Una reciente encuesta realizada a 416 pacientes con cáncer en Perú reveló que tres de cada diez diagnosticados tardan tres, seis o más meses en empezar su tratamiento ¿Por qué? Por la falta de medicamentos, equipos tecnológicos, por la tramitología, porque los pacientes viven en provincia y también porque existe una alta demanda de casos.
Para luchar contra el cáncer existe la cirugía oncológica (extirpación de tumores), la oncología médica (tratamientos sistémicos, quimioterapias, inmunoterapias y medicamentos de alto costo) y la radioterapia. En este informe nos centraremos en este tercer tratamiento para mostrar cómo las falencias del sistema impiden salvar más vidas.
La radioterapia trata el cáncer a través de radiaciones ionizantes. En los últimos 20 años esta tecnología médica ha visto importantes avances y hoy es posible destruir un tumor con altas dosis de radiación sin que esta dañe los tejidos sanos que están próximos a la masa maligna. Para eso se usan los aceleradores lineales, equipos que pueden llegar a costar más de US$ 2 millones.
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El Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) tiene cinco de estos equipos. El médico radiooncólogo Alberto Lachos, presidente de la Sociedad Peruana de Radioterapia, explica que esta entidad tiene uno de los centros de radioterapia más modernos de Latinoamérica, pero el problema es que hay tantos pacientes con cáncer avanzado que el INEN no se da abasto para aplicar este tratamiento a todos los que lo necesitan.
Al mes –precisa Lachos a El Comercio– son unas 450 a 500 personas las que se atienden con radioterapia en el INEN y al año suman más de 6 mil quienes pasan por radiocirugías, braquiterapia o radioterapia corporal estereotáctica ablativa. “El problema del acceso no está en el INEN, sino que su infraestructura no alcanza para tratar a todos los pacientes que vienen. Se tiene que descentralizar el tratamiento del cáncer. Cada departamento del país debería tener un centro oncológico con sus equipos de radioterapia”, comenta.
En Europa, por cada 250 mil habitantes debe haber un acelerador lineal y en Latinoamérica se habla de 1 cada 500 mil personas. Lachos explica que si en Perú somos 33 millones de habitantes deberíamos tener, por lo menos, 70 de estos equipos de radioterapia, pero apenas tenemos 28.
¿Cómo están distribuidos? Cinco están en el INEN y hay otros cuantos en los Institutos Regionales de Enfermedades Neoplásicas del Centro (2), del Sur (2) y del Norte (1), pero este último es un equipo tercerizado a un privado. Hay algunos más en Essalud, pero no todos son altamente tecnológicos y ya necesitan ser modernizados.
Lachos detalla que la mayoría de los aceleradores lineales que hay en Perú están en la práctica privada: Oncosalud (3), la clínica Ricardo Palma (2), la clínica San Pablo en Lima (2), por ejemplo. Esto, como es lógico, abre una enorme brecha para aquellos pacientes que no tienen recursos para costear este tratamiento. Su única opción es ir a los establecimientos públicos, pero ahí no se dan abasto.
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“Muchos pacientes deberían tener acceso inmediato a la radioterapia, pero por la falta de equipos no pueden recibir a tiempo este tratamiento”, lamentó el radiooncólogo.
La radioterapia es muy efectiva para tratar varios tipos de cáncer como el de cuello uterino, mama, próstata, pulmón, recto y otros. Lachos explica que es un tratamiento muy efectivo. Por ejemplo, en el caso de mujeres con cáncer de cuello uterino en estadio II la radioterapia puede curar por encima de 80% y para estadios III por encima del 60%. Queda clarísimo que acceder a este procedimiento, a tiempo, salva vidas.
El especialista reiteró la necesidad de que el Estado descentralice la atención del cáncer en las regiones para que las personas que no viven en Lima puedan atenderse en sus lugares de origen, con la mejor tecnología. En pandemia, esta falencia agravó el estado de salud de muchos pacientes, ya que el 50% de quienes reciben radioterapia en el INEN vienen de provincias. Es el caso de una joven de Madre de Dios con estadio clínico II-B de cáncer de cuello uterino. Con el confinamiento, no pudo viajar a Lima y siete meses después el cáncer le había avanzado y redujo sus posibilidades de sobrevivir.
Lachos estima que el equipamiento de un centro de radioterapia completo puede demandar un costo de S/20 millones. Ese número multiplicado por 25 regiones suma S/500 millones. En los Panamericanos Lima 2019 se invirtieron S/4.000 millones y el 2020 se perdieron más de S/22 mil millones por corrupción.
Según Lachos, el tratamiento para el cáncer debe iniciarse de forma inmediata y no debería prolongarse más allá del mes tras el diagnóstico, porque eso jugará en contra de salvarle la vida a estos pacientes. Pero como vimos al inicio de esta nota, según la encuesta realizada por Con L de Leucemia y otras nueve asociaciones de pacientes de cáncer, no todas las personas acceden a su tratamiento a tiempo. Hay casos dramáticos (14%) que lo inician después de seis meses.
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