Mientras los millones de peruanos buscaban la forma de sobrevivir a la pandemia por el COVID-19 en el 2021, los hechos criminales, a sangre fría, no cesaron. Los asesinatos por encargo –el 85% por ajuste de cuentas- estuvieron a la orden del día. Hasta noviembre se registraron 496 homicidios a nivel nacional y la otra problemática fueron los feminicidios que suman a la fecha 120 casos. En esta nota una recopilación de los homicidios más sonados cometidos en este 2021.
1. Caín y Abel
La ambición llevó a Andrés Avelino Cáceres Valverde (54) a asesinar a su hermano, el ebanista Gabriel (53), a quien luego lo enterró en su propia casa: en un depósito debajo de la escalera del segundo piso. El cadáver lo cubrió con concreto.
Gabriel había llegado de Estados Unidos, donde radicó muchos años, y se fue a vivir junto a su hermano, en el jirón Coricancha 494, en Independencia, una de las 10 propiedades de sus difuntos padres. Este asumió la administración del alquiler de los locales lo que no le gusto a Andrés Avelino quien fue el encargado durante mucho tiempo.
Este último alimentó un odio hacía su hermano que lo llevó a planificar el asesinato que concretó el 28 de enero. Contrató a dos venezolanos por S/3 mil para que lo ataquen a golpes con un bate de béisbol hasta dejarlo inconsciente y luego Andrés Avelino se encargó de ultimarlo de un disparo en la cabeza.
El crimen salió a la luz el 8 de febrero luego que los detectives del Departamento de Investigación Criminal de Independencia hicieron caer en contradicciones a Andrés Avelino quien terminó por confesar su delito. “Tomábamos licor y discutimos. Le disparé en la espalda y lo enterré en el depósito”.
Los agentes acudieron al inmueble. La puerta de madera estaba sellada con silicona y tapiada con triplay. El cadáver de Gabriel estaba envuelto con una sábana y una frazada. Había sido enterrado con cemento.
2. Conmoción por brutal asesinato de venezolano
El 24 de enero, el país quedó conmovido con las aterradoras imágenes que captaron las cámaras de seguridad del exmercado mayorista Sinchi Roca, a una cuadra del Centro Histórico de la ciudad de Trujillo, en la región La Libertad. En ellas, el sanguinario extorsionador, alias ‘Cara Cortada’, asesinó a balazos a un comerciante venezolano porque se negó a pagar un cupo de S/5.
El extranjero Orlando Antonio Abreu Suárez (26), abogado de profesión, se encontraba en el stand del referido centro de abastos, ubicado en la calle Sinchi Roca. Decenas de personas transitaban por la zona.
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Eran las 5:00 p.m. cuando ingresó el sujeto y apuntó con un arma de fuego al venezolano. “Conmigo no te metas. Respeta a la gente que te está hablando”, le dijo el criminal. “Viejo, tú me conoces. Yo soy tranquilo. Yo no me he metido con nadie hermano, yo no me he metido con nadie, no le he hecho daño a nadie” le respondió el extranjero que vendía aretes y sortijas y ropa. Luego, le disparó y fugó.
El 21 de febrero, la Policía Nacional se encargó de poner tras las rejas al peligroso Óscar Enrique Narro Correa alias ‘Cara Cortada.
3. Doble feminicida: ‘el más buscado’
El 12 de abril, César Óscar La Barrera Martínez (56) se convirtió en el hombre más buscado por la Policía Nacional tras descubrirse el doble feminicidio de su pareja Jenny Rojas Aranda (35) y la hija de esta de 12 años. La familia de la víctima ofreció una recompensa de S/20 mil por información de su paradero y luego el Ministerio del Interior lo colocó en la lista de los más buscados con un pago de S/30 mil. La Interpol ordenó su captura internacional.
