Su rostro es reconocido por todos y, el que menos, se le acerca a pedirle una foto. Con una sonrisa, Grimanesa Vargas atiende al grupo de admiradores que se ha formado en torno a ella. Poco falta para que iguale a la cola de personas que buscan sus tentadores anticuchos. Ella se ha convertido en un emblema de Mistura y hoy es difícil imaginar la feria sin sus tentadores anticuchos.
"Mistura me ha llevado por todo el mundo", asegura Grimanesa al recordar a la multitud de visitantes y medios extranjeros que la han conocido en la feria. Ella ha formado parte de la misma desde el 2008, cuando llevaba el nombre de "Perú Mucho Gusto" y tuvo al Cuartel San Martín (Miraflores) como su primera casa.
Esos días eran de prueba y ensayo. "No estaba preparada. No sabía cómo era", recuerda. En ese momento, solo tenía su carretilla en Miraflores y llevó la misma pequeña parrilla que usaba en la calle para atender al público de la feria. No fue la mejor idea.
Felizmente, tuvo una compañera que le dio algunos consejos. Era su colega, doña Pochita. "Ella tenía más tiempo en la calle y conocía mejor el movimiento", destaca Grimanesa. Con el tiempo, ella fue aprendiendo a enfrentarse a los miles de asistentes que van a buscarla. Más parrillas y personal para poder servir las 2.500 porciones que pueden llegar a pedirle en un día ajetreado.
Con la experiencia de estos siete años, Grimanesa está dispuesta a compartir todo lo que ha aprendido con los nuevos participantes a Mistura. "Pueden venir a preguntarme si siguen el mismo rubro. Uno ya sabe cómo es el movimiento. Estamos aquí para apoyarnos", sostiene la anticuchera, siempre dispuesta a dar la mano.