que nuestro conocimiento en general de la arqueología se base en los sitios arqueológicos, pero que perdamos de vista la evidencia material y los bienes muebles. En efecto, para cualquier investigador, hablar del ‘uncu’ de Atahualpa resulta un tesoro por todo lo que aporta. “Aparte de ser un objeto de lujo hecho por tejedoras selectas para el uso exclusivo del inca o de su élite,se trata de un bien cargado de fuerte connotación simbólica, asociada a su poder sobrenatural. La mayor parte de estas prendas fueron quemadas por los mismos incas, para evitar que fuera parte del botín español. Sorprende lo poco que existe, con lo mucho que se escribe de estos tejidos por los cronistas”, señala la investigadora. Así, que la túnica del inca haya sobrevivido, quiere decir que, por generaciones, hubo hombres y mujeres fieles que la protegieron.


Contenido sugerido

Contenido GEC