Gladys Pereyra Colchado

Lo primero que golpea es el olor. Antes de ver la rocas negras, la espuma marrón y el agua con el reflejo iridiscente del crudo, el fuerte olor a grifo expone el impacto del derrame de petróleo de Repsol en la playa Pocitos de Ancón. Ahí donde debería oler a mar, huele a petróleo.