El sabio que nos descubrió la buena nutrición
El sabio que nos descubrió la buena nutrición
Redacción EC

RAÚL MENDOZA CÁNEPA

El 23 de mayo del 2012 el sabio Santiago Erik Antúnez de Mayolo partió a la eternidad. Algunos meses antes, al cumplir sus 99 años dio a El Comercio la última entrevista de su vida.

Fue él quien nos descubrió las bondades de la alimentación precolombina y nos reveló las extraordinarias propiedades del sacha inchi, ofreciendo al mundo los secretos del potencial de la tierra peruana para alimentar, sanar y potenciar la mente.

El sacha inchi había sido clasificado por Linneo en el año de 1750 como Plukenetia volúbilis. El Inca Garcilaso de la Vega en “Los Comentarios Reales de los Incas” alude a esta oleaginosa cuando señala: “Hay otra fruta que nace debajo de la tierra, que los indios llaman inchic y los españoles maní (…), también sacan del inchic muy lindo azeite para muchas enfermedades”.

Pero fue en la Amazonía que este aceite ve la luz de su extraordinario desarrollo futuro. Antúnez de Mayolo percibió que en la alegría locuaz, lúcida y lozana de un grupo de aguarunas subyacía la magia del llamado “Maní del inca”.  Impresionado por su observación sometió a investigación las semillas para conocer su composición.

Los primeros análisis se publicaron en el diario “La Prensa” el 26 de diciembre de 1978, pero fue en el XII Congreso peruano de Química (Octubre de 1980) que reveló sus propiedades. Su rasgo principal es su elevada concentración de Omega 3.

Los científicos han logrado precisar algunos de los grandes beneficios de esta semilla y de su aceite: entre todos, favorece una mejor circulación, actúa sobre el sistema nervioso central y el sistema inmunitario, sirve al tratamiento de dislipidemias (reduciendo los niveles de triglicéridos y colesterol en la sangre). Sin embargo, una de las observaciones más llamativas es el impacto que tendría el sacha inchi sobre el razonamiento, la concentración y la memoria. La ingesta de estos ácidos grasos aporta a una mejor neurotransmisión y, se señala, al robustecimiento de la membrana neuronal.  

Antúnez de Mayolo articuló durante años los elementos educativos para una compleja formación de la mente con pautas alimenticias destinadas al incremento de la inteligencia. Le inquietaba que el antiguo peruano manifestara ventajas intelectuales sobre el español y que ese perfil magnífico de antaño se hubiera difuminando por los malos hábitos de consumo de la modernidad. 

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