Las paltas podrían formar parte de las penosas listas de seres vivos desaparecidos en el planeta.
Las paltas podrían formar parte de las penosas listas de seres vivos desaparecidos en el planeta.

Por Juan Luis Nugent

Genoma con palta
Finalmente se ha secuenciado el mapa genético de este fruto.

Aunque su consumo se popularizó fuera de América recién en el siglo XX, el mundo no puede vivir sin la palta. Al año 2017 se estimaba que el mercado global de esta fruta tenía un valor aproximado de 13.000 millones de dólares. Solo el año pasado, nuestro país exportó más de 300.000 toneladas de esta fruta, aunque la cifra palidece frente al más de millón de toneladas de México, el principal productor.

Pero un mundo sin paltas no solamente es aterradoramente posible, sino que podría estar más cerca de lo pensado. En tiempos en los que la supervivencia de millones de especies animales y vegetales se encuentra en vilo ante la emergencia climática planetaria, este fruto de climas templados y húmedos también peligra.

Es por ello que un grupo de científicos mexicanos y estadounidenses del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) y las universidades de Búfalo y Texas Tech dedicó los últimos años a secuenciar la información genética de la palta. Para ello utilizó diversas variedades de la fruta, incluyendo la popularísima Hass.

El genoma permite conocer más acerca de la historia y evolución de la planta y su fruto, pero la información más prometedora es la que podrá asegurar su supervivencia. Al tener mapeada la estructura genética se podrá entender mejor cómo aislar o potenciar ciertos genes para hacerla más resistente a plagas, enfermedades y, desde luego, sequías y temperaturas extremas.

Ahora, si bien la secuencia permite determinar más o menos qué papel cumple cada gen, será necesario investigar a profundidad la bioquímica de cada uno de ellos para entender exactamente cómo es que operan y de qué manera específica aportan determinadas características. No son pocos los que esperan ansiosos que este hallazgo permita encontrar palta madura todo el año. Sería bueno.

Viajes turbulentos
Cómo la emergencia climática estaría causando más turbulencias en vuelos comerciales.

Abróchense los cinturones, las noticias no son buenas. Científicos de la Universidad de Reading en el Reino Unido alertan que en los años siguientes las turbulencias serán más frecuentes en los vuelos que cruzan el Atlántico, reporta The Guardian. ¿La razón? Un incremento en el tamaño de la cizalladura vertical de la corriente en chorro, como consecuencia del cambio climático. ¿Qué quiere decir esto? Las corrientes en chorro se forman a varios kilómetros sobre el nivel del mar y son bastante potentes: alcanzan velocidades de hasta 400 kilómetros por hora. De hecho, los aviones ahorran combustible cuando entran en este flujo de aire, pues aprovechan el impulso. Las turbulencias ocurren cuando estas corrientes se cruzan con otras llamadas cizalladuras que, para decirlo, rudimentariamente, van ‘para arriba’. Ello genera bucles que el avión debe atravesar. Ahora, el calentamiento sobre el Atlántico está aumentando la cizalladura y la velocidad de la corriente de chorro. Entre esas dos variables, las turbulencias serán mayores.

Científicos anuncias que las turbulencias serán más frecuentes e intensas en vuelos que cruzan el Atlántico.
Científicos anuncias que las turbulencias serán más frecuentes e intensas en vuelos que cruzan el Atlántico.

Mi rana tiene bíceps
Las descomunales proporciones de la rana goliat se explicarían por sus hábitos.

Quien haya tenido la experiencia de dedicarse con disciplina al ejercicio físico sabe que la constancia trae resultados concretos. Y este descomunal anfibio es un argumento irrebatible para los flojos e incrédulos.

La clave está en un artículo publicado en el Journal of Natural History. Tras un meticuloso trabajo de campo en Camerún (uno de los pocos hábitats de estos animales en peligro de extinción), se descubrió que las ranas hacen un gran esfuerzo físico cuando anidan. Y estamos hablando acá de trabajo pesado en serio.

El trajín de asentar el terreno y remover escombros, como piedras que pueden llegar a pesar hasta la mitad que ellas, entre otras labores extremas, podría ser una pista para entender por qué estas ranas pueden llegar a medir hasta 80 centímetros con las patas estiradas.
La inspiración a veces proviene de lugares y seres inesperados.

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