Los ramales subterráneos del río Surco llegaban a los bordes de los acantilados de la Costa Verde y luego afloraban en chorros de agua dulce. Pero no solo de allí provenían las filtraciones, mayormente llegaban debido al riego constante de los jardines y las chacras que antes abundaban en esos bordes frente al mar limeño. Ese sería el origen del nombre de Agua Dulce, la playa más popular del litoral limeño y que hoy es noticia por el desorden del tránsito y las masas de bañistas que la visitan a diario.
En 1938, el gobierno de Óscar R. Benavides inició la verdadera comunicación de las casi desconocidas playas del litoral con el gran público de Lima. Desde que se inició el uso del túnel de La Herradura, el acceso a esa playa y especialmente a Agua Dulce no fue ya tan difícil para cientos de familias de los barrios limeños.
Justamente, el historiador Héctor López Martínez, de 87 años, no solo ha revisado material de esos tiempos sino que fue testigo directo de las diferencias entre La Herradura y Agua Dulce. “Luego de 1938, la gente iba caminando a la playa, pero pronto habría algún tipo de servicio de autobuses. Agua Dulce fue siempre más grande que La Herradura y entre ellas hubo diferencias que yo vi directamente. A fines de los años 40, Agua Dulce ya era popular; iban allí bañistas de los barrios modestos de la capital como Barrios Altos, Surquillo, Breña, Chacra Colorada”, detalla López.
(Foto: GEC Archivo Histórico)
(Foto: GEC Archivo Histórico)
(Foto: GEC Archivo Histórico).
(Foto: GEC Archivo Histórico)
Agua Dulce no tenía entonces un malecón (hoy sí lo tiene, incluida una pileta); pero, ¿y el nombre de “Agua Dulce”, de dónde provenía? López intuye que proviene de la observación de las filtraciones de agua dulce que ocurrían en los muros de los acantilados. “El nombre antiguo de Chorrillos era El Chorrillo, porque había esas emanaciones de agua. Después, claro, el singular se convirtió en plural, y el Chorrillo pasó a ser Chorrillos”, afirma López. De allí también viene el nombre de los “Baños de Barranco”, muy frecuentados en los años 40 y 50.
Para el historiador y arqueólogo Gabriel Ramón Joffré, el nombre de Agua Dulce se debe efectivamente “a los chorrillos de agua dulce que desembocaban en esa zona. En la literatura sobre Lima de inicios del siglo XX, es decir fuentes primarias, se puede encontrar descripciones al respecto”, indica el especialista en historia urbana.
Ramón Joffré considera que la masificación de bañistas en Agua Dulce se debe a la localización y a la densidad poblacional de las zonas aledañas. Esto es, hay un fácil acceso a la playa. “Para desplazarse a playas de más al sur se requiere transporte privado o una combinación de formas de transporte, además hay una privatización de los espacios públicos, todo lo cual espanta a la gente. Otra razón es que se puede bajar a pie y que el mar no es peligroso en esa zona”, señala.
Más seguro en su definición de Agua Dulce estaba el considerado “Padre de la Costa Verde” (así lo llamó el presidente Belaunde), el arquitecto Ernesto Aramburú Menchaca (1920-2010), para quien la Costa Verde fue el tema de su vida. “El acantilado volverá a recuperar su verdor, así como yo lo conocí. Y ¿sabe por qué?, porque al fondo hay agua dulce. Hasta esto último lo dan como descubrimiento algunos señores. Acaso no saben que los nombres de las playas se deben precisamente a los afloramientos de agua potable en la zona. Chorrillos, viene de chorro; Agua Dulce, su mismo nombre lo explica y Las Cascadas, es porque en los alrededores había ojos de agua”, relataba el arquitecto y dos veces alcalde de Miraflores. (EC, 29/09/1991)
De esos ‘chorrillos’, como decía Aramburú, las personas bebían y era agua pura, filtrada naturalmente por las capas de piedra y arenisca. El agua provenía en su mayoría de la filtración del riego de los jardines y chacras que antes abundaban en el filo de los acantilados. Pero el avance de la ciudad cambió todo, y el asfalto, la proliferación de edificios y la paulatina desaparición de las áreas verdes quebraron este ciclo de recarga, algo ya evidente en los años 90, en los que los acantilados mostraban una gran sequedad.
Las malas noticias también acompañaron a Agua Dulce, especialmente desde mediados de la década de 1980, cuando empezó a sufrir una severa contaminación. Sin embargo, según la geógrafa Martha Bell, después de la reforma de La Chira (planta de tratamiento), los niveles oficiales de contaminación bajaron, se hicieron aceptables. “Ese cambio en el control de la contaminación de Agua Dulce naturalmente generó también una mayor presión que ha hecho que la popular playa chorrillana se haya densificado tanto”, concluye Bell.
Agua Dulce es histórica, pues tuvo vida propia desde fines de la década de 1930; por ello su popularidad quedó muy marcada en la memoria de los limeños.