Quentin Tarantino: guía de un cineasta y devorador del cine - 7
Quentin Tarantino: guía de un cineasta y devorador del cine - 7

Entre los westerns de Howard Hawks y John Ford, es fan confeso de los trabajos del primero, en los que los personajes muestran de qué están hechos cuando se exponen al riesgo y son el centro de un relato sobre la camaradería y el profesionalismo en tierras salvajes. En cambio, la épica en medio de la naturaleza vasta y agreste de Ford le puede arrancar bostezos.

Entre los cineastas franceses François Truffaut y Jean-Luc Godard, Tarantino elige al segundo, sobre todo cuando este tritura las convenciones de un género y propone acciones libres y transgresoras.

Entre Bruce Lee y Jackie Chan, Quentin Tarantino se rinde por la mística del kung fu de los dos. Tarantino delira cuando, en alguna película de Hong Kong, Jackie Chan pelea –él solo– contra decenas de enemigos en una coreografía alucinante.

Y así. Tarantino es un devorador del cine y acostumbra licuar sus pasiones cinéfilas para facturar películas sorprendentes, ir más allá de los homenajes y bosquejar un código de honor propio. La venganza es un asunto moral.

Otra premisa tarantinesca: prohibido aburrir. El cine no es un asunto exclusivo de las élites. Hay que ir al encuentro de la calle y abrazar la vitalidad de las películas baratas de explotación o de la serie B. Hasta sus personajes más existencialistas hablan con una naturalidad cotidiana y cuentan chistes o aturden con sus lisuras cuando filosofan.

Ahora Quentin Tarantino presenta “Los 8 más odiados”, centrado en un grupo de seres enigmáticos que, por una tormenta de nieve, se cobijan en un mismo espacio, para luego catalizar conductas inesperadas. Se trata de un estilizado western filmado en 70 mm, un formato anchísimo casi en desuso que enaltece el lenguaje del cine y riñe con la tendencia de ver una película en un celular.

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