El anuncio del estreno de "Toy Story 4" para junio del 2017 ha generado una enorme expectativa. Y, hay que decirlo, una enorme felicidad entre los que hemos crecido con ella. Lo cual resulta raro: pocas veces las secuelas generan el entusiasmo que ha generado este anuncio, y más aún las secuelas que extienden la saga hasta una cuarta o quinta película.
¿Qué hace que con "Toy Story" pase exactamente lo contrario? Pues porque cada una de las películas que se han producido con los juguetes Woody y Buzz Lightyear ha sido, quizá, mejor que la anterior. Eso puede ser discutible, en todo caso, entre la primera y la segunda. Pero en lo que no hay duda es que la tercera, estrenada hace 3 años, fue un punto muy alto del cine: hasta ahora resulta inolvidable como los muñecos se aferran entre ellos para no ser incinerados por el fuego destructor de un enorme procesador de basura. Ese sentimiento de equipo que no se destruye, que es más fuerte que cualquier cosa y que afrentan la muerte inminente con la frente en alto tiene mucho de la vieja tradición del héroe que mira a los peligros de frente y acepta el destino con determinación.
Pero hay otro motivo por el que el entusiasmo es alto con relación a esta saga: Pixar. “Toy Story”
Pero el resultado final fue increíble, y revolucionario en cuanto a lo que el cine de animación podía ofrecer. Y el legado de Pixar continuó: 14 películas no son poca cosa, y más aún si entre esas cintas se encuentran "Los increíbles", "Ratatouille", "Cars" y "Wall-E". Y la cosa no ha cambiado desde que, el 2006, la compañía, originalmente creada por Apple y Steve Jobs, pasara a formar parte de Disney. Es más: el nivel de creatividad creció de manera impresionante. De Pixar, hoy por hoy, tan solo se puede esperar la excelencia.
¿Cómo integrarán los creadores de "Toy Story 4" la historia de esta cinta con las anteriores? Pues eso recién nos enteraremos el 2017. La espera parece larga, pero la saga la vale. Se nos viene, para felicidad, un nuevo juguete de la factoría Pixar.