"Apuesta por la ciudad", por Angus Laurie
"Apuesta por la ciudad", por Angus Laurie

Desde el 2007, por primera vez en la historia, la mayoría de habitantes a nivel mundial vive en ciudades, antes lo hacía en zonas rurales. Este porcentaje seguirá creciendo, llegando a un 75% para el 2050, según un estudio de Urban Age. En nuestro país es  el 76% de la población vive en zonas urbanas.

El sociólogo Francés Henri Lefebvre dijo que “vivimos en una sociedad que ha sido completamente urbanizada”. Hasta las zonas rurales y la agricultura han sido dominadas por la industrialización, la ciudad y sus instituciones. Cada vez más, las ciudades funcionan como “centros de comando” de grandes regiones (citando a Saskia Sassen) .

Mientras las ciudades ocupan una fracción del suelo en un país, en ellas también se establecen los servicios financieros y de producción, como los bancos, estudios de abogados y contadores, quienes de una manera manejan la economía nacional, incluyendo la de las zonas rurales.

Es más, muchas investigaciones han encontrado una desproporcionada importancia no solamente en la generación de valor económico, sino también en la producción de la cultura de las ciudades. A través del proceso de “aglomeración urbana” la ciudad se vuelve más que la suma de sus partes. Según Charles Landry, en su libro “The Creative City”, “vemos que a pesar que consideramos a la ciudad como un lugar de crimen, contaminación y degradación olvidamos que es también las creadoras de riqueza”, refiriéndose a la producción económica y de recursos sociales, creativos y culturales en una fracción de área.

En el contexto de las elecciones, es importante que el próximo presidente comprenda que las ciudades peruanas no solamente compiten entre ellas, sino contra otras ciudades de América Latina para atraer profesionales calificados, artesanos y otros profesionales creativos.

En una mina, por ejemplo, se extraen minerales en el campo, pero su sede administrativa podría estar ubicada en cualquier ciudad del mundo. Estas ciudades resultan atractivas por su calidad de vida, espacios públicos, la oferta de actividades culturales, su escena musical y su vida nocturna. Con el desarrollo de estas características, Lima y ciudades intermedias podrían prevenir la fuga de talentos. En este sentido, por ejemplo, Arequipa podría ser la sede de empresas que operan en otros países.

Invertir en estos elementos no es solamente un gasto para mejorar el bienestar de las personas, sino una inversión que puede fortalecer la identidad y carácter de nuestras ciudades, activar sus espacios públicos y dinamizar sus economías a través de hacerlas más competitivas.

Muchos candidatos desean invertir en la educación, reconociendo la importancia de formar una economía basada en el conocimiento. En paralelo, necesitamos tener ciudades que puedan competir para atraer y mantener a las personas como capital humano. En las ciudades peruanas existe una riqueza de innovación, algo que, si se desarrolla, puede generar un impacto para mejorar todo el país.

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