(Fotos: Paola Miglio)
(Fotos: Paola Miglio)
Paola Miglio

Primos Chicken Bar queda en lo que antiguamente era el Mediterráneo Chicken y luego pasó a ser el Grill Conquistadores. Cuenta la leyenda urbana que la receta del pollo a la brasa que venden
en este local no ha cambiado en más de 30 años y la sazón original que hizo tan famoso al primero se mantiene intacta. Siendo notable
la preferencia del limeño por el consumo de pollo a la brasa y la cantidad de locales que proliferan en la ciudad, ¿cómo distinguirse en una oferta tan abundante?

Llego a la una para almorzar en el comedor y la anfitriona comunica que hay espera de 20 minutos. Frecuentemente hay cola a esta hora y
los fines de semana. Sin embargo, no pasan ni 10 minutos y ya hay mesa disponible. La rotación es alta y el ritmo duro, lo que podría hacer fallar el servicio de sala en hora punta, pero eso no pasa. Se mueve a buen tiempo y la atención es cordial y dinámica. No esperen silencio mientras comen: el salón es amplio, iluminado y bullanguero.
La hora de la comida hay que aprovecharla, sea con amigos, familia o colegas.

La carta tiene dos caras y no se necesita más. El pollo entero es de aproximadamente 1,4 kg en crudo. Con la cocción, es lógico, se reduce
y pierde peso y talla, algunas veces más que otras, y por eso suele dar la sensación de que “llega más pequeño”. Sin embargo, en esta oportunidad el tamaño fue el adecuado. Pedí un cuarto de pechuga y
resultó tierna y jugosa, la piel dorada y crujiente y el ala tan crocante que la punta se desmoronaba ni bien tocaba los dientes. Hay diferencia entre comerlo en el restaurante y pedirlo por delivery: el tiempo de espera le juega un poco en contra en lo que se refiere a
jugosidad. Esto es bueno anotarlo porque el pollo a la brasa suele ser una de las comidas que más se solicitan desde casa. De acompañantes, ensalada y papas. La primera fresca y con una vinagreta ligera. Las segundas, una lástima, procesadas y, a pesar de estar bien trabajadas, con muy poco sabor. Por logística funciona mejor esta opción, por
peruanidad y apoyo al productor local esperamos que la cadena de proveedores se refuerce y se haga sostenible para que pollerías como Primos completen su propuesta con papas nacionales. Vale la pena hacer el esfuerzo.

La comida esta vez se completa con alitas BBQ en la salsa justa, carnosas y que se desprenden sin el mayor esfuerzo; un sánguche de pollo crispy montado en pan que contiene una pechuga entera
ligeramente empanizada, de exterior crujiente e interior jugoso; y con un lomo saltado bien ejecutado y sabroso: las tiras de tomate delgadas y casi enteras, la cebolla y el ají amarillo crocantes y la carne (lomo) suave, a pesar de que no llega en el punto solicitado, tres cuartos. Las papas se sirven aparte para evitar que se ensopen demasiado. Ahora,
el arroz podría estar mejor graneado y el huevo montado menos cocido, la yema se necesita más líquida como para desparramarse, generosa, sobre el resto de ingredientes. El cierre son sus postres:
divertidos, sin complicaciones y bastante golosos.

El pollo a la brasa es el protagonista de grandes y pequeñas celebraciones. Era, en mi niñez, motivo de salida familiar mensual. El premio a las buenas notas. Por eso el primer mordisco siempre activa algún recuerdo y sabe a cariño. Primos Chicken Bar se distingue porque ha sabidocuidar el espíritu de una receta democrática que a veces la rutina vuelve desabrida y aburrida.

AL DETALLE

Tipo de restaurante: pollería.
Dirección: Av. Conquistadores 201, San Isidro. Teléfono: 441-5522. Horario: de domingo a miércoles, de 12 m. a 10 p.m., y de jueves a sábado, de 12 m. a 11 p.m.
Estacionamiento: frente al local, pero los cupos son limitados. Bebidas: refrescos, cervezas, cocteles. Precio medio por persona (sin bebidas): S/50.
Calificación: 15 puntos de 20

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