Acompañados de María Zúñiga y Pedro Miguel Schiaffino, este grupo de jóvenes cocineros celebró el sábado último la cena Sisay Cusco, para reunir fondos para el Encuentro Nacional de Jóvenes Agricultores, que se postergó hasta el próximo mes. Slow Food Perú anunciará en breve la fecha exacta.
Acompañados de María Zúñiga y Pedro Miguel Schiaffino, este grupo de jóvenes cocineros celebró el sábado último la cena Sisay Cusco, para reunir fondos para el Encuentro Nacional de Jóvenes Agricultores, que se postergó hasta el próximo mes. Slow Food Perú anunciará en breve la fecha exacta.
Catherine Contreras

El Encuentro Nacional de Jóvenes Agricultores –conocido como Sisay– ha sido postergado. La falta de fondos y otros factores relacionados con su organización obligaron a Slow Food Perú y a sus aliados a bajar la intensidad del fogón para cocer lentamente un congreso que sabemos es fundamental si queremos enfocarnos en la sostenibilidad y los problemas asociados con la alimentación.

Pero entre el cambio de fecha (que confirmarán en breve) y la búsqueda de más apoyo para su realización, Sisay ya ha sembrado una buena semilla entre los jóvenes cocineros que en días pasados donaron su trabajo para apoyar a sus contemporáneos agricultores (con cenas benéficas en Lima y Cusco; y también desde el foro Sisay Cusco, que el sábado reunió a mil estudiantes de gastronomía en el coliseo Palacio de la Juventud de la Ciudad Imperial).

Desde ese apoyo, la importancia del trabajo en equipo ha germinado en esta generación, cuya unión podría ser más sólida que la de sus predecesores. ¿Prestar atención a lo que sucede fuera de sus cocinas provocará descuido en sus restaurantes? No tendría por qué pasar si se plantean objetivos claros y si de esas experiencias cada uno asimila aquello que enriquezca aquello que muestran en la mesa y ante el comensal. Porque la gastronomía se saborea frente al plato, pero se inspira en todo lo demás.

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