El físico en su casa de Miraflores. Planea realizar el 25 de mayo un encuentro de científicos peruanos en París.
Jorge Paredes Laos

El portón de su casa se abre y aparece él, sonriente. Lleva un sombrero de fieltro que dice que lo protege de la radiación, y una camisa celeste casi transparente para estos días de sol. “Gracias por acordarte de mí”, susurra a manera de saludo, mientras cuenta que disfruta de las vacaciones preparando un artículo sobre la fisión del uranio que deberá entregar pronto a la revista especializada europea Results in Physics. Hoy cumple 70 años y su casa está llena de premios, reconocimientos honoris causa y diplomas de gobiernos, universidades e instituciones peruanas y extranjeras que hacen mérito a su trayectoria. Modesto Montoya es una especie de rara avis en el Perú: un físico nuclear formado en la Universidad Nacional de Ingeniería, interesado desde sus primeros años en la teoría de la relatividad de Einstein, doctorado en Francia, y un experto en temas vinculados a la fisión nuclear fría, a la radiación para combatir el cáncer —es el gestor de la maestría en Física Médica en el Perú— y en la hidrogeología isotrópica, que mide las aguas subterráneas del inestable suelo limeño.

Pero más allá de todos estos méritos, Montoya es un apasionado divulgador de la ciencia en nuestro país, un convencido de que solo el conocimiento nos llevará al desarrollo. Por eso, desde los años 90, se dedicó a organizar encuentros y a reunir a los científicos peruanos para evitar lo que él llama “la fuga de talentos”, y a promover semilleros para despertar en los niños la curiosidad por la naturaleza. Todo esto lo llevó a fundar hace más de 25 años el Centro de Preparación para la Ciencia y Tecnología (Ceprecyt).

Lo que busca en sus charlas y conferencias —se pueden ver en YouTube o en su canal web (www.cienciaperu.tv)— es que cada vez más personas redescubran el mundo como él lo hizo, a los ocho años, de la mano de su abuelo materno, en un pueblecito de Otuzco. Montoya lo recuerda como si hubiera sucedido ayer. Su abuelo le había pedido que averiguara a qué hora se ponía la luna llena sobre el mar. Entonces, él la siguió cada día, desde que era delgada como una uña hasta que la vio redonda como una bola de cristal. “Eran las seis de la tarde y fue la primera noche que no dormí en mi vida”, cuenta. Subió a una montaña, desde donde se podía ver el mar y la cordillera, y esperó. A las seis de la mañana, vio maravillado cómo la luna, transformada en una pequeña bola de fuego, se perdía en el lejano y plateado litoral. “Lo más sorprendente —asegura— fue que giré la cabeza y, al otro lado, vi como salía el sol”. Esa mañana supo que iba a ser científico.

El físico en su casa de Miraflores. Planea realizar el 25 de mayo un encuentro de científicos peruanos en París.
El físico en su casa de Miraflores. Planea realizar el 25 de mayo un encuentro de científicos peruanos en París.

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Nació en Salpo, en 1949, un pueblo liberteño ubicado a 3.650 metros de altura; sin embargo, gran parte de su niñez y juventud las pasó en Chimbote, donde su padre era trabajador de la siderúrgica. Pudo ser un técnico electricista; pero, cuando a los 17 años llegó becado a Lima para estudiar en el politécnico José Pardo, les preguntó a los ingenieros por qué sucedían los fenómenos magnéticos, ellos le respondieron: “Eso es cosa de físicos”. Fue en ese momento en que decidió ingresar a la universidad. “Así es como llegué a la UNI, a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, y como me gustaba tanto la ciencia, me comenzaron a dar becas. Fui el primer magíster de la UNI en Ciencias, becado por la Fundación Ford”, añade con orgullo.

Después partió a Francia (“quería quedarme en el Perú, pero me dijeron: ‘Si no te vas, no tendrás futuro’”) y obtuvo un doctorado de estado en Física Nuclear, y trabajó en la comisión de energía atómica de Francia, en tiempos de la Guerra Fría. Ahí pudo predecir algunos resultados experimentales en un proyecto vinculado a la fisión nuclear que luego fueron comprobados por los físicos franceses. En el siguiente congreso internacional en Alemania llegó su consagración. Durante la exposición del jefe del equipo francés, le preguntaron cómo había llegado a aquellos resultados. Hubo un silencio de varios segundos, y este dijo: “El que mejor puede explicar esto es Modesto Montoya”.

“Estaba entre el público y ni siquiera tuve tiempo para ponerme nervioso”, relata Montoya en la sala de su casa. “Me levanté y expliqué mis teorías ante una audiencia compuesta por científicos de países desarrollados. No solo era el único peruano, sino también el único latinoamericano en el congreso”.

Modesto Montoya es un físico nuclear peruano investigador del proceso de fisión nuclear fría. [Foto: Hugo Pérez / archivo ]
Modesto Montoya es un físico nuclear peruano investigador del proceso de fisión nuclear fría. [Foto: Hugo Pérez / archivo ]

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Regresó al Perú a inicios de los años 80. “Venía a contribuir con mi país, pero sufrí un shock. Aquí no había ningún interés por desarrollar la ciencia. Ingresé a trabajar al Instituto Peruano de Energía Nuclear, pero a los militares que lo dirigían no les interesaba la investigación… A los científicos les pagaban 100 dólares”, cuenta. Entonces, comprendió que tenía que arar en el desierto, y comenzó su labor de difusor “para demostrar que sin ciencia no podía haber riqueza”.

“Una de las cosas de las que me siento más orgulloso —reflexiona— es que tras conocer los desarrollos nucleares en Europa y Estados Unidos, me di cuenta de que la mayor contribución que podía hacer la física nuclear a la humanidad era la radiación para combatir el cáncer. Así creamos en el Perú la primera maestría en Física Médica en América Latina y la primera en el mundo financiada por el Instituto Internacional de Energía Atómica. Se inició en 1995, hay más de 100 egresados y sin ellos habría sido imposible tener todos los aceleradores, los equipos de imágenes con los que cuenta ahora el INEN y las principales clínicas del país… Si bien es el médico quien diagnostica y determina los tratamientos, los que detectan la enfermedad y quienes después irradian y combaten los tumores son los físicos médicos”. Por eso, busca reivindicar esta profesión que no tiene un lugar en el sistema médico peruano.

Hoy Modesto Montoya está de cumpleaños. “Es un día radioactivo”, bromea. Un 24 de febrero, por coincidencia, también nació Steve Jobs, el creador de Apple, y ese día también la Academia de Ciencias de Francia leyó el experimento con el que se descubrió la radioactividad.

Para ver:
No dejes de ver la extensa entrevista de Modesto Montoya en TV Perú.

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