El doble asesinato ocurrió en la vivienda de la empresaria ubicada en el jirón Gregorio Delgado, urbanización Las Palmeras, en Tarapoto, región San Martín. Tres días antes del crimen, Jenny Rojas terminó la relación sentimental a La Barrera durante un almuerzo en la casa del hermano de ella y le pidió que se retire de su vivienda.
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La Barrera no aceptó la ruptura y planificó el crimen. Según estableció la Policía, a las 5:00 p.m. del 13 abril, este regresó a la vivienda, abusó de la menor y luego la mató.
Luego, esperó dos horas en la sala a Jenny Rojas, a la que sorprendió a cuchilladas en la espalda. Pernoctó con los dos cadáveres. El 14 de abril a las 4:00 a.m., al finalizar el toque de queda, abandonó la vivienda llevándose la camioneta de la víctima. El vehículo lo dejó en una cochera de la zona conocida como ‘Búnker’ y se alojó en el hotel Samary donde olvidó algunas pertenencias de las víctimas.
Tras una intensa búsqueda, Óscar de La Barrera fue capturado por la Policía el 10 de junio, cerca de la casa de su madre, en el jirón Los Cerezos, urbanización Valle Hermoso, en Surco. Se había dejado crecer el cabello, la barba y bajó de peso. El juez le dictó 9 meses de prisión preventiva por violación sexual y doble feminicidio.
4. Cercenó cadáver de su pareja y los restos los guardó en congeladora
“El cuerpo yo lo meto a la congeladora y lo dejé allí. El cuerpo estaba duro, congelado, tantos días así dije ‘mejor lo corto’, y de allí fui a buscar el aparato y lo corté o sea cortarlo como podía, y no sabía usarlo bien, empecé a cortar como podía”. Así confesó el administrador Víctor Raúl Mauri Ibarra (52) ante los detectives de la División de Investigación de Homicidios de la Dirincri cómo asesinó a la madre de sus dos hijos, Lucy Teófila Melgarejo Osorio (49), y cómo la descuartizó.
La mujer había iniciado una nueva relación amorosa y había quedado como buenos amigos con el padre de sus hijos. Ellos se frecuentaban. Sus hijos no tenían noticias de ella desde hace un mes por lo que reportaron su desaparición. Es así, que el 22 de abril, a través del sistema de geolocalización que la Policía realizó al celular de Víctor Mauri llegó hasta la vivienda ubicada en el pasaje Los Vicus, urbanización La Castellana, en Surco. Ahí descubrieron el feminicidio y capturaron al homicida.
Tras las pesquisas, la Policía estableció que Mauri Ibarra había planificado el homicidio al milímetro y llevó con engaños a su víctima a la casa de los padres de este. “Oye, vamos a conversar, vamos a la casa a visitar a mi mamá. Yo sabía que no estaba mi mamá (...) vamos a hablar le digo, no entiendo por qué, yo no he sido malo contigo”, les dijo a los agentes.
Ya en la casa discutieron, la golpeó y la estranguló. “Yo en un descuido la agarré del cuello por atrás y de allí ya no me acuerdo, no sé si la he golpeado, no sé cómo la tiré al piso (...)”, relató.
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También declaró que no sabía cómo desaparecer el cadáver por lo que acudió al YouTube. Él compró una congeladora y una amoladora (cortadora) para descuartizar el cuerpo. Además, hirvió los restos y los arrojó al desagüe
5. Matanza a familia en Ancón
Uno de los cientos de casos de sicariato que conmocionó a la ciudadanía fue el ocurrido la madrugada del 22 de agosto en Ancón. Cuatro criminales a sueldo, provistos con mini uzi, acribillaron de 27 balazos a ocho miembros de una familia cuando salían de una reunión y subían a un vehículo: tres adultos y dos menores murieron.
Jack Marlon Isuiza Cevallos (30), su pareja Nataly Tuya Jara (21) y su hija Oriana (3), se habían reunido en la casa de Deysi Zevallos Luna (45), mamá de Jack, en el asentamiento humano Villa Mar. También estaban Pilar Angelita Castañeda Villaorduña (28), su pareja Armis Brain Amasifuén Espinoza (35) y sus hijas Aitana (18 meses) y Roció (13). Pilar y su familia habían venido de Tocache para visitar a su primo Jack.
