El salto del carrito al camión [Crónica]
El salto del carrito al camión [Crónica]

Todo comenzó con un ¿por qué no? Hace poco más de un año al publicista Mariano Escobal se le ocurrió hacer un evento de comida callejera –como otra de las cenas ‘pop up’ que organiza: comidas en clave de degustación gourmet que se dan en locales aleatorios, con una carta específica para cada evento– y recordó que un amigo suyo tenía un viejo camión Chevrolet sin usar. 

Él buscaba algo móvil e itinerante, así que usar un camión como cocina tenía sentido. Luego decidió junto con su esposa, Maca Pestana, que ese vehículo era el hábitat natural para una carta que siempre se reinventa. Ya tenían un ‘food truck’. El nombre, Hit N’ Run.

Los ‘food trucks’ (camiones de comida, en inglés) no son una novedad en el mundo. En EE.UU. o México son usuales y acá tuvieron una versión menos sofisticada, los carritos sangucheros. Poco después de aquella primera experiencia de Mariano, Alejandro Acuña lo conoció. Este ya tenía un local de hamburguesas (Lima Sabrosa) y también pensaba en los ‘food trucks’ con interés. Animado por lo que vio, consiguió un camión de los que usaba Bimbo y lo adaptó. 

Alejandro es ahora el presidente de la Asociación Food Trucks del Perú, que cuenta con seis miembros, entre ellos Mariano. El grupo quiere ofrecer algo más que comida: una carta innovadora, altos estándares de calidad y una excusa para que las personas salgan a la calle. Y ya hay más personas yendo por el mismo camino, tanto en Lima como en otras regiones.

La idea de la asociación también es abrir puertas: por el momento no pueden trabajar en la calle porque no tienen permisos. No son ni ambulantes ni locales, son un híbrido que tendrá que hacer camino al conducir. Mientras tanto, trabajan en eventos privados o en ferias. 

El alcalde de San Isidro, Manuel Velarde, ve con interés la propuesta. Hace unas semanas organizó una feria en el mercado del distrito y algunos camiones de la asociación participaron. La recepción de los vecinos fue buena y el municipio analiza firmar un convenio para darles ciertos puntos en los que puedan funcionar. 
El interés de San Isidro y también de la comuna de Miraflores –la asociación también está en conversaciones con ese municipio– es que esto sirva para activar espacios públicos. 

“Vemos en la experiencia internacional que es positivo para las ciudades. No solo porque, estando en un distrito que se caracteriza por su gastronomía y el uso de sus espacios públicos, resultaría coherente, sino también porque puede ayudar a revitalizar ciertos espacios públicos”, dice Alberto de Belaunde, jefe de gabinete de la Municipalidad de Miraflores. 

Tanto Mariano como Alejandro sienten que con sus camiones pueden contribuir a dar nueva vida a lugares percudidos por el olvido. Se apoyan en una teoría criminológica: las ventanas rotas, que sostiene que si una casa tiene las ventanas rotas, es posible que se rompan más, que el deterioro genere más deterioro y termine perdiéndose aquel espacio. 

Antes de que ello ocurra, el plan que tienen es dar movimiento y llenar de actividad algunos lugares que carezcan de ello, a partir de la aparición de estos camiones, en buenas condiciones y en trabajo coordinado con los municipios.

El reto de los municipios es encontrar puntos en los que se genere un equilibrio más o menos armonioso entre la satisfacción de sus vecinos –y votantes–, la utilización de lugares con poco tránsito que revitalizar y la demanda que puedan encontrar ahí los camiones. 

Ya de niño Mariano estaba acostumbrado a tener gente en la casa en que creció en Pimentel –y quizá desde entonces le viene esta idea de promover vecindad–. Él ve que Lima se ha convertido en un territorio de tránsito entre espacios privados, cuando debería ser uno de encuentro. 

Entre todos los retos que tiene Alejandro, uno es conducir su camión, una mole de metal de manejo más bien dificultoso. Al igual que en la cocina y los negocios, para esto también se apoya en su esposa, Natalia Miori. Sabido es que una cocina sin amor es un error.

CAMIONES EN MISTURA

La feria gastronómica más grande del país, Mistura 2015, que se realizará en la Costa Verde de Magdalena del 4 al 13 de setiembre, tendrá un espacio especial para 'food trucks'. "Es una propuesta interesante, hay que darle cabida. No es solo vender comida, es un concepto global, una cadena alimenticia. Se trabajan con insumos peruanos y con estándares de calidad", dice Jimena Fiol, coordinadora del grupo de trabajo de la feria. Se espera la participación de ocho propuestas.

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