Empieza el 2015, pero no es un año cualquiera. Con él se inicia un nuevo período de gobiernos municipales y regionales en el Perú.
En Lima, hay un nuevo alcalde provincial, 22 nuevos alcaldes distritales y otros veinte repiten el plato. Por su parte, en la región Callao se mantienen las mismas autoridades, salvo en La Punta.
Es también un año preelectoral para el Gobierno Nacional, lo cual probablemente envenenará la búsqueda de alianzas con este. La gestión municipal que se acaba desperdició la oportunidad de asociarse con el Gobierno Central en un momento estelar del crecimiento económico del país.
En el 2014, según el prestigioso economista Carlos Urrunaga, los gobiernos regionales han dispuesto en el país de casi S/.6 mil millones para gastos de inversión y los municipios aproximadamente S/.13 mil millones. Casi un 30% menos que en el 2013. En Lima, el presupuesto de inversión municipal este año ha sido de S/.800 millones, de los cuales se ha gastado solo el 60%.
En el presupuesto del 2015, el monto para inversión subnacional es 9% menos, pese a que hay un 2,5% más de población que atender. ¿Cómo harán?
Este año la inversión pública avanzó muy poco en las grandes carencias de Lima. Una encuesta de Ipsos Perú para El Comercio, publicada el pasado 18 de mayo, daba cuenta de casi un 60% de insatisfacción del limeño con los servicios públicos. Según la consultora Mercer, en términos de calidad de vida Lima ocupa el puesto 124 entre 223 urbes estudiadas.
Hay un largo camino de necesidades por atender. Las grandes actuaciones vinieron del sector privado, en vivienda y servicios, centros comerciales, complejos empresariales, por un monto que no alcanzó los S/.5 mil millones, según la Asociación de Empresas Inmobiliarias. Pero básicamente para los estratos socio económicos A, B y C.
La gastronomía puso también lo suyo y Lima empezó a aportar su cuota de turismo gastronómico con una ola de restaurantes desde huariques a establecimientos 5 tenedores creando identidad local. Además del turismo de convenciones. Pero el patrimonio, por ejemplo, quedó a la deriva.
La nueva gestión municipal empieza con la expectativa del 74% de la población que opina que Lima estará mejor, según una encuesta de El Comercio publicada el 12 de diciembre. Valla alta que le puede pasar factura al propio Castañeda. Se priorizan los temas de seguridad, transporte, corrupción, espacios públicos y salud que en realidad constituyen un sentimiento de las urgencias de la población. Pero una ciudad no es la suma de esos cinco componentes. Menos Lima.
Extraña que el tema de valores y ciudadanía no aparezca en la encuesta, en una ciudad cada vez más hostil y agresiva. Pero toca al municipio reivindicarlo como un factor clave para la convivencia y hacer ciudad.
Habrá que esperar el mensaje que nos dará el alcalde el 1 de enero cuando inicie el mandato con las mayores expectativas de los últimos años.