El Comercio, 31 de julio de 1914
Todos los telegramas recibidos en El Comercio desde ayer, indican el giro desastroso que ha tomado el conflicto austro-serbio. El pánico es general, no solo en Europa sino en el mundo entero, por la amenaza de un conflicto entre las más poderosas naciones de aquel continente.
BLOQUES
No era posible creer que la invasión austriaca en Serbia, cuando se produjera, dejaría indiferentes a los pueblos que forman la Triple Entente (Rusia, Francia e Inglaterra). Y la excitación ha de extenderse necesariamente a Rumania, Grecia y Montenegro, que junto con Serbia, forman la cuádruple alianza de los pequeños estados balcánicos y sufren la influencia y cuentan con el apoyo de Rusia.
Además de estas naciones, pueden verse arrastradas a la guerra otras de segundo orden; tales como Turquía, que tanto tuvo que perder en la última guerra balcánica y tanto puede creer que tiene que ganar en este nuevo conflicto; España, que se halla vinculada a Francia e Inglaterra por pactos cuyas proporciones no son bien conocidas; Dinamarca, Suecia y Noruega y otros estados más, v.g. Holanda, cuyo territorio está directamente amenazado.
Provoca este movimiento Austria, que tiene a su espalda a Alemania e Italia que, con ella, forman la triple alianza de grandes potencias.
Bélgica y Suiza movilizan rápidamente sus ejércitos para una acción defensiva que es, en realidad, quimérica. Ni una ni otra pequeña nación resistirán siquiera algunas horas el ataque invasor probable de los ejércitos germánicos[...]
Desde el punto de vista naval, combates de importancia entre las escuadras enemigas podrían tener lugar en el Mar del Norte y en el Mediterráneo, tal vez antes de la declaratoria formal de guerra [...]
Según todas las probabilidades, las escuadras de la Gran Bretaña y de Alemania se movilizan y reconcentran en los apostaderos más importantes de ambas potencias.
GUERRAS MODERNAS
Quizás algún ataque sor-presivo se produzca, como el ataque de los torpederos japoneses a la escuadra rusa fondeada en la rada de Puerto Arturo, hace algunos años.
Por primera vez en las grandes guerras internacionales, las escuadras aéreas irían a batirse en la atmósfera [...].
En el nuevo conflicto que en la actualidad atraviesa la monarquía austro-húngara, aparte del peligro que representa la intervención de Rusia en favor de Serbia, corre el no menos temible hecho de posibles insurrecciones internas[...]
Las noticias que de Europa nos llegan son sumamente alarmantes; pero hay entre ellas una que da la esperanza de que pueda evitarse la guerra; y es la de que el emperador de Austria ha declarado que, en todo caso, será respetada la integridad del territorio de Serbia y no se ocupará la capital de este país.