El Comercio, 6 de noviembre de 1917
Durante todo el día de ayer ha sido motivo de comentarios el hecho realizado en la madrugada de este mismo día, en que la bailarina Norka Rouskaya acompañada de su madre y de un grupo de jóvenes, fue al cementerio con el objeto de ejecutar una de sus danzas. El hecho propalado por los diarios, halló eco, como se verá en la sección respectiva, dentro de las cámaras legislativas, y fue luego el tema de los corrillos que, al atardecer, se forman en las calles centrales, dando lugar a vivas discusiones, pues mientras unos calificaban duramente el suceso, no faltaba, también, quienes procuraran cohonestarlo, aduciendo razones de inspiración artística y citando los casos ocurridos en París y Madrid con Isadora Duncan y Tórtola Valencia.
En nuestra edición anterior, alcanzamos a dar cuenta a nuestros lectores de que parte de las personas que concurrieron en la madrugada al cementerio en compañía de la Rouskaya, se hallaba detenida en la intendencia de policía, con el objeto de que se hicieran las averiguaciones del caso.
Según los informes que hemos obtenido, las personas a quienes el prefecto, coronel Arenas, encontró en compañía de Norka, cuando fue al cementerio y cuya presencia en ese lugar ha podido comprobarse, son las siguientes, aparte de la citada bailarina y su señora madre: José Carlos Mariátegui, César Falcón, J. Varas, el violinista señor Cáceres, Sebastián Lorente y Guillermo Angulo y Puente Arnao.
En la tarde de ayer se hallaban en la intendencia los cuatro primeros caballeros que citamos. El prefecto, coronel Arenas, hizo, según nos ha dicho, cuanto le era posible para conseguir que el juez de turno, doctor Cebrián, acudiera a tomar la instructiva a esas personas; pero tal cosa no pudo, sin embargo, efectuarse porque dicho juez se hallaba, según nos manifestó, ocupado en otros asuntos de su ministerio.
En vista de esto, se dispuso que fueran remitidas a la cárcel las personas a quienes se había detenido.
Efectivamente, poco después de las cinco de la tarde, en el automóvil de placa número 42, fueron conducidos a ese establecimiento penal los cuatro jóvenes cuyos nombres dejamos apuntados. Momentos después, la bailarina Norka Rouskaya y su madre eran conducidas también a la cárcel de Santo Tomás.
Los miembros de la sociedad de beneficencia pública se reunieron en la tarde de ayer y, en vista de lo ocurrido, acordaron, según se nos informa, la separación de los empleados que acompañaron a la Rouskaya en su excursión al cementerio.
En las últimas horas de la noche de ayer supimos que el juez, doctor Cebrián, se hallaba tomando las declaraciones instructivas a los detenidos, y poco después pudimos comprobar el hecho.
El doctor Cebrián estuvo, primero en la cárcel de Santo Tomás, donde recibió la declaración de Norka Rouskaya y de la madre de esta artista, trasladándose luego a Guadalupe, lugar en que prestaron su instructiva los señores Mariátegui y Falcón.
Eran las doce de la noche cuando terminó este último su declaración, y el juez se retiró manifestando que se hallaba fatigado y que terminaría su labor en la mañana de hoy.
Todos los detenidos continúan incomunicados.