Además de particular, el trabajo de Fernando Valcárcel es complejo y desafiante. Como director de la Orquesta Sinfónica Nacional, el ensamble más importante del país, no solo tiene que preocuparse por que los ciudadanos conozcan las obras de los grandes maestros europeos, sino también introducir las propuestas académicas y populares de autores nacionales. Desde el Gran Teatro Nacional, centro de operaciones de la orquesta que se ubica en medio de las caóticas avenidas Aviación y Javier Prado Este, él y el grupo de intérpretes que lo acompañan tratan de darle la vuelta a los problemas y seguir adelante.
Con casi nueve años en el puesto y más de 240 presentaciones al frente de la OSN, el maestro se toma unos minutos del ensayo para el recital de hoy para conversar sobre la situación y el futuro del ensamble.
— ¿Diría que la OSN está al mismo nivel que sus pares de la región?
Creo que sí. De hecho que hay orquestas superiores en Sudamérica, pero es normal porque son ensambles que han tenido desarrollos artísticos y económicos muy distintos e ininterrumpidos. La competencia con ellas vendrá después, si es que viene. Nosotros, primero, queremos ser un referente cultural en el Perú, que la gente conozca a su orquesta y que se sienta representada. De alguna manera, hemos hecho cosas transgresoras porque no a mucha gente le gusta que mezclemos la música académica con la popular.
— Justamente, se ha incluido en el repertorio de la OSN composiciones peruanas, tanto académicas como populares. ¿A qué responde esa apuesta?
A romper barreras, a un espíritu provocador. Lo peor que podríamos ser es complacientes: hay que generar una crítica, hacer que las personas escuchen cosas nuevas. Mira, yo soy una persona tradicional que considera que la música europea escrita entre los siglos XVII y XIX es la mejor de todos los tiempos. Soy el primero en suscribir que no hay música que pueda superar a la antigua, pero sé que existe una abundante producción universal posterior y eso me obliga a replantear mi forma de ver las cosas. En todo caso, creo que en el Perú hay un gran hueco en lo que son las obras del siglo XX, por no decir XXI. Nosotros tratamos de llenar ese vacío porque no era posible que aquí no se hayan estrenado la “Novena sinfonía” de Mahler o “Turangalila” de Messiaen. Estamos un poco retrasados, pero queremos que el público tenga acceso a obras diversas, no necesariamente para que les guste, pero sí para que las conozca. Lo mismo sucede con la música popular. Hay obras importantes que se han hecho a nivel universal y principalmente en el Perú. Así como la gastronomía, creó mayor consciencia sobre lo que somos, la música también tiene que romper barreras. Hemos hecho hasta cumbia peruana con Bareto.
— ¿El cambio de repertorio ha impactado en la asistencia del público?
Yo creo que sí. Esperamos no traicionar al público cautivo y fiel, que continúa viniendo a pesar de los cambios. Hoy haremos, por ejemplo, un concierto más tradicional con los éxitos de la música académica. Pero creo que en general hemos llegado a un público más joven.
— ¿Diría que las temporadas de instituciones como la Sociedad Filarmónica, por ejemplo, han opacado a la suya?
No, al contrario. Es verdad que hay una competencia natural y sana, pero son disímiles. Lo que esas instituciones suelen programar es más tradicional: traen a grandes artistas a tocar las obras clásicas europeas y, cuando se trata de óperas, también son las del pasado. La OSN también lo hace, pero no deja de ofrecer música contemporánea en mayor medida. El año pasado estrenamos “El castillo de Barbazul” de Bartók, algo que no se hace. Ellos tampoco hacen música peruana y esa es una de las críticas que yo hago. Nosotros llenamos un vacío. Hasta la fecha, creo que hemos cumplido casi con el 100% de autores peruanos del siglo XX, por lo menos tocando alguna de sus obras.
— ¿Existe una política de invitación a destacados músicos peruanos que viven en el extranjero a ser parte de las temporadas de la OSN?
Sí, y la orquesta, a medida que va creciendo, se vuelve cada vez más exigente. Aquí tienen que actuar como solistas aquellos que lo merecen, que han llegado a una perfección técnica y que tienen trayectoria. Y hay figuras peruanas que cumplen esos requisitos. Lo ves en Ximena Agurto, cantante de primer nivel que podría estar en cualquier parte del mundo. Antes han venido Miguel Harth-Bedoya, Carlos Johnson, Leticia Moreno. Pero así como a ellos, también le damos oportunidades a los cantantes de nuestro coro. Un ejemplo es que en dos semanas haremos “I pagliacci” con ellos.
Sepa más
El 2 de agosto la OSN continuará con las presentaciones de su temporada en el Gran Teatro Nacional. Bajo el título “Valses y otros favoritos”, el ensamble interpretará los clásicos favoritos, entre los que destacan “Je dis que rien ne m’epouvante” de la ópera “Carmen” de Bizet; “Quando m’en vo’” de “La bohème” de Puccini; y “Summertime” de George Gershwin.
-Dirección: Av. Javier Prado Este 2225, San Borja.
-Hora: 8 p.m.
-Entradas: Teleticket