Después de casi cuatro años de indiferencia de la Policía y del sistema judicial, los restos de Solsiret Rodríguez fueron hallados. Solo sus padres, amigas, colectivos feministas y la prensa estuvieron detrás de su desaparición hasta encontrarla.
Después de casi cuatro años de indiferencia de la Policía y del sistema judicial, los restos de Solsiret Rodríguez fueron hallados. Solo sus padres, amigas, colectivos feministas y la prensa estuvieron detrás de su desaparición hasta encontrarla.
Débora Zambrano

Después de casi cuatro años de indiferencia de la Policía y del sistema judicial, los restos de Solsiret Rodríguez fueron hallados. Solo sus padres, amigas, colectivos feministas y la prensa estuvieron detrás de su desaparición hasta encontrarla.

El psicoanalista Jorge Bruce en su artículo “¿De dónde vienen los monstruos?”, título sacado del libro de Maurice Sendak, resalta una condición universal: “Todos debemos enfrentarnos a nuestros demonios. Pero no todos saldremos victoriosos del enfrentamiento”. La educación machista ha interiorizado en los hombres su superioridad sobre las mujeres, en especial, la física. Si la sociedad y sus instituciones no dan un mensaje claro para que las mujeres sean respetadas, los demonios pueden salirse de control.

En el caso de Solsiret, se habla de un homicidio y no de un feminicidio, pero si juntamos los motivos por los que fue asesinada, es como si lo fuera. El feminicidio se tipifica como un asesinato por odio de un hombre hacia una mujer, por ser mujer. Pero nadie puede aprender a odiar si no tiene modelos sociales explícitos o implícitos que lo sustenten. La desvalorización femenina puede apoderarse de hombres o de mujeres: ambos estamos envenenados por el mismo sistema. Por eso, la justicia —vestida de mujer— no es justicia si no es capaz de reconocer que el sistema ha prejuiciado su visión de lo femenino. Necesitamos que el Estado implemente una educación sexual sin presiones de colectivos religiosos; que las cátedras de género no sean exclusividad de unos pocos; que estos temas se debatan en las familias, colegios, universidades, ministerios, empresas e iglesias, allí donde se inculcan formas de sometimiento a la mujer.

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