En cierto modo la saga de “Rápidos y Furiosos” (“Fast and Furious”) acabó en la quinta entrega. Eso en cuanto a calidad, en llevar la acción al límite entre lo excesivo y lo justificado, e incluso un poco más allá. Desde entonces, la saga ha soltado una cinta tras otra, sin que en ningún momento se alcancen esas alturas. Pero doce años después, la maldición terminó.
Dominic Toretto (Vin Diesel), Letty Ortiz (Michelle Rodríguez) y el resto de la “familia” son perseguidos por Dante Reyes (Jason Momoa), villano que busca venganza por un hecho del pasado. Separados y mermados, la misión es sobrevivir.
Origen secreto
Es opinión popular que “Rápidos y furiosos 5control” (”Fast 5″) es la mejor película de la saga, donde destacan entre otras cosas la presencia del actor Dwayne Johnson, la persecución con la caja fuerte e incluso el giro final, que le ofrece una victoria real, y muy merecida, a los personajes. La décima entrega regresa a dicha historia, donde Dante Reyes descubre que la “familia” robó el dinero de su padre
Desde allí, la cinta tenía zapatos grandes que llenar. De arranque, establece el peligro cuando el villano, en apenas unos minutos, desarticula toda la operación de Cipher (Charlize Theron), hiriéndola incluso. Lo siguiente es una referencia directa a “Fast 5″, con la primera persecución, desarrollada en Ciudad del Vaticano, donde los personajes persiguen una bomba gigante por las calles.
Es una bomba casi de caricatura, redonda, impertérrita ante cualquier golpe y que, recién en el mar, estalla. La secuencia entera es referencia a la ya legendaria persecución de la caja fuerte; incluso Reyes reconoce haberse inspirado en ella para desarrollarla. Esto último es parte crucial de la película: en algunos momentos, escasos pero suficientes, “Rápidos y furiosos X” reconoce su propia ridiculez y exageración. Es el “lampshading” por fin utilizado para bajarle las revoluciones a la impostada solemnidad.
Carencias y frenos
Se habla mucho en cine sobre la importancia de “subir las apuestas”, una forma tópica de indicar que los personajes deben pasar por amenazas que se sientan genuinas, no solo para ofrecer emociones artificiosas. La película consigue ofrecer esa sensación, tal vez por tratarse del “principio del fin”, por lo que la historia puede tomarse licencias impensables en otros momentos.
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La sensación de peligro llega gracias al Damián Reyes de Momoa, cuyos planes equilibran lo espontáneo del bufón con lo planificado de una mente siniestra, casi siempre con una sonrisa que proyecta el deseo de hacer todo lo que quiere. Imaginen al Joker de Heath Ledger en “The Dark Knight”, pero sin los matices que ofrece un actor consagrado. No obstante, una imitación del Joker de Ledger es mejor que nada. La performance del hawaiano divierte y hace pensar que debería recibir más papeles de cómicos.
¿Puntos malos? También en el villano, no por el trabajo de Momoa, sino por el guion, que lo describe como un inimputable debido a sus múltiples problemas psicológicos. ¿Era necesario justificar sus acciones con un asunto psiquiátrico? La película no da mayores detalles, y por eso este tema termina por restarle puntos.
También juegan en su contra sus sellos de fábrica: el retorno de personajes de la muerte y la escasa unidad temática. Lo primero le quita fuerza a la saga, y pone en discusión si cierta sorpresa es real o será deshecha en la próxima entrega. Sobre lo otro, la cinta no ofrece mucha conexión entre la “venganza” del villano, la “fe” de Toretto y el rollo de “proteger” a los seres amados. Pero tal vez pedirle eso a una saga de carros y velocidad sea demasiado, en especial cuando acaba de ofrecer cosas tan inusuales, tan satisfactorias.
CALIFICACIÓN:
3.5 DE 5 ESTRELLAS
"Rápidos y Furiosos X" ya está disponible en cines.