Julio Ramón Ribeyro: la ruta del escritor peruano en París
Redacción EC

ENRIQUE PLANAS

En 1953 se instaló en París para preparar una tesis sobre la obra de Gustave Flaubert en la Universidad de la Sorbona, pero se quedó por casi cuatro décadas. Las ventanas por las que veía la ciudad fueron diversas: la del conserje de un edificio barato del Barrio Latino, más tarde desde las oficinas de la agencia France Press, luego en el despacho del agregado cultural de la Embajada del Perú y finalmente desde el balcón como embajador ante la Unesco. Diferentes perspectivas de una ciudad cuya influencia puede leerse en un puñado de sus cuentos, prosas y, especialmente, en sus diarios.

Ahora, gracias a en la capital francesa, los lectores tenemos otra forma de descubrir la relación vital y literaria del autor de “La palabra del mudo” con su amada París. Se trata de la Ruta Ribeyro, lanzada por este instituto dependiente del Estado Español, que ha publicado anteriormente otras dedicadas al paso por la capital francesa de escritores como Miguel de Unamuno, Luis Buñuel, Carlos Fuentes, Jorge Edwards, o los peruanos César Vallejo y Mario Vargas Llosa.

Dispuesta en , esta web propone un itinerario virtual por doce lugares emblemáticos de la larga estancia de Ribeyro, ubicados a la orilla izquierda del río Sena.

TRAS LOS PASOS DE RIBEYRO
“Es evidente que París tenía que darle, en algún momento, un homenaje a Ribeyro a la altura de su valor”, señala el responsable de este proyecto, el estudioso peruano y profesor de la Universidad de la Sorbona, Paul Baudry. La confección de esta ruta literaria se desarrolló de forma paralela a sus estudios de doctorado, que abordan justamente la obra del autor miraflorino.

Para este trabajo, Baudry contó con el apoyo tanto de la esposa del autor, Alida Ribeyro, como de su hijo Julio. Asimismo, el Cervantes precisa que la iniciativa de crear una ruta en honor de Ribeyro contó con la colaboración del ayuntamiento parisino y el Centro Cultural Inca Garcilaso en el Perú. 

SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS
Desarrollada a lo largo de tres años, la Ruta Ribeyro recoge los lugares más importantes asociados a su vida y, en menor medida, aquellos registrados por su ficción, en cuentos como “La juventud en la otra ribera”, “Papeles pintados” o “Solo para fumadores”, sus reflexiones recogidas en “Prosas apátridas” y en fragmentos de sus diarios publicados bajo el título “La tentación del fracaso”. Sin embargo, como lo explica Paul Baudry en entrevista telefónica desde París, es la relación biográfica del escritor con la ciudad lo más importante, es decir los lugares que solía frecuentar como los cafés La Rotonde o el mítico La Coupole, así como las sedes de France Presse y la Unesco, donde vivió sus “años burocráticos y tediosos”, según el especialista.

Si bien es larga la lista de los escritores de América Latina que a mediados del siglo XX decidieron afincarse en la capital francesa, el mapa personal del París de Ribeyro no necesariamente coincide con el de los escritores de su generación. “Hay semejanzas y diferencias” –matiza Baudry–. “En efecto, el Barrio Latino, alrededor de la fuente de Saint Michel, fue frecuentado por la mayoría de los autores de la época. Aunque actualmente es un lugar canibalizado por el turismo, entonces era un barrio muy barato, donde podían alojarse fácilmente, y donde Ribeyro trabajó como conserje, recibiendo a los clientes y limpiando las escaleras”, explica.

Pero lo que diferencia a Ribeyro del resto de sus colegas escritores en su relación con la ciudad es el proceso de –según Baudry– “aburguesamiento” del escritor, quien junto con su esposa irá mudándose de departamentos, cada cual más grande y cómodo, desde su departamento en la Place Falguiere en los años setenta hasta residir finalmente en el acomodado Parc Monceau, en la margen derecha del Sena, a partir de la década siguiente.

LOS CAMINOS DE VALLEJO
Un punto imprescindible en la Ruta Ribeyro es el cementerio Père-Lachaise, la última morada de nuestro mayor poeta César Vallejo, y cuya soledad le permitía al cuentista meditar recorriendo sus avenidas arboladas. Si bien los hitos del París del autor de “Trilce” no repiten necesariamente los de Ribeyro, Baudry destaca un curioso fenómeno: “Cuando Ribeyro llega a París en 1953, entonces es César Vallejo la figura del intelectual peruano parisino. Él era el norte literario, la figura paterna, de su generación. Cualquier artista que pasara por el París de los años treinta terminaba yendo a conocer a Vallejo”, recuerda.

“Sin embargo, progresivamente, al cabo de 40 años Ribeyro terminó por reemplazarlo simbólicamente”, explica el profesor de La Sorbona. Ribeyro fue el escritor de la Generación del 50 que se quedó en París. Todos los demás pasaron pero terminaron por irse. A fines de los 60, Vargas Llosa se fue a Barcelona y luego a Inglaterra. Bryce iba y venía pero nunca logró quedarse. Pero Ribeyro hizo su vida allí, y recibía a todos los escritores que llegaban a París”, afirma.

Finalmente, a quien se anime a recorrer París asistido por la guía del Instituto Cervantes, Baudry recomienda visitar dos lugares emblemáticos: el café Le Petit Cluny, en el cruce del bulevar Saint Germain con el bulevar Saint Michel, lugar en que Ribeyro escribió “Los gallinazos sin plumas”, y la galería de arte Mailletz, donde en 1992 se realizó el mayor homenaje al escritor hasta entonces. Ambos lugares son interesantes porque representan el inicio y el final de la historia de Ribeyro en París. Sus inicios sin dinero y el espacio de su consagración. Son los extremos de su biografía”, añade.

[El mapa que acompaña esta nota es una reproducción de El Comercio. Puedes ver el mapa original del Instituto Cervantes]

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