RODRIGO BEDOYA FORNO (@Zodiac1210)
“Manhattan”, de Woody Allen, es un homenaje a la ciudad más cinematográfica de todas: Nueva York. Ahí, la gente se enamora, se asusta, se destruye. Ahí los edificios son el ejemplo del capitalismo, una belleza arquitectónica o se convierten en simple polvo después de la llegada del apocalipsis. El cine ha moldeado Nueva York como ha querido. Aquí unos ejemplo de ello.
1.- Piso de soltero
Billy Wilder hizo la obra maestra que mejor le tomó el pulso a la transformación de la ciudad hacia finales de los cincuenta. Los servicios explotaban, las pequeñas oficinas comenzaban a nacer y parecían deshumanizar a todos los trabajadores. Entre ellos a Jack Lemmon, enamorado de Shirley MacLaine, la amante de su jefe. El actor hacía del hombre parco que parece consumido por una ciudad que crecía y crecía. Y en sus ojos de enamorado están la humanidad que aún aparece en la Gran Manzana.
Todo aquel que vive en un edificio lo sabe: hay que desconfiar de los vecinos. Sobre todo de aquellos que parecen los más cordiales, los más simpáticos, los que más sonríen. Mia Farrow lo vivió en carne propia en esta gran película de Roman Polanski en la que los señores que viven a su lado son amables. Demasiado amables. Pero, ¿quién creería que una pareja de ancianos tan simpática pueden ser adoradores de Satán? Pues, como dice la frase, “solo en Nueva York”.
3.- Taxi Driver
Nueva York es una ciudad de fantasmas, de tristezas personales, de frustraciones. En un lugar de tantos rascacielos y de miles de desplazamientos al día, un simple taxista puede pasar desapercibido. Y ese taxista puede tener furia contenida, un odio que se expresa contra las prostitutas y los homosexuales. Que se libera en los cines porno. Ese taxista es Travis Bickle, quien deambula como alma en pena por una ciudad desmoralizada, golpeada, fantasmal. Martin Scorsese le captó el espíritu a su generación derrotada por Vietnam en esta cinta. Y también captó el corazón oscuro de una ciudad a la que el cine ha glamourizado.
4.- Cuando Harry conoció a Sally
El cine nos ha metido algo en la cabeza: Nueva York es la ciudad para enamorarse. Y si es en la época navideña, mejor aún. No importa el frío terrible que hace en ese momento del año: siempre las cintas que ocurren durante las fiestas en la Gran Manzana tienen una calidez especial. Tal es el caso de esta comedia romántica con Meg Ryan, Billy Crystal y Nueva York (y, si quieres, el inolvidable orgasmo de la buena Meg). La ciudad, villancicos, nieve y amor. ¿Qué más se puede pedir?
5.- La hora 25
Edward Norton deambula por Nueva York herida. El malestar creado por la caída de las Torres Gemelas se respira en el aire, en la tristeza de Norton, en cómo lo revuelve vivir en una ciudad en la que todos, desde los rusos hasta los puertorriqueños, desde los judíos hasta las pitucas de Park Avenue, lo odian. Pero él sabe que él está en falta. La cinta de Spike Lee es la película que mejor le tomó el pulso al Nueva York post 9/11, pero también es un filme sobre la gran diversidad que existe la Gran Manzana. Una ciudad que, gracias al cine, nos pertenece a todos.