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Son apenas las 11:30 de la mañana en Nueva York y la modelo Paula Montes ha terminado con éxito uno de los tres cástings que su agencia le propuso para el día. “Felizmente, hoy tengo un espacio para almorzar en casa, otras veces estoy tan ocupada que llevo mi lonchera para comer en algún sitio cercano al lugar en donde debo presentarme”, dice mientras se dirige a la cocina del departamento en donde vive. Si bien Paula solo tiene 21 años, ha aprendido que con trabajo duro y perseverancia la oportunidad que busca para convertirse en un ángel de la firma Victoria’s Secret llegará pronto. Ese es un sueño que la acompaña desde niña y por eso dejó su hogar, en Lima, para comenzar desde cero y probar suerte en una de las capitales de la moda.

“Durante tres meses toqué puertas y de ninguna obtuve respuestas positivas. Y fue exactamente una semana antes de que venciera mi visa de turismo, cuando obtuve el sí de la agencia con la que ahora trabajo. Allí aprendí que cuando menos lo imaginas, eso que tanto esperas, sucede. Solo es cuestión de confiar”, asegura.

Pura actitud
Paula recuerda que cuando tenía 12 años, un cuadro de acné la convirtió en el blanco del bullying en el colegio. Esta situación, lejos de minimizarla, hizo que reforzara su confianza. “Me metí a estudiar etiqueta social en una escuela de Arequipa, donde nací. Allí me dieron las pautas claves para desempeñarme en la pasarela. Además, me enseñaron a maquillar, un plus para toda modelo”. dice. Para ella esta fue una oportunidad para rescatar algo bueno, sin importar que la experiencia hubiera sido difícil. “El amor propio es fundamental en la esencia de cada uno. Si te quieres, nada podrá lastimarte”, dice sobre lo que aprendió de ese momento.

Estos conocimientos le sirvieron como pilares para que, cinco años después, derrochara actitud en el concurso Elite Model Look Perú. “Le gusté al jurado, pero necesitaba tener más cancha. Al terminar el certamen me metí de lleno a entrenar en el gimnasio de Javier Talavera, en donde aprendí un régimen de tonificación que hasta ahora practico. También aprovechaba mis ratos libres para practicar modelaje”, cuenta.

Al terminar el certamen, la ejecución en escena de la primeriza Paula, cautivó la atención de la diseñadora Angie Schlegel, quien le propuso vestirse de novia y caminar por los 30 metros de pasarela que posee la semana de la moda de Lima, esa vez, en su edición Primavera-Verano 2015. “Cuando era más chiquita, siempre venía a ver los desfiles con mi tía. En mis vacaciones, asistir a LIF Week era un must. En la temporada anterior, había asistido como espectadora. Nunca creí que pasaría a ser participante en tan poco tiempo”, cuenta emocionada.

A raíz de esa aparición, se abrieron oportunidades para trabajar con diseñadores locales como Ana María Guiulfo, Noe Bernacelli y Paola Gamero. “Desde ese entonces, mi participación en el LIF Week ha sido constante. Y este año, recibí el honor más grande: convertirme en su imagen”.

Vida en la gran ciudad
“No hay peor gestión que la que no se hace. Si tú no persigues tus sueños, nadie más lo hará por ti”, responde cuando le preguntamos por qué se mudó a Nueva York. Al día, la modelo asiste en promedio a diez cástings que le ofrecen la posibilidad de ser la imagen de distintas casas de moda y belleza. Mientras transcurría nuestra conversación, le confirmaron que sus trabajos para tres firmas, pronto saldrán en circulación. La alegría se apodera de ella y toma forma en una amplia sonrisa. 

Esa misma expresión tuvo en febrero, cuando supo que participaría por primera vez en el New York Fashion Week. “Desfilé para las diseñadoras Leanne Marshall y Anniesa Hasibuan. Con Anniesa trabajamos todo un staff de modelos emigrantes. De hecho, aquí no existen estereotipos. Las oportunidades están abiertas para todo tipo de modelo, desde las más delgadas, plus size, andróginas, altas y bajas”, asegura.

También, en la última semana de la moda de setiembre en Nueva York, Paula desfiló durante el show del diseñador japonés Snow Xue Gao. “Son escasos minutos en los que desfilas, y en ese margen de tiempo debes poner todo de ti. Debes derrochar actitud”, añade.

Son casi la 1:00 de la tarde y Paula debe prepararse para cumplir otro compromiso. Antes de terminar, asegura que cuenta los días para estar en Lima y ser parte del LIF Week que se llevará a cabo del 25 al 27 de octubre. Su estancia será corta, pero también aprovechará el tiempo para disfrutar de lo más valioso que tiene: su familia. Luego, volverá para seguir trabajando como hasta ahora. A modo de despedida nos deja una frase: “Nunca permitas que opaquen tus ideales. En ellos encontrarás el motor para salir adelante”.

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