San Sebastián (DPA)
Tras meterse en la piel de Ernesto "Che" Guevara, el puertorriqueño Benicio del Toro vuelve a encarnar a un personaje clave en Latinoamérica: el fundador del cartel de Medellín en "Escobar: Paradise Lost", que hoy presentó en San Sebastián antes de recibir el Premio Donostia.
"Es la primera vez que me dan un premio de este tamaño y es un gran honor", dijo Del Toro (San Germán, 1967) sobre este galardón que rinde homenaje a toda su trayectoria, y que es el segundo de esta 62 edición del Zinemaldia tras el que se llevó a casa Denzel Washington. "Cuando empecé como actor nunca pensaba que llegaría a recibir un premio como este", añadió.
De aquellos comienzos en series de televisión como "Miami Vice" no contó demasiado, tan solo agradeció en un español que ha pulido con los años el trabajo "de esos actores y actrices que vinieron antes" y le ayudaron "a poder soñar aunque a muchos no los llegara a conocer y los viera en películas en blanco y negro".
UN ACTOR VERSÁTIL
En la gran pantalla debutó con "Big Top Pee-wee", para poco después convertirse en el villano más joven de la saga 007 en "James Bond: Licencia para matar". Desde entonces, se convirtió en un secundario de lujo en títulos como "The Usual Suspects", "Basquiat" o "Traffic", por la que se llevó su hasta ahora único Oscar como actor de reparto.
Capaz de interpretar los papeles más cómicos, como el Franky Cuatro Dedos de "Snatch. Cerdos y Diamantes", pero también dramáticos como en "21 gramos" de Alejandro González Iñárritu (por el que también fue nominado al Oscar), entre sus personajes más recordados figura el icónico "Che" a las órdenes de Steven Soderbergh. Aquel fue su trabajo más complicado, declaró sin dar más detalles.
No obstante, no cree que sea "más fácil o más difícil interpretar a un personaje real", como le ocurre nuevamente ahora con Pablo Escobar. "Los trabajos se escogen con el grupo que está envuelto en la película: un director que tenga la sensibilidad del proyecto que va a rodar y los actores. Es más fácil ir al espacio con astronautas como estos", dijo en referencia al equipo de su nuevo filme.
"ESCOBAR: PARADISE LOST"
En "Escobar: Paradise Lost", el italiano Andrea Di Stefano toma como excusa la historia de amor entre un surfista canadiense (el Josh Hutcherson de "Hunger Games") y la sobrina de Pablo Escobar (Claudia Traisac) para adentrarse en la personalidad de este capo de la droga tan temido como querido entre la población más humilde de Colombia.
Estrenado en el reciente Festival de Toronto, el thriller que clausura hoy las "Perlas" del certamen cuenta con la participación de Carlos Bardem como mano derecha del todopoderoso fundador del cartel de Medellín. "Yo he tenido ya la suerte de servir en la guerrilla a la orden de Benicio Guevara y ahora en el sicariato escobariano", bromeó el actor español, cuya camaradería con Del Toro fue patente durante toda la rueda de prensa.
El puertorriqueño afirma que investigó "como un periodista" la historia de Escobar, un hombre "que llegó a ser como el Joker de Batman" y puso de rodillas "al gobierno de un país". De esta experiencia se aprendió sobre todo su faceta más íntima y la fe que le tenía una parte de la población, además de lo "clave" que fue en su historia su decisión de meterse en política.
Para Di Stefano, el filme muestra "un amplio espectro de lo que fue este hombre, lo bueno y lo malo". Y contó que tuvo mucho cuidado en "respetar las emociones de quienes vayan a ver la película, porque Escobar hizo daño a mucha gente".