A las 7:30 a.m. del pasado 6 de marzo, un piloto comercial de 25 años se enteraba que era el paciente cero del COVID-19 en el Perú. Se lo confirmó el personal del Ministerio de Salud (Minsa) que había llegado a su vivienda, en Surco, luego de que le practicaran una prueba de descarte tras su arribo de Europa con los síntomas de la enfermedad. Esto sucedió minutos antes de que el presidente Martín Vizcarra lo anunciara al país en un mensaje televisado.
Esa misma mañana, tal como informó este Diario, le realizaron pruebas moleculares (PCR) para detectar el virus a los ocho familiares del joven que se encontraban en el inmueble, y se les indicó que debían permanecer en aislamiento total para evitar nuevos contagios.
Pero días después se conoció que ya no era el único portador. Él había contagiado a cinco de sus parientes: su abuelo y abuela (de 78 y 73 años, respectivamente), su tío (51), su primo (25) y su sobrino de 7 años. Todos tuvieron que permanecer en cuarentena, mientras los especialistas del Minsa se encargaban de rastrear a sus contactos (“contact tracing”). El objetivo: contener la propagación del virus en un grupo identificable de personas.
-Primeras rutas de contactos-
Al igual que en otros países, el Estado Peruano estableció la vigilancia epidemiológica del nuevo coronavirus (SARS-Cov-2) con base en los contactos directos del primer infectado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la localización de casos, el aislamiento, las pruebas y la asistencia, así como el rastreo de contactos y la cuarentena”, son indispensables para reducir el contagio y controlar la epidemia.
En el caso del piloto comercial, el Minsa realizó esa investigación y elaboró el siguiente esquema de la posible cadena de transmisión del virus:
A medida que se confirmaban más pacientes de COVID-19, el contact tracing se seguía aplicando. El 20 de marzo, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) informó que, tras el diagnóstico del primer infectado en Loreto, “una brigada encabezada por un médico epidemiológico, enfermeras y personal de laboratorio, continúan trabajando en la localidad de Indiana tomando las muestras a la toda la población que tuvo contacto con los pacientes identificados con el caso cero”.
Desde ese episodio inicial de la pandemia en el Perú a la fecha, han transcurrido más de tres meses. La cifra de confirmados pasó de seis personas aisladas en una vivienda en Surco a más de 203.000 en las 25 regiones. Pese a ello, en las últimas semanas las autoridades sanitarias poco o nada han informado sobre el seguimiento de contactos de los pacientes.
La respuesta quizás esté en lo que dijo una fuente del Minsa a El Comercio: “Dos tercios de la masa laboral del ministerio han sido diezmados por el coronavirus. El contact tracing se hace eventualmente, pero investigar a los contactos de 200 mil infectados es casi imposible para nosotros”.
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-El procedimiento en Perú-
Para oficializar el procedimiento, el Gobierno Peruano aprobó el 31 de marzo la “Directiva sanitaria para la vigilancia epidemiológica de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en el Perú”, a través de la Resolución Ministerial Nº145-2020-Minsa. En el documento se establecieron los lineamientos para la investigación de pacientes diagnosticados y de sus allegados para evitar la propagación del virus.
También se definió como contacto directo a toda “persona que reside en el mismo ambiente de un paciente confirmado de infección por COVID-19 (incluyendo el lugar de trabajo, aula, hogar, asilos, centros penitenciarios, entre otros) a una distancia menor de dos metros”; y al “personal de salud que no ha usado un equipo de protección personal (EPP) o no ha aplicado el protocolo para ponerse, quitarse y desechar el EPP durante la evaluación de un caso confirmado de COVID-19”.
Otro de los aspectos centrales de esta directiva era la “Construcción de la cadena de transmisión”, que constaba de las siguientes disposiciones:
- Identificar la fuente de infección: Analizar las áreas geográficas por donde se movilizó el caso índice (asistencia a lugares públicos, actividades académicas, visitas realizadas), así como rutas y medios de transporte utilizados.
- Identificar los contactos y potenciales casos secundarios: Elaborar la lista de contactos directos en el periodo de transmisibilidad (15 días aproximadamente). Estos deben ser registrados en la Ficha de Identificación de Contactos COVID-19 del Minsa.
- Seguimiento de contactos: Realizar el seguimiento desde el primer día, a través de una visita domiciliaria, y los siguientes 14 días mediante llamadas telefónicas. Está a cargo del área de Epidemiología del centro de salud local.
La resolución incluyó el formato de las fichas de identificación de contactos que debían llenar los especialistas:
El Minsa también habilitó la plataforma web del Sistema Integrado para COVID-19 (Siscovid), para el que publicó un manual sobre el registro de contactos durante la vigilancia epidemiológica.
