El Perú se puede explicar a través de sus productos y sus platos. En el camino, las nuevas sensaciones que produce esta despensa generan emociones, que despiertan la creatividad en vanguardistas, como Jordi Roca.
Jordi es parte del tridente que comanda El Celler de Can Roca, restaurante que se ubica en Girona, España, y que ha sido galardonado con tres estrellas Michelin, además de ser reconocido por la revista Restaurant como uno de los mejores en el mundo.
Adicional a los éxitos que los tres hermanos Roca han cosechado con el Celler y de forma independiente, Jordi fue reconocido en el 2014 como el Mejor Jefe de Postres en el mundo por World’s 50 Best Restaurant.
Jordi Roca se encuentra en Lima para recibir el VIII premio de la Cámara Española. Asimismo, participa hoy en una de las mesas de Yuntémonos, el encuentro gastronómico que se lleva a cabo en la PUCP. Ahí hablará sobre la “marca país para productos alimentarios del Perú”
El chocolate nuestro de cada día
Parte de las emociones que han despertado en él creatividad tiene que ver con productos y postres peruanos. En conversación con El Comercio, Jordi comentó que por estos días su enfoque es el cacao y, específicamente, el cacao peruano, para el que tiene grandes planes.
“Ha llegado cacao de Amazonas y quiero hacer chocolate. A partir de ahí, hacer una pequeña feria de chocolate que sea, en el futuro, una feria local, en la que se pueda consumir y comprar cacao de todo el mundo, empezando por Perú”, comenta Jordi, quien hace algunas semanas atrás compartió en su cuenta de Instagram fotos de los sacos de esos granos.
Topins con alma peruana
Pero el emprendimiento de Jordi Roca no termina ahí. En el 2012 levantó un mundo de helados artesanales llamado Rocambolesc, inspirado en la fábrica de chocolates del dulcemente célebre Willy Wonka.
En la primera semana tras su inauguración, Rocambolesc de Girona vendió dos mil helados, según cifras difundidas en “Gastronotas de Capel”, de El País. Hoy, cuatro locales de Rocambolesc en España acogen cientos de clientes, ávidos de los helados que preparan Jordi y su esposa, Alejandra Rivas.
En Rocambolesc los clientes puedes elegir sus topins o acompañamientos. Ahí tienen presencia productos peruanos como el aguaymanto, que adorna copos de diferentes sabores.
Además de esta fruta, el camu camu y la quinua están entre los favoritos de Jordi Roca. En postres, él es seguidor de los buñuelos y del suspiro a la limeña. Este último llegó a estar incluso en la carta de El Celler de Can Roca.
El postre como plato fuerte
Para el menor de los hermanos Roca cada postre es un mundo, una interpretación de lo que lo rodea. “Con los postres cuento paisajes, recuerdos, imágenes que tengo en la cabeza, colores concretos, perfumes, recuerdos, canciones. Se puede contar todo con el postre”, relata.
Aunque el dulce es el final de una cena, no por ello deja de ser un plato fuerte. “Por ahí un reto es que un plato tenga sonido, que suene, eso es tener un plato. Juego, color y música. Escuchar un plato para ver cómo suena, ese es el reto en que estoy ahora”, comenta el cocinero.
Antes de concluir, Jordi Roca destaca el atractivo de nuestra comida y resalta al Perú como “un país en ebullición” en el que las personas se divierten comiendo.
“Perú es un país muy vivo, en auge, que todo lo que hace de una manera muy asequible. Lo veo con ganas de degustar, de que la gente se vaya con una buena impresión, de contar cosas. Eso es importantísimo”, destaca Jordi, quien tiene y tendrá, sin duda, más historias dulces por contarnos.