Pili nació en Tacna, en 1949. Hoy vive en Lima. Cuando era un veinteañero, él envió una carta a CFI, un importante laboratorio con sede en Hollywood. Y pasó de ser cliente a ser parte de su equipo. (Foto: Festival de Cine de Lima)
Pili nació en Tacna, en 1949. Hoy vive en Lima. Cuando era un veinteañero, él envió una carta a CFI, un importante laboratorio con sede en Hollywood. Y pasó de ser cliente a ser parte de su equipo. (Foto: Festival de Cine de Lima)

Nadie sabe por qué le dicen Pili. Ni él mismo. Su papá y su mamá no tenían respuestas al respecto. Se manejan varias hipótesis. Una teoría apunta a que se hacía la pila en la cama. Es solo una teoría.

Pili es un apodo emblemático. El tacneño José Luis 'Pili' Flores-Guerra es sinónimo de dirección en fotografía en el cine peruano. Él es uno de los homenajeados en esta edición del .

Pili ha trabajado con su paisano y cineasta Francisco Lombardi en más de una película. Ahí están "La ciudad y los perros" (1985), "Sin compasión" (1994), entre otras.

Empieza la entrevista con Pili con la mención de dos grandes directores de fotografía: Vittorio Storaro y Néstor Almendros. En el primero, su estilo se hace notar. El segundo, en cambio, tiende a la iluminación naturalista.

—¿Storaro o Almendros?
Definitivamente, tengo afinidad con el estilo de Almendros, aunque también soy un admirador de Storaro. Creo que es más que un fotógrafo Storaro. Es un pintor. Pero me quedo con el naturalismo de Almendros.

—¿Lo de Almendros no es pintar?
En su caso, creo que es reproducir la realidad con emoción, como era él. En Storaro se construye otra realidad a partir de lo que existe. Almendros es más fiel a lo que hay y es muy amigo de la luz lógica, de las fuentes reales.

—¿Cómo te defines en la dirección de fotografía?
Hago casi lo mismo [de Almendros]. Mi historia empieza con el neorrealismo italiano, cuando veo sus películas y encuentro que ahí hay una cercanía enorme con el Perú y que se podía hacer un tipo de cine a partir de esa propuesta de imagen. Eso sí, había que cambiar el blanco y negro por el color. Luego vienen la Nueva Ola francesa y otras propuestas que son una extensión del neorrealismo italiano. El cine que yo he hecho es uno con economía de recursos.

(Foto: Difusión)
(Foto: Difusión)

—Como dice Almendros, ¿tu ideal sería desaparecer? ¿Que la expresividad de la película hable por sí sola?
Un fotógrafo está al servicio de la historia. Hay historias que exigen algo más pictórico o expresionista, y es entendible que lo hagas así en esas instancias. Pero en el Perú, en la mayoría de los casos, no viajamos por esos espacios. Estamos en lo natural, en lo real. Así al menos ha sido mi experiencia en el largometraje. Y doy gracias al cielo, porque me gusta.

—Sin un presupuesto millonario es menos fácil alejarse de lo real.
Ahora hay un poco más de herramientas, pero de repente tampoco lo sé hacer. Recientemente participé en un corto que era una especie de "El bebe de Rosemary", expresionista. Y me costó trabajo planificar su tono visual. Para mí, lo normal es que yo tenga prevista la imagen de una película con mucha anticipación.

—¿Te influyó la luz de Tacna?
El otro día le escribí a Pancho Lombardi y le hice una pregunta. Él estaba allá. No me contestó. Prefirió mandarme una foto. Me puso: "Mira la luz de Tacna".

—¿Cómo es esa luz?
Tacna es una ciudad particular. Hasta en invierno hay sol. Y el sol es muy sutil. No es un sol como el de Arequipa, que es fuerte. Pareciera que todo el día hay 'sunset'. Es un sol que pinta. Una luz inspiradora. Quizás yo pensé en la pintura antes que en la fotografía. A veces pienso que soy un pintor frustrado y que por eso me dedico a la foto. También me gusta la luz de Cusco.

—Descríbela.
Es impresionante. Con la luz de Cusco, se construye a partir del arco iris. Pareciera que hubiera prismas en Cusco que descomponen la luz a cada instante. Uno ve colores y variedades de onda que se dispersan por todos lados.

—Como ciudad limítrofe, ¿de qué manera Tacna te influyó? Ibas a sus cines y a los de Arica.
En Tacna había dos cines, y en Arica otros dos. Íbamos los sábados a Arica porque había doble función en matiné y noche –antes lo horarios se dividían en matinée, vermouth y noche–, entonces había cinco funciones en ese día. Y Arica estaba a 30 minutos. En Tacna también veíamos mucho cine. Era una ciudad cinemera.

Pili y el director Felipe Degregori (derecha) en el rodaje de “Abisa a los compañeros” ( 1980 ). (Foto: Difusión)
Pili y el director Felipe Degregori (derecha) en el rodaje de “Abisa a los compañeros” ( 1980 ). (Foto: Difusión)

—También has contado historias. Dirigiste el episodio "El príncipe" de "Cuentos inmorales" (1978). ¿Te hubiera gustado explorar más ese camino?
La historia de mi acercamiento al cine empieza con la revista "Hablemos de cine" y el cineclubismo de los años 70. Me preguntaba: ¿qué busco en el cine? Pancho tenía claro que quería dirigir. Yo no tenía claro cuál era mi espacio. Luego me preguntaba: ¿cómo se puede reproducir la realidad local? Es decir, hacía preguntas sobre la imagen. Desde el colegio ya hacía fotografía. No fue difícil darme cuenta de que ese era mi nicho. Y sí, intenté dirigir. Pero en "Cuentos inmorales" no estaba pensando en empezar una carrera de dirección. En "El príncipe" creo que no debí dirigir y, a la vez, fotografiar. Pero bueno, lo hice, quería experimentar. Entré y salí de la dirección. Disfruté más fotografiándolo que dirigiéndolo.

—En la era digital, todo el mundo es fotógrafo. ¿Esto es bueno o malo?
Me preocupa un poco. Soy docente, así que estoy en el tema. Asimismo, fundé la Asociación de Autores y Directores de Fotografía Cinematográfica Peruanos. Y entre sus funciones están la educación y la formación. Aparentemente, la tecnología de la fotografía es muy fácil. Pero no lo es. Trato de que no se pierda la parte creativa del cine. Que la gente entienda que no es solo un tema técnico. En la escuela contrabandeo mucha información artística o pictórica en el estudio y aprendizaje de la fotografía.

MÁS DATOS
La edición 22 del Festival de Cine de Lima finalizará el 11 de agosto. Algunas de sus sedes son CCPUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro) y Cineplanet Alcázar, Salaverry y Primavera. Se proyectarán más de 300 películas. Más información en .

Pili Flores-Guerra ha trabajado con realizadores como Francisco Lombardi, Felipe Degregori, Luis Llosa, entre otros.

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