En enero del 2016, tras anunciarse la lista de nominados a los premios Óscar, una ola de críticas se desató desde el corazón de Hollywood por la falta de diversidad y la ausencia casi total de afroamericanos entre los candidatos a ganar un galardón. Con el hashtag #OscarsSoWhite (Óscar tan blanco), el reclamo comenzó a ganar fuerza en redes sociales. De hecho, había varias opciones afro perfectamente nominables (ese año destacaban las películas “Beasts of No Nation” y “Straight Outta Compton”, las actuaciones de Idris Elba y Tessa Thompson, y más), pero la Academia simplemente las ignoró.
►“La Foquita: el 10 de la calle”: conoce al actor que será Jefferson Farfán en el cine
En esa edición de los premios, figuras como el cineasta Spike Lee y la actriz Jada Pinkett Smith anunciaron que no asistirían a la ceremonia como forma de protesta. De hecho, más adelante la Academia anunció una recomposición de sus miembros votantes (el 94% eran blancos) para evitar otra metida de pata similar. Y en las siguientes ediciones, el problema de la representación ha sido medianamente subsanado (aunque este año tampoco faltaron algunas críticas en ese sentido).
Pese a que la historia del cine estadounidense tiene una gran presencia de actores y actrices negros, aún hasta hoy debe luchar contra actos de discriminación o poca diversidad. De allí que el Black History Month (o Mes de la Historia Afroamericana, que se conmemora cada febrero) sirva como un espacio para recordar la lucha por los derechos civiles y los aportes para una cultura de paz, a través de la enseñanza de la historia de los afroamericanos en Estados Unidos. Una plataforma que en el Perú es replicada por el Icpna en estos días (ver recuadro adjunto) y que debería invitarnos a reflexionar sobre cómo podemos utilizar su ejemplo en nuestro país.
¿Y EN EL PERÚ, QUÉ?
Hace algunas semanas, la actriz Anaí Padilla señalaba que la película “La Foquita: el 10 de la calle” –en la que ella interpreta a la madre del futbolista Jefferson Farfán– es la primera cinta con un 80% de su elenco conformado por afroperuanos.
Es un dato, por decir lo menos, preocupante. Consultado sobre posibles antecedentes, el crítico de cine Ricardo Bedoya confirma que no hay otro caso parecido. Sí menciona algunas películas con figuras afroperuanas relevantes o protagónicas, como “Coraje” (1998) de Chicho Durant, que tiene como personaje central a Olenka Cepeda en el papel de María Elena Moyano, o “Juliana” (1989), dirigida por Fernando Espinoza y Alejandro Legaspi, y con la actriz Rosa Isabel Morfino en el rol principal.
Los casos más recientes tampoco han sido demasiado amables para el tema de la diversidad. En el 2017 se estrenó la película “Gemelos sin cura”, con el cómico Pablo Villanueva ‘Melcochita’ como protagonista, aunque no pasó de ser una gruesa humorada, calcada de cualquier ‘sketch’ cómico televisivo. Y un año antes, la cinta “Guerrero” causó polémica al colocar a la actriz Magdyel Ugaz con el rostro oscurecido para interpretar a la madre del delantero Paolo Guerrero, Petronila Gonzales (o Doña Peta). Un caso de ‘blackface’ en pleno siglo XXI (hecho por el cual hubo quienes recordaron la serie ochentera “Matalaché”, en la que el actor Rafael Cabrera lucía la piel pintada para emular a un esclavo negro).
“La escasa presencia de afroperuanos en nuestro cine tiene que ver con la propia conformación de quienes hacen el cine –apunta Bedoya–. Y en el Perú, el cine no lo han hecho los afroperuanos. Entonces las películas van reproduciendo en pequeño lo que es la sociedad. Ahora bien, no sé si es por racismo o porque las cosas están estructuradas de esa manera, lo cual también podría ser racista. La discusión ahí ya es más complicada”.
PURO ESTEREOTIPO
Ciertamente, comparar la producción cinematográfica peruana con la estadounidense en función a la representatividad de la comunidad afro puede ser complejo, por el simple hecho que la población negra en Estados Unidos es mucho más numerosa que en nuestro país. Aun así, su invisibilización en la gran pantalla habla de una práctica extendida a muchas otras áreas de la sociedad.
