Si en este momento uno de nosotros necesitaría atenderse en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para pacientes con coronavirus del hospital Luis Negreiros Vega del Callao, tendría que sumarse a una lista de espera de 15 personas.
“Es muy frustrante ver cómo un paciente se va acabando y no poder brindarle nada. Aquí lo vemos todos los días”, dice a El Comercio el director del nosocomio de la Red Sabogal de Essalud, el doctor Jorge Pacheco.
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Actualmente, el hospital Negreiros Vega viene enfrentando a la segunda ola de COVID-19 con 30 camas UCI y 102 de hospitalización y debido a la gran demanda de pacientes, en los próximos meses se espera sumar otras 15 a los cuidados intensivos.
Además, ante la falta de médicos intensivistas las áreas de cuidado crítico se han reforzado con neumólogos, cardiólogos y anestesiólogos. El doctor Pacheco explica que estas especialidades son afines a la medicina intensiva, de tal manera que permiten que los médicos ayuden con procesos de entubación, colocación de catéteres, control de vías respiratorias, entre otros.
“Para cortar la escasez del recurso humano hemos planteado como estrategia que un médico intensivista supervise a seis médicos de estas especialidades. Así, podemos cubrir la cantidad de camas que tenemos y colocar algunas más porque se vienen meses críticos”, señala Pacheco.
A estas alturas, los médicos siguen atendiendo a los pacientes bajo el método de la pronación, el cual consiste en colocarlos boca abajo para mejorar la oxigenación del sistema respiratorio. Otro tratamiento que se está intentando implementar es el de la cánula de alto flujo, en el que se coloca oxígeno a mayor presión con la finalidad de evitar la entubación y el uso de ventiladores mecánicos.
Los cuidados
Durante la primera etapa de la pandemia, se reportó que al menos un 30% del personal sanitario del hospital Negreiros se había contagiado de COVID-19. Para esta segunda ola, se prevé que la cifra se mantenga y se han reforzado los protocolos para no perder al recurso humano.
Además de los uniformes, mamelucos, gorros y guantes descartables, en el hospital se entregan máscaras elastoméricas al personal de primera línea. Estos artefactos se pueden desinfectar y reutilizar y tienen unos filtros que se cambian cada tres o cuatro meses.
A estas labores de prevención también se suman la de soporte emocional. Tanto médicos y pacientes son monitoreados por psicólogos para poder enfrentar el día a día en el hospital. Como ya se conoce, el personal médico labora en turnos de entre 12 y 14 horas para atender a las áreas COVID-19. Mientras que se calcula que los pacientes están un promedio de 15 días en hospitalización general y unos 30 días en la UCI, tiempo en el que están incomunicados con sus familias.
“La única manera en que la gente nos ayude y se ayude, es cuidándose. Esta es una enfermedad que tiene para un buen tiempo y el Perú no está preparado para afrontarla. Somos un país con muchas limitaciones en equipamiento y recursos humanos y si las personas no lo toman en serio van a seguir falleciendo”, finaliza Jorge Pacheco.
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