El excongresista de Acción Popular alcanzó el punto más alto de su campaña presidencial en la segunda semana de marzo. Luego del debate organizado por El Comercio e IDEA Internacional, Yohny Lescano obtuvo 16,8% de votos emitidos en el simulacro de Ipsos.
Algunos factores que hasta ese momento explicaban su crecimiento, según analistas, fueron su empatía y su facilidad para explicar propuestas. Era un excongresista puneño que guardaba una imagen de opositor al fujimorismo, y que había emprendido una campaña región por región. Su principal bastión fue el sur, aunque había crecido en general fuera de Lima.
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“Ha pasado antes que los candidatos llegan a su pico muy rápido. En esta campaña, los casos han sido Forsyth y Lescano. En el 2011, fueron Castañeda y Toledo. Y no resisten mucho, pues están tomando prestado. No es un apoyo por convicción, sino efímero hasta que el elector decide por quién votar”, explica el politólogo Omar Awapara.
A partir de allí, Lescano empezó a caer de forma constante. Fue objeto de las principales críticas de sus adversarios en los encuentros que tuvieron en las siguientes semanas. Daniel Urresti, de Podemos Perú, dijo que su plan no servía ni para gestionar un edificio; Hernando de Soto, de Avanza País, lo retó a debatir en su tierra; Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, lo llamaba populista; mientras, Verónika Mendoza, de Juntos por el Perú, responsabilizaba a su partido de la violenta represión que en noviembre del 2020 provocó la muerte de los estudiantes Inti Sotelo y Bryan Pintado.
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La estrategia de Lescano fue la de puntero: resistir a las críticas sin darles mucha importancia. “La estrategia que usó es ‘voy a estar en segunda vuelta, así que me mantengo en mi posición estable y dejo que los demás se maten entre ellos’. Pero le fue mal con esa estrategia y no supo cómo posicionarse y hacia donde abrirse en el electorado”, explica el politólogo Mauricio Zavaleta. Señala que habiendo posturas de derecha, pudo colocarse como una opción centrista.
Awapara considera, además, que el análisis previo omitió el voto que obtuvo UPP en las elecciones del año pasado. Difícilmente Lescano podría haber representado el voto antisistema, pues es una persona que pasó muchos años en el Congreso.
La semana pasada, Lescano obtuvo 12,1% de votos emitidos y 16,8 de válidos. Aún se mantuvo en la primera posición, pero había bajado 4 puntos porcentuales. Sus principales rivales en la anterior medición cayeron igual que él o se mantuvieron en porcentajes muy similares. Los retadores que aparecieron con mayor peligrosidad para retarlo fueron Hernando de Soto, de Avanza País, y Pedro Castillo, de Perú Libre. Este último representaba directamente una amenaza para las intenciones de Lescano, pues también era fuerte en regiones, principalmente en el centro y sur.
El jueves, Ipsos realizó el primer simulacro que no se pudo publicar por las medidas restrictivas. Allí Lescano (10,3%) había sido superado, primero por Fujimori, con 11%, y luego por Castillo, con 10,8%.
Ayer sábado, Ipsos realizó otro simulacro, con una muestra de 5.100 electores hábiles, que lo ubicaba en cuarto lugar, por debajo de Casillo, De Soto y Fujimori. “Tampoco ha sido una caída muy grande, son gente que ha optado por otro candidato”, explica Awapara.
En las últimas semanas su campaña fue errática. No propuso nuevas ideas, y por el contrario tuvo respuestas muy criticadas. Ante los cuestionamientos –xenófobos– por la nacionalidad chilena de su esposa, Lescano respondió diciendo que pediría que Chile devuelva el Monitor Huáscar. Ante las preguntas sobre sus planes contra el COVID-19, insistió en una respuesta sobre la prevención de la enfermedad con cañazo, apelando a la tradición popular. Las respuestas más que empatía, le trajeron críticas.
Lescano tuvo errores en su campaña: su equipo no era muy grande, no tenía el respaldo de los líderes del partido y ni un estratega. En una entrevista con este Diario, reconoció que él mismo dirigía su estrategia comunicacional, y hasta grabó sus videos con una sola persona.
Según el flash de América TV-Ipsos, Lescano tiene 11% de votos. Estos resultados aún no reflejan los números finales, pues el margen de error es de +- 3%, pero sí permiten hacer comparaciones sobre la trayectoria de Acción Popular en los últimos años. Estos resultados representan casi el doble de lo que obtuvo Alfredo Barnechea en la elección del 2016; pero casi lo mismo que lo que obtuvo este partido en las elecciones complementarias del 2020.
El politólogo Zavaleta considera que se debe dejar de lado la idea de que Acción Popular es un partido coherente. “Es un logo conocido que se benefició mucho de no haber estado en el gobierno, y que fue atrayendo a muchos políticos nuevos. Atrajo electores porque era un logo conocido, pero era un significante vacío. Podían construir una trayectoria ahí”, explica.
A eso, Zavaleta le añade que la intención de voto que tuvo Lescano no se debía a una militancia fuerte.
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