(El Comercio)
Crímenes

Eduardo Romero Naupay, de 32 años, era un vendedor ambulante de hamburguesas y salchipapas. Se hacía pasar por migrante colombiano aunque era original de Huánuco. En Facebook colgaba fotos de sus ‘ladies’: una Bersa y una Pietro Beretta de 9 milímetros. Y gritaba su admiración por Gerald Oropeza.

En febrero de este año, fiscalizadores del municipio de Los Olivos habían amenazado con desporjarlo de sus cosas si seguía vendiendo comida en la Av. Antúnez de Mayolo.

El viernes 17 de febrero, sabiendo que los trabajadores municipales volverían por él, llevó sus 2 pistolas. Le disparó a uno de los municipales (que murió en el acto), inició una balacera y huyó hacia Independencia.

Una hora después, ingresó al centro financiero ubicado en el cruce de la Panamericana Norte y la avenida Carlos Izaguirre. Desató una segunda balacera. Mató a 4 personas más e hirió a otras nueve.

Un agente de la PNP que se encontraba en su día de franco desenfundó su arma reglamentaria y le disparó en la cabeza. Así terminaron los días de Romero.

En el 2016 se registraron 458 homicidios en Lima y Callao. De enero a mayo de este año –la última cifra actualizada por la PNP– fueron 147.

—Reina de espadas—
En tiempos de Tinder, Ana Carranza Chiara, una estudiante de Tecnología Médica de 21 años, quería más que sexo. En enero del 2016, vía la aplicación móvil de citas, conoció a Luis Ramírez, un músico de 19 años. Pero este, tras consumar el acto sexual, le aclaró que no quería ningún compromiso.

Carranza se sintió rechazada. El 10 de marzo pasado halló la manera de vengarse de él con la ayuda de su nueva pareja, Aníbal Chalco.

Contactó a Ramírez y le prometió otro encuentro. Cuando este llegó a su casa, ella y Chalco lo molieron a golpes. La chica subió el volumen de la música, desenvainaron una espada y le infligieron varios cortes.

Luego, ella lo ahorcó. “Empecé a asfixiarlo jalando una soguilla durante cinco minutos”, reveló la chica, que se detuvo para cambiar de música y regresó para terminar de ahorcarlo. Su enamorado la ayudó a meter el cadáver en una bolsa de rafia y se deshicieron de él en un parque de San Juan de Lurigancho. Ambos permanecen encerrados con prisión preventiva.

—La cuenta—
A Shirley Silva Padilla (22), ‘La Gata’, le gustaba tomarse fotos con armas, en poses sugerentes, y subirlas a Facebook. Así se ganaba los ‘likes’ de sus contactos.

El pasado 26 de octubre, estaba tomando con su enamorado, Francisco Alhuay Carrillo (30), y con un ex compañero del colegio, Diego Marticorena Chombo (21), en una vía de San Juan de Lurigancho. Luego de varias botellas, los ánimos se enardecieron. Alhuay y Marticorena iniciaron una discusión en plena vía pública y Silva le puso fin. Le disparó a su ex compañero y dejó que su cuerpo se desangrara en la vereda.

Tras ello, los enamorados se fueron a comer a un chifa del distrito. Silva no quería pagar. Según ella, no le habían servido suficiente pollo en el chaufa. El cocinero salió para exigir el dinero y ella sacó nuevamente el arma. Le disparó en la cabeza y se largó del sitio con Alhuay. Cuando la policía la arrestó, se rió de lo sucedido. “Ellos tienen la culpa”, dijo.

OTROS ASESINOS
Efraín Osorio Bustillos asesinó a martillazos a su esposa, sus dos hijos y su nieta en su casa de Villa María del Triunfo. Escribió una carta en la que justificó el crimen alegando una supuesta depresión y se fugó. Según fuentes del Ministerio Público, sufría de celotipia. Hasta ahora no se conoce su paradero.

Wilfredo Zamora Carrión, de 27 años, estranguló el 25 de febrero al periodista José Yactayo, a quien había conocido por una página de citas. Después, con ayuda de una sierra eléctrica, seccionó el cadáver en ocho partes que las metió en un frigobar, mientras esperaba ayuda para esparcir los restos por la ciudad.

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