Eran las 3:00 a.m. cuando los visitantes se disponían a retirarse. Ellos subían al vehículo de placa A5Y-227 y en ese momento fueron atacados por cuatro sicarios con una ráfaga de balas. Nataly, Pilar, Armis y la niña de 13 años murieron en el acto. La hija de Nataly falleció en el hospital. Jack y su mamá quedaron heridos al igual que la bebé de 18 meses pues su padre, antes de morir, la lanzó afuera del carro.
Horas después, agentes de la División de Investigación de Homicidios de la Dirincri capturaron a los sicarios de la banda ‘Los Desquiciados de Villa Mar’ ocultos en una vivienda ubicada a dos cuadras de la escena del ataque. Ellos son Darwin Valdez Alvarez (22), Gian Marco Ventura García (25), Cristopher Chipana Ramos (24) y Henry Mío Chunga (20). Cayeron con una mini uzi una pistola y un revólver.
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Los vecinos, indignados y cansados de los asesinatos en la zona por tráfico de tierras y extorsiones, quemaron la casa donde atraparon a los homicidas.
6. Veterinario descuartizador
El 18 de setiembre, restos humanos cercenados y quemados, hallados en tres puntos cercanos en Cieneguilla, ponían a los detectives de la unidad especializada de Homicidios de la Dirincri, frente a un escabroso caso por resolver. Al día siguiente, la víctima fue identificada por sus familiares en la morgue como el taxista Gerbert Luis Coz Vera (36). Los parientes habían encontrado la llave de la puerta del cuarto de este en uno de los puntos donde quemaron sus restos.
Catorce días después, el 2 de octubre, la Policía capturó al estudiante de veterinaria Giancarlo Paolo Sánchez Suárez (25) cuando manejaba la camioneta 4x4, modelo RAV, de placa AEW-259, de propiedad de la víctima, en la avenida Pachacútec, en San Juan de Miraflores. En ese momento alegó ante los detectives que solo le encargaron el vehículo, pero conforme pasaron las horas terminó por confesar su delito. “Lo maté porque me usaba mucho, porque mareado me insultaba”, declaró.
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Coz conoció al estudiante de veterinaria cuando un día le hizo un servicio de taxi por aplicativo. Le dio su número para que lo llame cuando desee movilizarse. Se hicieron amigos y siempre se encontraban para tomar unas cervezas. El 14 de setiembre Coz pasó por el centro de trabajo de Paolo con el pretexto de celebrar su cumpleaños y llevó un six pack de cerveza.
Sánchez contó a la Policía que Coz Vara intentó abusar de él cuando estaba mareado. Ese día le hizo saber que iban a tener relaciones sexuales, por lo que le suministró una dosis que se usa para la eutanasia de animales. “Decidí mezclar ketamina en su cerveza porque dijo que de ese día no pasaba (que iba tener relaciones conmigo); yo quería que pase algo entre nosotros dos, quería tener relaciones con él, pero no estando mareados (…) Cuando estaba dormido producto del efecto de la ketamina, le aplique la T61 (medicina de la eutanasia) porque tenía miedo que si despertaba, me haga algo. Era él o yo”, según confesó.
El estudiante de veterinaria contó que paseó el cadáver tres días en la camioneta. “No sabía que había muerto hasta que pasaron tres días y empezó a oler feo el carro. Todo ese tiempo daba vueltas porque no sabía qué hacer. El jueves 16 de setiembre llevé el auto a la cochera de mi casa. Ahí lo corté con una sierra y un cuchillo. Luego lo puse en bolsas, en frazadas detrás de la maletera del carro”.
Luego quemó los restos en tres puntos y la cabeza lo ocultó en un balde mezclado con cemento en el patio de su casa.
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