Pedro Pablo Nakada, Domingo Norabuena y Huber Chacara Castro han protagonizado una serie de crímenes que aterrorizaron Lima.
Pedro Pablo Nakada, Domingo Norabuena y Huber Chacara Castro han protagonizado una serie de crímenes que aterrorizaron Lima.

Pedro Pablo Nakada fue apodado como el ‘Apóstol de la muerte’, se le acusó de 25 asesinatos y aseguraba ser un enviado de Dios para ‘limpiar’ el mundo con sus crímenes. Otro sonado caso fue el de Huber Chacara Castro, quien mató a un estudiante en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, atacó a una joven y planeaba otras tres muertes.

Y en los últimos días, también en Huaral, se supo del caso de Domingo Norabuena quien reconoció cinco asesinatos de trece crímenes que se le imputan. Por su método para matar fue conocido como el ‘Monstruo del garrote’. ¿Qué pasa por la mente de estos asesinos?

De acuerdo con el psiquiatra Freddy Vásquez, del Instituto de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, todos los seres humanos tenemos algunos impulsos tanáticos, que son frenados por la corteza frontal. “Normalmente, las zonas óbito frontal, dentromedial y dorsomedial se encargan de frenar los impulsos de muerte enviados por lo que se conoce como el cerebro reptiliano. En el caso de los asesinos seriales, estos carecen de filtros. Los impulsos pasan de largo y la persona comete los crímenes”, explica el especialista.

Por este mismo motivo, agrega, el criminal no demuestra arrepentimiento, ética humana o mecanismos de inhibición. Sin embargo, esto no significa que no sea capaz de evaluar las posibilidades de ser descubierto. “Planifica el crimen tomando medidas de seguridad”, dice el psiquiatra.

Danny Humpire Molina, doctor en Criminalística y profesor de la Academia de la Magistratura, añade que un asesino serial comete un asesinato tras otro “con normalidad”, usando la misma herramienta o ‘modus operandi’ que empleó en el primero, de modo que va perfeccionando la técnica.

“Hay dos tipos de asesinos seriales: los que son evidentemente violentos y los que aparentan no serlo”, dice Humpire, que también es experto forense. “Todos tienen una motivación. Algunos se creen vengadores anónimos que le están haciendo un favor a la sociedad”, dice.

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