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En Viernes santo, día en que la religión católica recuerda la muerte de Jesús, la tradición manda guardar ayuno evitando comer carne a modo de penitencia.
Esta abstinencia propia de la Pascua, sin embargo, no impide que la gastronomía peruana y sus riquísimos potajes sigan luciéndose. La diversidad de un recetario basado en la tradición e inspirado en la variedad de productos que ofrece cada región permite a los comensales optar por probar una amplia gama de platos típicos de Semana Santa.
En esa línea, la buena cocinera María Zúñiga se animó a compartir con sus comensales del Pueblito Surcano (en el Parque de la Amistad de Surco) los sabores de potajes poco conocidos en Lima.
Un chupe verde saborizado con siete hierbas; el chuño pasi (típico de los pueblos de la sierra) y la mazamorra de calabaza fueron algunos de los platos que preparó el último Viernes santo. De esto, precisamente, escribe aquí.