La empresa es tan necesaria como demencial: reunir en un solo libro a todas las bandas de rock peruanas, en una historia que se condensa en casi seis décadas. El resultado es la "Enciclopedia del rock peruano" (Contracultura, 2018) y el encargado de curarla ha sido un obsesivo como Pedro Cornejo Guinassi, filósofo y crítico musical que con su trayectoria ha dejado en claro que conoce bien la escena. Si había alguien ideal para un trabajo como este, era él.
En este volumen (el primero de varios, dice su autor) se ha reunido a unas 180 agrupaciones y artistas solistas que van de la A de Arena Hash a la Z de Zcuela Cerrada, pasando por los numéricos 3 al Hilo y 6 Voltios, y por supuesto poniendo en improbable cercanía alfabética a grupos por demás disímiles. Así, se codean Tierra Sur y TK, comparten espacio Mar de Copas y M.A.S.A.C.R.E., se miran en páginas consecutivas Libido y Leusemia. Hay lugar para todos.
EL ROCK NO HA MUERTO
La aventura, sin embargo, no parte del caos sino de una cuestión ontológica: ¿qué es el rock peruano? "Para eso habría que definir, primero, qué es el rock a secas –matiza Cornejo–. Y yo parto desde asumir que el rock hace tiempo ha dejado de hacer referencia a un género musical definido por guitarra, bajo, batería y un compás 4/4. El rock, más bien, responde a un modo de producción, de distribución y de consumo de la música. Ya no es tan importante el formato musical, sino cómo se inscribe o se sitúa la música que haces dentro de tal o cual circuito".
Es así como hoy pueden convivir bajo ese gran cosmos rockero Chuck Berry y Björk, Pink Floyd e Illya Kuryaki. "Entre ellos no hay nada en común, pero nadie discutiría que están bien ubicados en el espectro del rock. El término se ha vuelto sumamente elástico, abarcativo e inclusivo", apunta Cornejo.
Lo mismo pasa, por supuesto, en el plano local, con propuestas tan variopintas como Los Belking's, Miki González, Los Mojarras o El Hombre Misterioso. La idea de volcarlos a todos en esta enciclopedia ha sido la de instaurar un importante material de consulta y, al mismo tiempo, demostrar lo amplio que puede resultar el concepto del rock. En el camino, por supuesto, su profunda investigación le ha dejado varias conclusiones.
"Por ejemplo, algo que siempre me ha llamado la atención es la ausencia de determinados géneros. Uno es la tradición conectada con el blues. En los 60 hubo varios géneros diferentes, pero de blues, nada. No tuvimos un equivalente a lo que en Argentina representaban Almendra, Pescado Rabioso, Color Humano o Manal, grupos bien arraigados en el blues, que es la raíz del rock. Es como si hubiéramos quemado una etapa fundamental. Y lo mismo pasó con el soul", explica el autor.
¿Alguna hipótesis para explicar esos vacíos? "Quizá haya respondido a una elección estética –medita Cornejo–. Los músicos de esa época prefirieron engacharse con la psicodelia, el garage, el acid rock, lo progresivo, el punk. Y fíjate que todos son géneros blancos. En cambio, el blues y el soul que nos faltaron eran géneros negros. No he desarrollado una hipótesis, pero algo debe haber allí. Hay un indicativo".
Ausencias que, sin embargo, ya han empezado a corregirse, en opinión del autor. El surgimiento de muchas nuevas bandas de múltiples géneros y el retorno de varias otras que habían desaparecido de la escena muestran también otra verdad contundente: "Por primera vez estamos experimentando la longevidad de las bandas. Y eso es bueno porque contribuye a liquidar un mito que aún existe acá en el Perú: que el rock es solo una expresión juvenil. Eso es una tontería", señala Cornejo.
SER O NO SER
Desde luego, son muchas las observaciones que ha recibido Cornejo tras la selección presentada. Que tal grupo falta, que el otro no debería estar, que este tendría que remplazar a aquel. Un juego de añadidos, omisiones e intercambios del que él estuvo plenamente consciente al comenzar el libro. "Hay bandas que yo mismo siento que debieron estar en esta entrega, como el caso de Silvania, pese a que no desarrollaron su carrera aquí, sino en España. Y en los 60, indudablemente Los Doltons, aunque haya quienes digan que lo que ellos hacían pertenece a la nueva ola. Pero allí otra vez estaríamos entrando en esa arena movediza que es la definición del rock", afirma.
¿Qué banda no incluirías jamás? "En principio, la idea es no descartar a nadie, sino incluir a la mayor cantidad posible. Hay muchos grupos, como por ejemplo Rio, que no me gustan en absoluto, pero tienen importancia. No puedes sacarlos del conjunto", responde el autor. ¿Y Gian Marco encaja en el rock? "Esa es una muy buena pregunta y yo también me la he planteado. Es difícil, pero creo que no encaja. La razón sería, nuevamente, que es un artista que no ha decidido integrarse dentro del circuito. A Gian Marco no lo encuentras en festivales de rock, algo que sí pasa, digamos, con La Lá, que sí está en el libro", remata.
Una tarea, como se ve, colosal. Y de la que han quedado fuera grupos de metal, propuestas underground, interesantes bandas de provincia. Fuera por ahora, claro. Porque para este año ya se anuncian dos volúmenes más de la enciclopedia con seguridad. Y todos los que puedan venir después y sumarse a esta obra abierta y abarcadora.