Según el sector, con estos lineamientos se reafirmaba la operatividad para identificar contactos y potenciales casos secundarios, además del propio seguimiento. Todas estas labores fueron encargadas a las áreas de Epidemiología de las instituciones prestadoras de servicios de salud (Ipress).
A este documento, se sumó la “Directiva sanitaria para la implementación y funcionamiento de los equipos de respuesta rápida (ERR) que realizan la vigilancia epidemiológica de casos sospechosos de COVID-19″, con la que se fijaron los criterios técnicos para que –por ejemplo– se efectúen las entrevistas familiares (a fin de identificar otros posibles casos en el domicilio), el censo de contactos, su evaluación, entre otras tareas.
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-Rastreo necesario-
La OMS publicó en mayo un documento de “orientaciones provisionales” sobre el rastreo de contactos de pacientes de COVID-19, donde concluyó que: “Cuando esta medida se aplica sistemáticamente, interrumpe la cadena de transmisión de una enfermedad infecciosa y, por lo tanto, representa un instrumento esencial de salud pública para controlar los brotes epidémicos infecciosos”.
Los expertos, pues, coinciden en la necesidad de su aplicación para una mejor contención de la pandemia. Esto se sustenta en evidencia científica e índices matemáticos, como el número reproductivo básico (Ro), que mide la cantidad de personas que pueden ser infectadas a partir de una persona enferma.
Para el SARS-CoV-2, se ha calculado un Ro de entre 1,4-2,5 personas, tal como lo señaló el propio Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) del Minsa en la siguiente lámina, donde además se compara este indicador con el de otros males: sarampión (12-18 personas); influenza (1-4); paperas (4-7); o ébola (1-2).
César Munayco, ejecutivo adjunto del CDC, señaló la semana pasada que “el número reproductivo básico [en el Perú] todavía permanece por encima de uno; o sea, tenemos un poco más de tiempo hasta antes de que empiece a bajar la curva”.
El Minsa ha venido informando a sus especialistas sobre esta capacidad de transmisión del COVID-19, teniendo en cuenta las generaciones de contagio y los contactos que podrían ser infectados a partir de un caso índice.
Razón por la cual determinó que la identificación y seguimiento de contactos (contact tracing) era una de las acciones prioritarias frente a la pandemia.
Como parte de sus orientaciones, la OMS estableció que los componentes “indispensables” para realizar esa labor son “la participación de la comunidad y el apoyo público; la planificación cuidadosa y la consideración de las circunstancias locales, las comunidades y las culturas; un equipo de rastreadores de contactos y supervisores capacitados; y un sistema para reunir, compilar y analizar los datos de forma instantánea”.
Pero, ¿cuánto personal de salud se requiere para hacer un seguimiento de contactos adecuado? En Alemania, de acuerdo con “The Economist”, la medida federal apuntaba en abril a que cada región cuente con cinco seguidores de contactos por cada 20.000 habitantes, una meta que ha resultado difícil de alcanzar en varias jurisdicciones. En California (EE.UU.), se buscó reclutar a 20.000 personas para que realicen el contact tracing; y en Nueva York a unas 17.000.
En el Perú, no hay datos sobre el reclutamiento de seguidores de contactos para el COVID-19. Al cierre de la nota, el Minsa explicó a El Comercio que actualmente “vienen funcionando más de 900 equipos de respuesta rápida constituidos por personal que realiza la función epidemiológica (investigación de casos sospechosos, investigación de contactos, toma de muestra y diagnóstico de casos COVID-19 entre otras funciones)”.
El ministerio indicó que, tras la aprobación del Decreto de Urgencia N° 065-2020 el pasado 4 de junio, se dispuso la conformación de nuevos ERR y equipos de seguimiento clínicos, por lo cual se contempla “el financiamiento correspondiente para disponer de mayor personal, insumos e instrumentos” para estos grupos de especialistas.
“En este contexto, la vigilancia epidemiológica de COVID-19, incluidas las labores de investigación de contactos no se ha interrumpido en ningún momento y por el contrario se están reforzando”, concluyó en comunicado enviado a este Diario. Sin embargo, el sector no precisó el presupuesto requerido ni el número de personal que se contratará para estas acciones.
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¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
¿Debo usar mascarilla para protegerme del coronavirus?
Si no tiene síntomas respiratorios característicos del COVID-19 (tos) ni debe cuidar de alguien que esté infectado, no es necesario llevar una mascarilla. La OMS recomienda evitar su uso, debido a que en esta pandemia, estos implementos puede escasear. Ahora, recuerde que si usa uno, este es desechable; es decir, solo se puede utilizar una vez.