Por dos años, el chef Ben Reade se sumergió en un peculiar proyecto: investigar el uso de insectos como una fuente de alimento global sostenible y, claro, convertirlos en un platillo delicioso. Todo fue parte de una investigación con el Nordic Food Lab (creado por René Redzepi, chef del Noma, considerado el mejor restaurante del mundo) y el escocés no dudó en aceptar el reto.
Al inicio le resultó difícil, pero se fue familiarizando, y ahora asegura que puede diferenciar un suri de su similar en Uganda a ojos cerrados. Sus viajes por el proyecto lo trajeron hasta el Perú, en abril, para recorrer Tarapoto, Iquitos y Puerto Maldonado. Las comunidades, su tradición y métodos en la cocina fueron sus mayores temas de investigación. Entender cómo los insectos forman parte de su dieta; por ejemplo, con un juane con suri. Claro, no espera que todos estén dispuestos a probarlo.
“La mayoría de las personas pueden entender que otros, alrededor del mundo, comen cosas diferentes a ellos. Aunque muchos encontrarían desafiante el probarlos todos”, apunta Reade; ahora alejado del proyecto.
A fines de junio, dejó su puesto en el Nordic Food Lab porque quería asentarse en Escocia, viajar menos e iniciar su propio proyecto. “Por eso estoy en el Perú y en un mes iré a Kazajistán [risas]. No soy bueno viajando”, admite el trotamundos después de dar una conferencia en el Encuentro Qaray en Mistura. En estos momentos, se encuentra en Jaén (Cajamarca) persiguiendo una nueva pasión: el café.
“Es algo muy interesante para mí. Es un producto básico global y, al mismo tiempo, es tan diverso de un país a otro. Creo que necesita ser investigado mejor y que podría abrir un negocio con él”, comentó el chef escocés antes de iniciar su viaje. Su idea es aprender de las tradiciones de los productores y recolectar ejemplares de los granos para llevarlos a Escocia y trabajar con ellos.
En su mochila también llevará papas, ocas y yucas peruanas que espera cultivar. “En parte es por ganancia, pero no es mi único interés. Mi vida se basa en ser estimulado intelectualmente y conocer a gente increíble. Necesito experiencias de viajes”, dijo Reade, un nerd gastronómico que se alejó de la cocina para buscar el origen de cada insumo.
“Venía de trabajar 19 horas semanales como chef sudando y gritando a todos. Hasta que me di cuenta de que hay historias detrás de cada ingrediente. Encontré que explorar esas historias era increíblemente satisfactorio y enriquece mi experiencia culinaria”.