Para la activista y comunicadora especializada en temas de diversidad Ana Lucía Mosquera, lo que se observa en los medios (el cine incluido) es una muestra de lo que se observa en nuestra realidad. “Las películas reflejan estas realidades y cuentan historias que tienen un cierto estereotipo o prototipo de persona que representa al ‘peruano promedio’, así, entre comillas”, afirma. Además, ella coincide con Bedoya al señalar que muchas de las representaciones dependen de quiénes son las personas encargadas de producir el cine en el país.
“Teniendo en cuenta que en el Perú no se produce tanto cine como en otros países –explica Mosquera–, lo que tienes es a grandes producciones que están tomadas por élites de clase, que representan cierto fenotipo físico. Hasta hace pocos años, las personas en la televisión o el cine eran básicamente iguales, todas parecidas. Y si se veías caras diversas era para ciertos roles, que no eran relevantes ni protagónicos. Esta invisibilización es un reflejo de cómo manejamos como sociedad la diversidad cultural y étnica”.
Más allá de los méritos cinematográficos “La Foquita: el 10 de la calle”, que para esta discusión en particular no vienen al caso, para Mosquera sí llega a ser importante tener películas como esta. “Si bien su argumento puede no ser sumamente relevante, viendo el lado positivo se trata de un ‘biopic’ que nos muestra la historia de éxito de una persona afroperuana, con un elenco mayoritariamente afroperuano también. Eso es algo que en el cine peruano nunca, pero nunca, se había visto. Entonces hay una cuestión simbólica y representativa, independientemente de sobre qué trate la película o de su calidad”, apunta.
“Si antes solías ver al afroperuano en las películas haciendo solo de chofer o de cocinero o de prostituta, mostrarte una historia distinta, que ofrece una vía de éxito alternativa, también te da una imagen positiva”, agrega Mosquera. Quizá sea hora de ir renovando algunos de nuestros supuestos cánones.
AGENDA DEL BLACK HISTORY MONTH
DERECHO CIVILES DE LA COMUNIDAD AFROAMERICANA
Conversatorio a cargo de Owan Lay González, experto en políticas públicas.
Hoy, 6:30 p.m. En la biblioteca Estuardo Núñez Hague del Icpna de Miraflores.
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REPENSANDO EL FUTURO
Conversatorio sobre los debates vigentes dentro de la comunidad afroperuana que aparecen en los medios de comunicación. Modera Ana Lucía Mosquera.
Jueves 20, después de la función de la obra “Sadhaka” ( 8 p.m.). Icpna de Miraflores. Entradas: Joinnus.
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CAJÓN Y SABOR
A las 10 a.m., taller de cajón para principiantes, con el Grupo Repercuté. A las 3 p.m., taller de danza afro contemporánea Sabor y Salero: Muévelo.
Sábado 22, en el Icpna de Miraflores. Previa inscripción.
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ANTES YO ERA BLANCA
Conferencia sobre los procesos de autoidentificación de la negritud en la comunidad afroperuana limeña. La actriz y activista Anaí Padilla estará a cargo de la moderación.
Jueves 27, después de la función de la obra “Sadhaka” ( 8 p.m.). Icpna de Miraflores. Entradas: Joinnus.
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RITMO TOTAL
Espectáculo a cargo de Antonio Vílchez que mostrará la diversidad rítmica y musical a través del movimiento y la percusión, fusionando elementos de la cultura peruana y estadunidense, del baile urbano y el folclor nacional.
Viernes 28, 6:30 p.m. Icpna del Centro de Lima. Ingreso libre.
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CUERPO Y VOZ
Otros dos talleres para aprovechar. A las 10 a. m., la clase maestra de interpretación vocal Qué queremos decir cuando cantamos, con Ebelin Ortiz; y a las 3 p. m., el taller práctico de dirección en movimiento El cuerpo en el espacio, a cargo de Ana Chung.
Sábado 29, en el Icpna de Miraflores. Previa inscripción.
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