La semana pasada mencioné en esta columna que el planeamiento urbano en Lima ha servido para organizar la ciudad de manera segregada, formando “islas homogéneas” no solamente de usos, sino también de nivel socioeconómico.
En algunos distritos la zonificación actual establece áreas mínimas de departamentos. Así, en algunas zonas el área mínima de un departamento de tres dormitorios debe alcanzar los 200 m². Se trata de un tamaño espacioso para un departamento y, dado el alto costo por m2 en algunos distritos, este queda fuera del alcance de personas que pudieron haber sido capaces de comprar un departamento en estas zonas. Mientras los precios son establecidos por el mercado, estos requisitos tan exagerados lo manipulan, provocando exclusión y una homogenización de la población.
Otra manera en la que el planeamiento sirve para excluir son los requerimientos mínimos de estacionamientos por departamento. En ciertas zonas solicitan tres estacionamientos por cada departamento de dos dormitorios. Seguro hay personas que tienen tres autos, pero no es el promedio, ni siquiera en los distritos más acaudalados. Si una familia con un solo auto compra un departamento nuevo de dos dormitorios, deberá pagar alrededor de US$50 mil más por los dos estacionamientos que no usará. Con un requerimiento menor de estacionamientos, un edificio tendría los suficientes para cubrir la demanda promedio y no forzar a los interesados a pagar por estos espacios que aumentan el valor por m2.
En otras ciudades no existen requerimientos mínimos sino máximos, lo cual contribuye con la disminución de la congestión vehicular. Por ejemplo, algunos distritos exigen un mínimo de parqueos tres veces más alto que el máximo permitido en Londres. Esta comparación es más dramática considerando que los estándares aquí se aplican en las zonas más accesibles y céntricas de Lima, donde existen más posibilidades para caminar o montar bicicleta; mientras que en Londres estos estándares se aplican a toda la ciudad. El efecto real de los requisitos mínimos es que aumentan artificialmente los precios de los departamentos, excluyendo a otras personas de poder residir en estas zonas.
En el mejor de los casos, la intención de los requisitos mínimos de estacionamientos en Lima fue crear suficientes parqueos privados para que los autos no necesiten estacionarse en la calle. Como he dicho anteriormente, el acto de aumentar el mínimo de estacionamientos privados resulta en un aumento en la demanda para estacionar en la vía pública, pues cuando las personas salen en auto, también surge la necesidad de estacionar en la calle.
Si una ciudad, por definición, es pluralista, abierta y tolerante, nuestra zonificación actual es antiurbana. Siguiendo un punto de vista político de izquierda, estas normas serían antidemocráticas. Desde la visión de la derecha, serían medidas antiliberales. Con áreas mínimas exageradas y cantidad mínima de estacionamientos se promueve la exclusividad de ciertas zonas de la ciudad, forzando a las personas a vivir más lejos de las zonas céntricas, reduciendo la accesibilidad hacia las zonas de trabajo u oficinas, algo que nos perjudica a todos.