Un reportaje del dominical ‘ContraCorriente’ denunció que la iglesia Sagrado Corazón de Jesús en Surco no ha cumplido con cancelar una deuda de más US$ 1,2 millones a Fernando Reyes Hernández, empresario jubilado de 75 años, quien realizaba préstamos a la institución desde el 2011. Reyes asegura en la nota que existe un total de 132 afectados y que el capital adeudado por la parroquia sería de aproximadamente US$ 30 millones de dólares.
“Estoy denunciando a la Iglesia Católica, porque Pro Ecclesia Santa y la Parroquia ‘Sagrado Corazón de Jesús’ dependen de la Iglesia Católica, que pertenece al Arzobispado de Lima. (...) Para mí es una organización criminal dentro de la iglesia”, sostiene Reyes en el videorreportaje.
Por su parte, la parroquia reconoció en un comunicado enviado a El Comercio que su antiguo párroco, Piero Giacchetti, “decidió de manera individual” tomar distintos préstamos “para programas sociales”, a pagar con venta de propiedades, que no pudo cumplir con motivo de la pandemia y cambios en las condiciones de mercado.
El Comercio accedió a los contratos, transferencias y adendas celebradas entre Reyes y la Parroquia.
Origen y detalle de la deuda
El 31 de setiembre del 2011, Fernando Reyes Hernández y su esposa Dora de la Barrera firmaron un primer “contrato de mutuo” con la la Asociación Pro Ecclesia Sancta (APES), representada por Francisco Arribasplata, presidente, Piero Giacchetti, secretario, y Ernesto Yap, tesorero. Reyes entregó una suma de US$ 800.000, que le fueron devueltos al 31 de agosto del 2012.
En su quinta cláusula, el contrato indica que “no se establece monto alguno por concepto de intereses, comisiones o utilidad”. Asimismo, a falta de cumplimiento, la APES colocó como garantía el dinero que perciba por la colocación de columbarios (estructuras con pequeños nichos interiores destinados a alojar las urnas cinerarias) hasta un monto equivalente a lo prestado.
En marzo del 2014, ambas parten firmaron un contrato según las mismas condiciones del documento previo por el monto de US$1 millón, que fue devuelto el 30 de abril del 2015. A fines de ese mes, firmaron un nuevo contrato con las mismas condiciones por el préstamo de un US$1 millón, que culminó de pagarse en abril del 2017.
No obstante, el 28 de abril de ese año, los señores Reyes y De la Barrera firmaron un nuevo “contrato de mutuo”, pero esta vez directamente con la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, representada legalmente por el párroco Piero Giacchetti Pastor.
Este contrato por US$1 millón tenía las mismas condiciones que los anteriores, pero a un plazo de 24 meses hasta abril del 2019. Fue renovado el 29 de abril del 2019 y en abril del 2020 se amplió su plazo de culminación hasta el 2021.
Este es el cheque del depósito del millón de dólares en abril del 2017 a favor de la Parroquia.
A partir de esta renovación, la parroquia incumplió con los estipulado en el contrato. En consecuencia, se firmaron una serie de adendas de ampliación de plazo.
Desde la cuarta adenda, firmada el 31 de enero del 2022, el padre Giacchetti como representante de la Parroquia reconoció la existencia de ‘intereses devengados’, que a esa fecha ascendían a US$120.000.
En la octava adenda, firmada el 31 de diciembre del mismo año, Giacchetti acepta capitalizar los intereses devengados. De tal manera, el monto total de la deuda ascendió a US$1.200.000 (1 millón de capital prestado más 200 mil de intereses).
En la décima y última adenda, firmada el 24 de marzo del 2023 por el nuevo párroco y representante legal de la Parroquia, Ernesto Yap, se reconoce la deuda previamente mencionada. Además, en una cláusula adicional, se acuerda un “pago mensual y oportuno de intereses” de US$12.000.
El señor Reyes declaró a El Comercio que, hasta la fecha, la Parroquia no ha cumplido lo pactado ni en los contratos ni en la última adenda. Por lo tanto, Reyes señala que la Parroquia le debe US$1.200.000 por capital mutuado más los intereses generados hasta la actualidad, que fueron reconocidos en la décima adenda. En consecuencia, Reyes indicó a este Diario que esta cifra asciende a más de 1.300.000 dólares.
El denunciante señala que ha enviado cartas notariales a la APES y a la Parroquia. Asimismo, hubo una reunión de conciliación extrajudicial el 28 de agosto del 2023. A esta reunión, asistieron Fernando Reyes y su esposa Dora de la Barrera, y Juan Carlos Puertas Figallo como apoderado de la Parroquia; sin embargo, no contaba con la facultad de “disponer del derecho de materia de conciliación”.
Fernando Reyes manifiesta que ni la parroquia ni la APES muestran disposición para llegar a un acuerdo. Asimismo, no le permiten ejecutar la garantía estipulada en los contratos, que correspondería a 780 columbarios dobles, según declaró a este Diario. Al respecto, a partir de la sexta adenda, se reconoce que la garantía será ejecutada respecto “al dinero producto de los flujos de cobranza” por la colocación 750 columbarios dobles.
Así también, Reyes sostiene que el total de acreedores afectados es de 132 y que el capital adeudado sería de aproximadamente US$30 millones.
Descargo de la parroquia
En un comunicado compartido a El Comercio, la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús reconoce una deuda con acreedores.
Informaron que Piero Giacchetti, el anterior párroco, “decidió de manera individual tomar diversos préstamos para programas sociales y proyectos de desarrollo”. Estos préstamos serían pagados a través de la venta de terrenos. Sin embargo, estas ventas no se efectuaron debido a la pandemia y cambios en el mercado. De tal forma, no pudo devolver los préstamos en los tiempos y montos inicialmente pactados.
Por otra parte, la parroquia resalta que cuentan con evidencia de que se han realizado “pagos a los acreedores durante años” y que, en su momento, los activos “superaban el monto de los adeudos”. La institución niega una estafa.
Finalmente, sostiene que el actual párroco, Padre Alonso Yap, lidera un Plan de Acción para lograr una solución integral que permita a la parroquia cumplir con los compromisos dentro del marco de la ley.
El Comercio se comunicó con el Arzobispado de Lima solicitando un pronunciamiento. No obstante, hasta el cierre de esta nota no obtuvo respuesta.